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sábado, 19 de julio de 2014

LA INERCIA DEL MIEDO

AL MANDO DE LA DECADENCIA
 La señora nombra a su nuera por decreto, se convierte en un comentario en algunos portales y el fenómeno que abona todos los abusos desde el año 2003 se repite: la oposición es espectadora. La más pasiva de las espectadoras porque los individuos en twitter y en los diarios reaccionan con indignación.
Lo peor no es este acto que la señora realiza sin ninguna vergüenza, sino el permiso de monarca que se le ha ido otorgando desde el momento de máximo temor al régimen kirchnerista en sus primeros años, cuando el país se dividió entre sus súbditos, sus cómplices y los asustados, como si un gritón que manejaba a Moyano y a la AFIP y tenía una afición por las cajas fuertes, hubiera sido un equivalente de Kim Jong Il.
De todo eso y del nacimiento de una “nueva política” consistente en no pelarse con nadie para poder tomar muchos cargos evitando problemas, quedó el tratamiento entre algodones del matrimonio déspota, disfrazado de “respeto a las instituciones”, lo que para ellos quiere decir “que hagan lo que quieran”.
Por eso la gravedad del episodio de la nuera, porque revela este fenómeno que solo se da en la Argentina, donde la titular del abuso es dejada de lado como centro de la crítica para ocuparse de sus débiles monigotes. Oposición y medios juegan a “ella no se da cuenta”. No pudo haber hecho más para demostrar su complicidad con el señor Boudou, pero todavía están los charlatanes como una abrumadora mayoría diciendo cosas como “la presidente debería darse cuenta del daño que hace la presencia del vice presidente”. O si no “Boudou le hace muy mal al gobierno”, como si estuviéramos ante un grupo de repúblicos con una manzana podrida.
Algo muy serio está pasando en la Argentina y es peor que el hecho de que se confunda la institucionalidad de una república con la de una monarquía absoluta. Es el crecimiento de esa práctica política del silencio, pensando en los negocios futuros o presentes, bajo el infame disfraz de la moderación.
No existe otro país, chavista o no chavista, salvo los totalitarismos donde no se mueve una mosca, en el que el titular del gobierno, el que maneja todos los hilos de la corrupción, el disparate y la mentira descarada, no es el centro de la crítica y si lo son sus bufones. Eso es lo que mantiene al kirchnerismo en pie, pese a ser el peor gobierno imaginable.

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