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jueves, 18 de septiembre de 2014

En Chaco, abusaron de Abuelas de Plaza de Mayo: otra gran frustación en la industria textil, de diseño y confecciones

Las últimas apariciones públicas del senador Eduardo Aguilar auspiciando prendas confeccionadas en Chaco parecieran expresar la frágil memoria de quienes no reconocen que la historia no comienza todos los días, sino que -por el contrario- es la sucesión de hechos y de acontecimientos unidos por un hilo conductor, aunque no resulte conveniente a los intereses de dirigentes, funcionarios y candidatos.
El presunto logro de la industria de la confección está inexorablemente atado al fracaso inducido del proyecto Polo Textil, que representa el caso extremo de abjuración de las promesas del gobierno de Jorge Capitanich, que esta vez conspiró contra el proceso de germinación del ideario de Abuelas de Plaza de Mayo, quienes planteaban la inclusión social por via del trabajo de las clases postergadas y excluidas. El proyecto asomó cargado de promesas; sin embargo, antes de nacer quedó claro que los impulsores políticos chaqueños solamente se dedicarían a prometer y calcular para obtener dudosos beneficios propios.
Antes de diciembre de 2007 referentes de Capitanich tomaron contacto con el diseñador chaqueño Teo Gincoff. Buscaron acortar distancias con otros posibles emprendimientos, explotando la veta que aquél más conocía, que era el mundo del diseño. Explotaron la declamada intención de cerrar en la provincia la cadena primaria, industrial y comercial del algodón. Más allá de muchos actos y de reiteradas declamaciones, las principales textiles en el Chaco se radicaron antes de 2007. El discurso del naciente Frente Chaco Merece Más apuntaba a crear lo que la provincia no tenía, o sea el proceso de industrialización que va más allá del hilo y de las telas. Se debería competir con grandes ventajas comparativas frente a otras provincias argentinas que con fuertes promociones impositivas ganaron la carrera, como también con el centro porteño y el conurbano bonaerense, que permitió llevar la industria de la confección lejos del suelo chaqueño a pesar que somos el primer productor de algodón. Además, el proyecto Polo Textil debía servir para cambiar el perfil de provincia agro-ganadera, impulsando la industrialización en Chaco sobre la base de una materia prima local, que con mayor demanda debería detener la lenta pero sostenida desaparición del algodón a manos de los reyes de la soja.
Gincoff conocía perfectamente el negocio. Además, contaba con el plus que lo transformaba en el hombre casi perfecto para el lanzamiento del proyecto porque era muy allegado a la figura consular de Estela de Carlotto, la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, y por esa misma vía tenía línea directa con Néstor Kirchner. El diseñador era uno de los pocos que se atrevió a denunciar algunos matices de la matriz de corrupción que invadía, se instaló y prospera en el gobierno chaqueño. Pero, tropezó con los obstáculos que significaron el poder político y la actuación del fiscal de investigación penal Norberto Javier Azcona.
De hecho, no ha quedado prácticamente nada de la idea original de generar un verdadero polo textil, integrando la producción primaria con los sectores industrial, comercial y del trabajo. Lo mismo ha ocurrido con la educación y la capacitación. El gobierno no tuvo contemplaciones para apartarse del camino que proponía la real posibilidad de inclusión social por vía del trabajo. Sin embargo, con mucho entusiasmo se aferró a otros, como el escandaloso proyecto de Sueños Compartidos que encabezara la Fundación Madres de Plaza de Mayo, severamente cuestionado por muchos sectores y personas y por la Auditoría General de la Nación, con investigaciones judiciales abiertas en tribunales civiles y penales. Varios de sus primeros protagonistas entrecruzaron denuncias. Casi todos se enriquecieron, incluso quienes continúan viviendo en Chaco del residual de Sueños Compartidos. Finalmente, el proyecto colapsó en un escenario de grandes bataholas, bajo un estruendoso silencio de la gestión Capitanich a pesar de que debió destinar varios millones de pesos de los chaqueños para continuar con las obras paralizadas. En algunos casos, se llegó a pagar más del 50 por ciento del precio final de obra, a pesar de que los fondos totales habían sido girados desde Nación. Sueños Compartidos terminó siendo una pesadilla, un paradigmático caso de corrupción y afectó profundamente a Madres de Plaza de Mayo conducidad por Hebe de Bonafini, mientras que continúan impunes los restantes personajes que saquearon en nombre de esta emblemática organización de derechos humanos.
