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jueves, 20 de septiembre de 2018

Solar fotovoltaica: empresas pymes aseguran que el mercado “avanza”, pero esperan la implementación de la Ley de Distribuida

20 de septiembre de 2018
Energía Estratégica
Por Energía Estratégica.
info@energiaestrategica.com



Desde la compañía Géneron afirman que están recibiendo más consultas que tiempo atrás, pero señalan que hoy el negocio está en su asesoramiento a empresas en eficiencia energética. ¿Se publicará el Decreto Reglamentario en octubre? Es lo que espera el sector.

Hoy en la Argentina son contadas las provincias que tienen un marco regulatorio que permite a usuarios residenciales, comerciales e industriales inyectar energía limpia a la red eléctrica.
Santa Fe, Salta y Mendoza son algunas de ellas, mientras que muchas otras están esperando que el Poder Ejecutivo nacional dé el gran salto, reglamentando la Ley 27.424 de Generación Distribuida mediante energías renovables, para así adherir a la normativa.
Esto permitirá que usuarios de todo el país puedan conectar sus propios paneles solares fotovoltaicos o cualquier otra fuente de energía renovable para generar su propia energía.
En diálogo con Energía Estratégica, Javier Costarelli, Gerente de Marketing y Comunicación de Géneron Energías Renovables, destaca que las consultas para la compra de paneles solares fotovoltaicos van en ascenso.
“El mercado de energía fotovoltaica está avanzando de a poco en el país”, señala y enfatiza sobre la reglamentación a nivel nacional, que incentivaría aún más el negocio.
Según fuentes del empresariado, estaría todo encaminado para que entre principios o mediados de octubre sea publicado el Decreto Reglamentario de la Ley 27.424.
Mientras tanto, Costarelli explica que el fuerte de la empresa pyme mendocina es la eficiencia energética. “Vender energía es importante pero al hacerlo sin incentivos no es tan atractivo, por eso es que se está haciendo mayor foco en cómo se utiliza”, indica.
“Estamos ofreciendo servicios para empresas, sobre todo compañías de grandes consumos de energía”, asevera el Gerente de Géneron Energías Renovables.
“La idea es tratar de hacer lo más eficiente posible el uso de la energía para que tengan una reducción de costos importantes a la hora de producir”, puntualiza.
Y señala: “un tema recurrente con el que nos encontramos es viejos paradigmas de uso que deben ser modificados para optimizar el recurso energético. Nos pasa mucho con campos, donde tienen mucha capacidad instalada de energía pero la mal utilizan”. “El ahorro más importante es cuando se optimiza el uso”, destaca el empresario.

viernes, 23 de febrero de 2018

“Un sátiro suelto en Santa Cruz”, por Federico Andahazi

Segunda parte.

El escritor contó la segunda parte de una de las historias más terribles de la Patagonia

Federico Andahazi“Después de tres abusos, el último a la mismísima ahijada del jefe de la Policía, por fin, lo pudieron atrapar. Para sorpresa de la población, resultó que el pervertido era el oficial Gómez Rouco, Segundo Jefe de la Policía, que escondía su identidad bajo un pasamontañas negro”