Dólares mexicanos
El primero en abordar a Gincoff fue el actual presidente de la Fiduciaria del Norte, Miguel Aquino, durante el último tramo del gobierno de Roy Nikisch. Aquino se presumía ministro de Economía de un posible gobierno de Capitanich. Fue el encargado de presentar al diseñador a un docente universitario y a su secretaria, quienes finalmente se quedarían con el Ministerio de Economía.
Tras la última aparición del senador Aguilar en la lista de legisladores que contratan a sus familiares, después de la nota publicada por el diario La Nación, el chaqueño reveló el parentesco y el origen de su asistente y pareja, Alicia Aguilar. Una tarde de junio de 2007 Gincoff se encontró con ellos y conversaron, según recuerda, en el café “Serena”, que hoy se llama “No me olvides”, del artista plástico Milo Lockett. El interés era contactar, a través del diseñador, a empresarios mexicanos que estaban interesados en invertir en granos, industrias afines e infraestructura portuaria, con los que Gincoff mantenía relaciones comerciales. Se le transmitió a Gincoff la necesidad de un proyecto de industrialización de la cadena textil. Desde este punto de arranque se unirían el destino de los tres, en tormentosas relaciones durante los años siguientes, hasta que Gincoff denunció a todos en la justicia penal.
La relación con Abuelas y el mercado del diseño llevaron al exministro Aguilar y a su joven asistente a tratar de conocer si Gincoff tenía algún proyecto en relación con el tema, lo cual era así por su éxito a nivel nacional con la marca ecológica Tatú , confeccionando prendas con las comunidades QOM con telas de Chaco. Aguilar luego lanzaría la marca Chacú, imitando el nombre. Tras aquel primer encuentro, la agenda volvería a reunirlos ya con Capitanich como gobernador en TN Platex , del empresario Aldo Karagozian, alma mater de la Fundación Protejer. Se buscaba obtener una alternativa para la industria textil, que abarcara la confección. El nuevo gobernador quería impulsar al empresario para que invirtiera en Chaco con el objetivo de generar “diez mil empleos”. Acompañado de los dos Aguilar, Gincoff visitó la planta de Puerto Tirol. La asistente del ministro consideró que el diseñador no debía participar de la reunión, quizás ignorando que el diseñador formaba parte de Protejer y que, además, era conocido de Karagozian, quién lo invitó a estar presente. Gincoff no solamente participó, sino que esbozó algunas ideas para la creación del Polo Textil, aunque con pronósticos más mesurados que el que proponía Capitanich para la generación de empleos. Dijo que podrían crearse 3 mil puestos de trabajo. A partir de allí, quedó en manos del diseñador la concreción de la idea, en la que también estaban embarcados Abuelas de Plaza de Mayo y, según Gincoff, el propio Néstor Kirchner. Pero los Aguilar pronto le harían saber que los que mandaban eran ellos, al menos en el espacio de poder que era el Ministerio de Economía, por la estrecha relación que mantenían con Capitanich.
Por cuatro meses la asistente del exministro Aguilar le requerió la entrega del proyecto a Gincoff, quién finalmente lo presentó aunque todavía no se formalizara la relación contractual. El diseñador sospechaba que el interés real se concentraba en los flashes y en el manejo de los recursos, más que en la inclusión con trabajo. Dijo que “todos preguntaban cuándo vendrían las modelos”. Advertido de estos, Gincoff respondía “al final”. La falta del glamour pareció desilusionar a los Aguilar. Postergaron las definiciones, hasta obstruir el proyecto. Paradójicamente, un día después de entregar el proyecto escrito, el ahora presidente de la Ferichaco -entonces subsecretario- Hugo Atanasof llamó a Gincoff el 1º de mayo de 2008, día del trabajador, para despedirlo “por falta de resultados”. Un mail a la primera dama de esa época, Sandra Mendoza, salvó transitoriamente el proyecto y con su intervención y la línea directa con Capitanich el Polo Textil parecía destrabarse para avanzar con fondos propios a traves del primer fondo fiduciario de la gestión Capitanich.