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Segunda Parte
Alfredo, ayer comencé a contarte una historia poco conocida que ocurrió en el año 1982 en la provincia de Santa Cruz.
Repasemos: hizo su aparición en la tranquila Río Gallegos, un personaje temible: “El sátiro del pasamontañas”. Así bautizaron los medios al primer violador serial de la Patagonia, porque atacaba sexualmente, de manera brutal, a sus víctimas, mujeres menores, con la cara cubierta.
Después de tres abusos, el último a la mismísima ahijada del jefe de la Policía, por fin, lo pudieron atrapar. Para sorpresa de la población, resultó que el pervertido era el oficial Gómez Rouco, Segundo Jefe de la Policía, que escondía su identidad bajo un pasamontañas negro.
Te decía que el fiscal del caso fue Rafael Flores, un gran abogado y una gran persona, y que ejerció una acusación impecable contra el policía violador. Te decía también que Flores ya conocía al tal Gomez Rouco porque él mismo había sido objeto de un torpe intento de espionaje por parte del policía. Así me lo relató el propio Rafael Flores al entrevistarlo para mi libro “Pecadores y pecadoras”:
“Yo lo había tratado anteriormente a Gómez Ruoco porque él se presentó en mi estudio una tarde. Era un tipo lúcido, educado. Había llegado hacía poco a Río Gallegos y, con la excusa de presentarse, en realidad me estaba interrogando, quería saber en qué andaba yo, si hacía política. Esto durante la dictadura. Era un evidente trabajo de inteligencia; pero resultaba hasta divertido, era muy evidente, así que yo le contestaba, le contaba.”
Pese a la certeza de estar acusando a un oscuro personaje de la dictadura militar, Rafael Flores no sólo tuvo la valentía de sostener su posición ética y jurídica, sino que soportó estoicamente los argumentos de la defensa del oficial abusador.
El violador, por su parte, había contratado para su defensa a un estudio jurídico que solía patrocinar a las grandes empresas de Río Gallegos. El abogado del abusador apeló al repertorio de las artimañas jurídicas, de los fríos tecnicismos y de las chicanas descalificatorias. Entre otros destemplados argumentos, el bufete de abogados contratado por el violador adujo que, de acuerdo con las pruebas obrantes, “sólo” podía probarse que el acusado había obligado a las víctimas a practicarle sexo oral y que, eso no constituía violación. El testimonio de Rafael Flores sobre aquel episodio resulta vital para la reconstrucción del juicio, ya que, según él mismo aclara, no quedó registro escrito de la polémica entre la acusación y la defensa.
A propósito, el entonces fiscal de la causa, recordó: “Yo sí, en ese caso, lo acusé a Gómez Ruoco como violación. Consideré que ése punto era violación, pero la polémica no fue escrita, sino verbal”.
El argumento de la defensa insistía en el hecho de que la obligación a practicar sexo oral forzado no constituía violación. Este argumento, éticamente inaceptable, no sólo agrega humillación al abuso, sino que ofende a la víctima, vulnera su integridad moral y suma daño anímico al tremendo daño físico. De hecho, es una argumentación cuya lógica reside en culpabilizar a la víctima para exculpar al victimario. Frente a los tecnicismos irritantes de la defensa, Rafael Flores, mientras escuchaba al abogado defensor, se indignaba en silencio. Sobre aquella polémica, evocó: “Es una discusión técnica que a mi siempre me pareció indignante. Era una discusión que no podía existir. Yo tengo dos hijas y pensaba en ellas, ¡mirá si no voy a decir que a mi hija la violaron!”
Entonces, en un determinado momento, el fiscal no pudo evitar interrumpir al abogado defensor del policía violador para apelar a su conciencia: “¿Qué hubiera pasado si a tu hija le hicieran esto, hubieras dicho que a tu hija la violaron o no?”
Finalmente, a pesar de los tecnicismos del defensor, se hizo justicia. El tribunal, escuchando los argumentos del fiscal ad hoc y en vista de los horrendos abusos cometidos por el oficial Gómez Ruoco, dispuso condenar al acusado a 19 años de prisión, una pena muy cercana a los 22 años que había pedido Rafael Flores.
Como era de esperarse, la reacción de los apólogos de la dictadura militar no se hizo esperar. Flores recuerda que no bien se enteró del fallo, un juez a cargo de un juzgado Federal lo increpó con dureza. Así me lo contó:
“Cuando llego al juzgado, me dice la secretaria: “El juez quiere hablar con usted”. Entro en el despacho del juez y ahí empezaron los gritos: “¡Vos sos un hijo de puta, por culpa tuya condenaron a un héroe de la lucha antisubversiva!”. Esas fueron sus palabras textuales referidas a Gómez Ruoco.”
No caben dudas acerca de la semblanza moral del policía en cuestión: un comisario violador que había abusado de varias menores y, por añadidura, cumplía tareas de espionaje y represión para la dictadura militar. ¿Quién había asumido la defensa de este primoroso personaje?
Consultado sobre si recordaba este detalle, Rafael Flores afirmó sin vacilar: “ El estudio que lo defendió fue el del Dr. Kirchner, Nestor Kirchner. Eso es un hecho. Es rigurosamente cierto”.
Sería imposible que Rafael Flores no recordara a su compañero de militancia, aquel con quien compartió, al menos por unas pocas horas, la celda de una comisaría cuando fueron demorados al comienzo de la dictadura.

jueves, 22 de febrero de 2018

“Un sátiro suelto en Santa Cruz”

por Federio Andahazi

El escritor repasó la historia un terrible personaje patagónico.

Federico Andahazi: “Cuando las aguas se calmaron y parecía haberse tratado de un hecho aislado, sucedió lo que muchos temían: un segundo ataque, idéntico al anterior, sembró el pánico en Río Gallegos”


Primera parte (Para escuchar)

Alfredo (Leuco), hoy traigo un episodio increíble de nuestra historia reciente, uno de esos capítulos que todavía no llegaron a los escritorios de los historiadores, pero que son imprescindibles para comprender cómo se escribe la historia.


Varias veces mencionamos en este programa los fallos de Eugenio Zaffaroni, puntualmente, el caso Tiraboschi. Recordemos que gracias a ese fallo vergonzoso, Zaffaroni decidió atenuar la condena a un violador de una menor porque la abusó con la luz apagada. Bueno, hoy te invito a descubrir a otro personaje, un abogado muy famoso, de la misma catadura, que cuando te diga de quién se trata, te vas a sorprender.
La historia es así:una destemplada mañana patagónica de 1982, al gélido viento de la tranquila ciudad de Río Gallegos se sumó el frío de una noticia que congeló la sangre de la población: una adolescente había sido violada en las afueras de la ciudad. Los diarios y los propios vecinos comentaban el hecho con justificada alarma. No era frecuente que en Santa Cruz sucedieran ataques sexuales. A las versiones periodísticas se agregaban otros datos escalofriantes: la ferocidad de la agresión y el aspecto siniestro del violador que ocultaba la cara debajo de una pavorosa máscara negra. Los padres de las adolescentes estaban aterrados.

Cuando las aguas se calmaron y parecía haberse tratado de un hecho aislado, sucedió lo que muchos temían: un segundo ataque, idéntico al anterior, sembró el pánico en Río Gallegos. La noticia pasó a la primera plana de los diarios y los conductores de los noticieros hablaban del tema con indignación. La víctima, otra mujer joven, relató que el violador, igual que en el primer caso, tenía la cara cubierta.
El jefe de policía local y sus colaboradores intentaban llevar calma. Pero a los pocos días, el misterioso personaje volvió al ataque. Se trataba del primer violador serial de Río Gallegos y los medios lo bautizaron como “El sátiro del pasamontañas”.

De acuerdo con uno de los relatos, el violador amenazaba a sus víctimas con un arma semejante a la que usaba la policía. Por otra parte, no dejaba de resultar llamativa la impunidad con la que actuaba el “sátiro”. Muchos vincularon estos dos hechos y dirigieron la mirada a la propia policía. Sin embargo, una nueva aparición del violador parecía desmentir estas sospechas: el sátiro del pasamontañas había abusado de la ahijada de un ex jefe de la Policía de la provincia. Fue la gota que colmó el vaso. Pocas horas después, con todas las fuerzas movilizadas, por fin, lograron atrapar al violador. Cuando el indignado jefe policial que había jurado vengar el honor de su ahijada arrancó de un tirón el pasamontañas que cubría la cara del criminal, la sorpresa fue mayúscula. ¿Quién era el célebre sátiro? Se trataba del oficial Gómez Ruoco, Segundo Jefe de la Policía Federal de Río Gallegos.

El caso llegó a la justicia. La acusación quedó a cargo del Dr. Rafael Flores, un abogado honesto que había sido detenido en los comienzos de la dictadura militar en 1976 junto a un compañero de militancia. Sin embargo, el propio Rafael Flores se ha ocupado de aclarar que jamás fue funcionario de la dictadura, que su participación en el juicio fue como fiscal ad hoc, recordemos que esto transcurría en 1982.

Me dijo Rafael Flores, quién entrevisté cuando escribí la “Historia sexual de los argentinos”, que “desde que existe Poder Judicial organizado sucede que, en algunos casos, los jueces, defensores y fiscales no pueden actuar por una variedad de razones. Si no se los puede reemplazar por otro funcionario se sortea un abogado de la matrícula para que actúe ‘ad hoc’; esto constituye una carga pública. En aquellos años, con una estructura pequeña de la justicia de Santa Cruz, todos los abogados del foro actuábamos varias veces reemplazando a los defensores y fiscales. Obviamente eso no nos transformaba en funcionarios.”

Cuando lo entrevisté para la reconstrucción de este episodio, Rafael Flores recordó que debió tomar el caso contra sus deseos: “Justo faltaba una semana para que empezara la feria. Pero como no había fiscal disponible, tuve que aceptar”.

Rafael Flores, como fiscal, ejerció una acusación impecable contra el policía violador, destacando la gravedad de los delitos contra las menores. No le tembló el pulso al elevar su índice acusatorio, ni temió por su integridad al inculpar a un alto funcionario policial de la dictadura militar, un represor que hacía trabajos de Inteligencia. De hecho, un tiempo antes, el propio Rafael Flores había sido objeto de un torpe intento de espionaje por parte de Gomez Ruoco.

Alfredo, hasta acá tenemos el frío de Santa Cruz, varias menores ultrajadas, un violador serial que se ocultaba detrás de un pasamontañas y resultó ser, nada menos, un subjefe de la policía. Del otro lado había un fiscal honesto que había sido detenido junto a un compañero de militancia en los inicios de la dictadura allá por 1976, y ahora estaba decido a mandar a este violador a la cárcel. Pero todavía nos falta saber quién fue el abogado defensor del violador y saber cómo terminó este juicio que mantuvo en vilo a la tranquila Santa Cruz allá por el año 1982. No vas a poder creer el final de esta historia que parece una novela policial.