El negocio
Se creó el Fondo Fiduciario de la Industria de Diseño Textil y Afines “Polo Textil Chaco”. Se consiguieron los recursos para financiar la puesta en funcionamiento de una gran fábrica de dos pisos con 2.000 m2 cubiertos ,ubicado en la esquina de las calles La Pampa y Fray Rossi de Resistencia, que por la frágil memoria de los chaqueños sería inaugurado dos veces por Capitanich y Aguilar. La primera vez en junio de 2009 y después en julio de 2011. Se preveía la capacitación de 80 operarias iniciales, que luego de un plazo de seis meses serían absorbidas -completamente en blanco y con haberes de convenio- por una empresa privada que compraría la planta, con las máquinas que incorporó el Fondo Fiduciario.
En el mismo proyecto Gincoff creó la Cámara de Indumentaria y textil (CIDITECH). Dos socios de la entidad, los empresarios Víctor Daniel Moguilner y Edgardo Andrés Ivanier, fueron seleccionados para quedarse con el negocio a través de la sociedad anónima denominada Confecciones y Servicios. No hay forma de saber por qué se inclinaron por los empresarios que eligieron. Son los mismos que antes del mundial de futbol de Brasil le vendieron a Loteria Chaqueña la mayor cantidad de camisetas de la Selección Argentina, en una operación que importó más de 9 millones de pesos, que la institución de bien público justificó –con desparpájo inigualable- como la “necesidad de promocionar” una marca o la quiniela oficial, mientras que en los comedores escolares 235.000 pibes comian una ración extremadamente sub-alimentaria, que costaba 2,50 pesos.
La capacitación avanzó con enormes dificultades. Se financió con becas que debía pagar el Ministerio de Desarrollo Social, por orden del Ministerio de Economía. Pero las transferencias de fondos se demoraron inexplicablemente por tres meses, a tal punto que las operarias decidieron movilizarse y tomar las oficinas del subsecretario de Economía Agostini, con él adentro, quién tenía los pagos retenidos. La movida posibilitó que cobraran ese mismo día. Mientras tanto, la relación de Gincoff con los Aguilar no se restableció. Los empresarios operaban en la planta con un doble comando y, según denunció el diseñador, tomaron el control de todo a los fines de confeccionar prendas para empresas privadas, negocio que podría haberse hecho más adelante, pero no durante el proceso de capacitación.
La denuncia penal de Gincoff
Con recursos aportados por el Fondo Fiduciario Polo Chaco de la Industria y Diseño Textil se instaló en la provincia la primera fábrica de confección de telas de punto. La planta se habilitó en el taller ubicado en la esquina de las calles La Pampa y Fray Rossi. Debía funcionar en un encadenado productivo de cooperativas textiles que se venían creando, instalando y funcionando en toda la provincia, para confeccionar guardapolvos para la Nación. La planta debía derivar el excedente de trabajo en esas cooperativas. El manejo y la absorción de la fábrica (incluidos los trabajadores) quedaría a cargo de Confecciones y Servicios S.A. Se pensaba capacitar a 80 operarios durante un período de seis meses, de enero a julio de 2010. Luego, la planta debía ser explotada por la empresa, que tenía que dar trabajo a todos los operarios capacitados, registrándolos como empleados permanentes.
Gincoff denunció ante la Justicia que, aún antes del traspaso definitivo, la sociedad anónima confeccionó prendas para empresas particulares, explotadas por algunos de los mismos socios y de la cámara CIDITECH, utilizando materia prima del Estado. Mientras tanto, la asistente pareja del entonces ministro Aguilar y la esposa del entonces subsecretario Sebastián Agostini se presentaban en la planta como responsables del programa para desplazar al diseñador. Tomaron medidas fuera de lo proyectado, a punto tal que se analizó en el gobierno -a nivel del gobernador Capianich- desplazar a los empresarios para seleccionar otro operador privado para la planta. Dos días antes de vencer el plazo (15 de julio de 2010) se conoció que Confecciones y Servicios había puesto en venta la fábrica, que todavía no había sido transferida definitivamente a los empresarios. Gincoff estaba de vacaciones; regresó en agosto de ese mismo año. Se encontró con la planta cerrada y paralizada, con la intención oficial -a través de Fiduciaria del Norte- de insistir con Confecciones y Servicios, inyectándole más fondos, más la decisión de relevar al diseñador del cargo, colocando definitivamente en su lugar a la asistente y pareja del ministro Aguilar.
En octubre de 2010 el caso tomó estado público el intento privado de vender la planta del Estado. Las operarias que debían pasar a trabajar en blanco en julio de ese año estaban sin empleo. Hasta ahora no se conoce el destino de los fondos inyectados, aunque finalmente decidieron rescindir los acuerdos con la empresa de Moguilner e Ivanier, en dos términos, uno público y otro privado En los diarios el ahora senador nacional afirmaba que la sociedad de Moguilner e Ivanier mostró “falta de resultados en la etapa de capacitación como en el plan de comercialización”. También dijo que “no consiguieron para quién confeccionar y a quién venderle el producto de la planta”. En privado, en los papeles, hizo exactamente lo contrario. La empresa Confecciones y Servicios S.A. no solamente dejó el proyecto por sus propios incumplimientos, sino que también fue indemnizada por orden del entonces ministro Aguilar, lo que desmostró las contradicciones y conflictos de intereses de las partes, aunque nítidamente sobresalieron los acuerdos que dañarían el interés público y afectarían los intereses del Estado, como otro caso más de una administración pródiga y licenciosa cuando administra el dinero de los chaqueños. Estos hechos fueron puestos en conocimiento de la justicia penal. El fiscal de Investigaciones Penal 9, Ernesto Azcona, no vio ningún delito y ordenó archivar la denuncia, medida que fue confirmada por la juez de Garantías 3.
Paralelamente, la planta operaba con 20 trabajadores que cobraban sueldos pagados totalmente por el Estado hasta hoy, dice el diseñador. Según la denuncia hecha por Gincoff, al proyecto se destinaron más de 7 millones de pesos del Fondo Fiduciario Polo Textil, que en abril de 2011 mudó de nombre a Prointex. El diseñador acusó que no se sabe el destino final de la millonaria suma, aunque tiene sobradas sospechasde graves irregularidades en la administración de los dineros públicos.
El ministro Aguilar se presentó en el expediente poniéndose a disposición para ser investigado. Pero no fue necesario porque el fiscal Azcona archivó el expediente, considerando que no había nada que investigar. No se permitió que Gincoff fuera querellante particular, hasta que intervino el procurador Jorge Canteros, quién por Resolución 208 de noviembre de 2013 ordenó el desarchivo y permitió que el diseñador pudiera formar parte del expediente. En ese carácter, pidió que el fiscal Azcona sea apartado, pero este último resiste su recusación, aunque ya dejó plasmado por escrito que no encuentra nada que investigar, criterio que recientemente fue desautorizado por un tribunal superior.
Festival de millones
El festival de fondos destinados a la promoción de la industrial textil no encuentra sustento en lo ejecutado desde la eliminación del Fondo Fiduciario. Por la acción o la inacción de las distintas áreas del Estado se esfumaron, sin que se sepa a dónde ni quiénes fueron sus beneficiarios, cerca de 20 millones de pesos entre 2009 y 2011. En el marco de denuncias que un fiscal cree que no tiene elementos para investigar, Teo Gincoff considera que se han escurrido -en el marco de aquel Fondo Fiduciario de la Industria de Diseño Textil y Afines “Polo Textil Chaco”- cerca de 7 millones de pesos, pero que luego de su apartamiento del escenario provincial dicha suma millonaria se habría multiplicado por tres, luego de cambiar la denominación Polo Textil por el de PROINTEX, según los estados contables del período 2012 a los que pudimos acceder. A esto deben añadirse 1.5 millones de pesos del nuevo Fondo Fiducuario Industrias Textiles Chaco, que fue creado con el propósito de comprar las maquinarias para la instalación de una planta de lavadero industrial para la tela denim. Santana Textiles, según el Decreto 1187/12, genera en la provincia la materia necesaria para el desarrollo de un proceso de confección inédito. Permite la terminación de detalles de localizados, batik, roturas, suavizados, teñidos, Stone, laser, estático y arrugas, entre otros. Lavaderos de este tipo se encuentran radicados en diversas partes del país, como Cafayate o en la provincia de Buenos Aires. En medio del funcionamiento de estos dos fondos fiduciarios, en septiembre de 2010 la Cámara de Diputados sancionó la ley 6621, creándose el Fondo para el Desarrollo del Empleo Industrial. El entonces ministro Eduardo Aguilar pretendió llevarse el crédito de la sanción de esta ley; pero, la Legislatura reparte la autoría entre diputados del oficialismo y de la oposición. La ley creó un fondo de 50 millones de pesos anuales para competir con los diferimientos impositivos que la Nación mantiene para un grupo de provincias cuyanas. Se prevé, incluso, que este fondo se haga cargo del pago total del impuesto a las ganancias de la industria, de acuerdo a la cantidad de empleos que genere. El Fondo está en pleno funcionamiento, pero no la parte que asegura su transparencia. Contempla la creación de una Comisión de Seguimiento y Evaluación, que debe expedirse trimestralmente, sobre la conformación y asignación de los recursos del Fondo.
Según Gincoff, por lo menos otros 2 millones de pesos salieron del FODEI para financiar al sector textil. Sin embargo, el impacto más significativo de esta norma significó la “revocación” de los siguiente fondos fiduciarios: Fondo Fiduciario de la Industria de Diseño Textil y Afines “Polo Textil Chaco”, Fondo Fiduciario de la Industria de Diseño Textil y Afines “Polo Textil Chaco” II, PROINTEX y Fondo Fiducuario Industrias Textiles Chaco. En diciembre de 2011, un año después de sancionada la creación del FODEI, se firmó el Decreto 2480 para ejecutar la paradigmática “revocación”. De paso, se dejó sin efecto la designación de Gincoff al frente de la Unidad Ejecutora del Fondo del Polo Chaco Textil. Con este decreto desaparecieron los últimos eslabones del alentador proyecto de capacitación impulsado por Abuelas de Plaza de Mayo, y también el interés por la compra del lavadero industrial. Paralelamente, quedaron inutilizadas -entre otros- dos centros de confección, una sastrería industrial para lasmujeres del personal de la Policía del Chaco y un taller textil en la alcaidía de mujeres que debía a confeccionar colchones ignífugos para los centros penales de la provincia, con un costo que podría estar cerca del millón de pesos en conjunto. Solo para ejemplificar, vale señalar que hace pocas horas la Policía tuvo que llamar a licitación privada para adquirir colchones y almohadas ignífugas. Para comprar uniformes para 6.500 policías durante el año 2015, contemplándose las incorporaciones que se producirán el año que viene, el Estado debe gastar 50 millones de pesos, que lamentablemente no están previsto en el proyecto de presupuesto que el Poder Ejecutivo enviará los próximos días a la Cámara de Diputados.
Pantalla
La política de derechos humanos del gobierno provincial fue un argumento reinvindicativo muy importante. Fue especial el acercamiento con la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Son conocidas las escandalosas condiciones que se dieron en torno al programa Sueños Compartidos. Las Abuelas de Plaza de Mayo no aportaron fondos, sino un modelo de trabajo y de inclusión, pero que no pareció atractivo sin los millones administrados por la Fundación de las Madres. Las Abuelas reclamaron al gobierno el cierre de la planta, pero en el Chaco nadie respondió. La indiferencia se volvió más notoria cuando numerosos funcionarios se apuraron por celebrar la recuperación del nieto de Estela de Carlotto. Desde el primer día, recuerda Gincoff, los funcionarios chaqueños estuvieron más preocupados por el glamour y por las modelos antes que por las acciones para imponer una industria vital y trascendente para Chaco, con inclusión social a través de la generación de puestos de trabajo.
Actualmente el gobierno publicita inversiones privadas para el desarrollo de la industria de la confección, pero no se habla de la cantidad de empleo que generarían, ni de la gran cantidad de cooperativas que están desperdigadas por distintos puntos de la provincia, que tuvieron la expectativa de trabajar en una actividad rentable. Terminaron con los costureros literalmente abandonados. El Estado siguió poniendo recursos en una pequeña cámara de confeccionistas, que se desarrolló también en el marco del Polo Textil, pero que no tiene incidencia en la creación de empleo. Solo para citar un ejemplo, la fortísima inversión de cerca de 10 millones de pesos que hizo Lotería Chaqueña en casi una decena de empresas que se dedican a la sublimación de remeras benefició a un grupo de empresas que, entre todas, tienen un solo empleado registrado, lo que es un verdadero disparate, sobre todo si se tiene en cuenta que Chaco una provincia es estructuralmente atrasada en materia de producción y empleo, condicionada por la pobreza y la exclusión social, y atravesada por la corrupción.
Resistencia, 18 de septiembre de 2014
FUENTE:  http://www.centromandela.com/
 

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