Te puede interesar: “La enfermedad de la soledad”, por Federico Andahazi


FUENTE: https://radiomitre.cienradios.com/un-satiro-suelto-en-santa-cruz-por-federio-andahazi/

sábado, 13 de enero de 2018

Preparados …, apunten …,

Por: 


"Se daba cuenta de que ninguna potencia estaba en condiciones de resistir el desgaste del tiempo; sólo la gloria de quien ha vivido con honor crece con el paso de los años". Valerio Massimo Manfredi
Cuando la semana pasada me pregunté hasta cuándo la sociedad estaría dispuesta a tolerar, con marcada indiferencia, el permanente chantaje de los eternos dirigentes gremiales, ignoraba que finalmente, y con décadas de atraso, tanto la Justicia como el Ejecutivo, nacional y provincial, habían decidido tomar el toro por las astas y avanzar con la depuración de la corporación más despreciada del país, integrada por delincuentes dispuestos desde siempre a generar los peores conflictos laborales para evitar que se posara sobre sus patrimonios la lupa judicial.
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El método extorsivo fue claro –mientras los dejaran incrementar sus negocios personales, ofrecían paz social; de lo contrario, el país se paralizaría- y lo sufrieron tanto los gobiernos civiles cuanto militares; basta recordar que fue nada menos que el Tte. Gral. Juan Carlos Onganía quien les cedió el control de los servicios de salud, tal vez la fuente más importante de ingresos non santos de los grandes bonetes del sindicalismo argentino. No voy a mencionar aquí, por ser innecesario, la lista de los jefes gremiales presos –todos obscenos exhibicionistas- pero debo detenerme en los dos poderosos capi de tutti capi, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo.
El primero siente ya el aliento de los ahora atentos jueces en la nuca, y no sólo los locales. Una de sus negadas propiedades, la empresa de recolección de residuos Covelia, es investigada por movimientos de dinero sospechosos por la Justicia suiza; cuando el primer pedido helvético llegó a los tribunales argentinos –simplemente, un listado de las causas penales que involucraran al Negro- éste, a la sazón Secretario General de la CGT, decretó un paro general contra el gobierno de Cristina Elisabet Fernández.
Ayer mismo fue denunciado, conjuntamente con su hijo Pablo, su testaferro Patricio Farcuh y el propio Sindicato de Camioneros, por evasión impositiva por la suma sideral de cuatro mil millones de pesos y el consecuente lavado de dinero. Con la monumental expansión de sus actividades –empresas constructoras, correos privados, fútbol, barras bravas, residuos urbanos, sanatorios, farmacias, hoteles, inmuebles y rodados varios, etc.- y con tantos flancos expuestos, es previsible que ponga a parir al país entero, con la paralización del transporte de alimentos, de combustibles, de basura y de dinero, y habrá que ver cuán dispuestos estamos todos a no ceder ante sus aprietes, ya que dirá mucho sobre nuestra voluntad de modificar el rumbo que llevamos.
Ya su colega gastronómico, que directa y públicamente amenazó a la democracia cuando recordó cómo habían eyectado del poder a Raúl Alfonsín y a Fernando de la Rúa cuando éstos intentaron controlar un poco al poder mafioso del sindicalismo, dio un aviso a la sociedad acerca de qué podemos esperar si los avances judiciales continúan. Como Luisito es muy hábil, sus dichos no resultan punibles, aunque sean muy claros.
Pero lo que enmascara este bandido es que todos sus pares hoy en la cárcel no lo están por ser gremialistas sino vulgares ladrones, y no hay aquí una persecución política, como claman desde Milagro Salas y Luis D’Elía a Cristina Elisabet Fernández, que mandó a La Cámpora a expresar su apoyo a los preocupados “Gordos”. Todos estos han esquilmado a sus representados y, en los casos de Marcelo Balcedo y Víctor Santamaría, se transformaron en empresarios de medios de prensa para utilizarlos como escudo; lo mismo hicieron, en su momento, Cristóbal López, Rudy Ulloa Igor y Gerardo Ferreyra, que debieron cerrarlos cuando, con la caída del kirchnerismo, se cortó el acceso a los fondos ilimitados de la pauta publicitaria oficial.
Toda esta movida coincide en el tablero de comando con algunos factores complicados: la inflación, que no cede; la necesidad imperiosa de cerrar los aumentos salariales del año en términos mesurados, es decir, sin reflejar en ellos expectativas pesimistas; y el tratamiento legislativo de la poco ambiciosa reforma laboral que ha enviado el Poder Ejecutivo al Congreso. Es natural entonces que todos –incluidos los bienintencionados- nos preguntemos si estamos sólo ante una serie de movimientos tácticos para obligar a los dirigentes sindicales a “portarse bien” o, por el contrario, ante un verdadero y definitivo cambio en nuestra cultura sociopolítica tradicional.
La libertad concedida por la Cámara Federal a Amado Boudou, que estaba en prisión preventiva desde hace dos meses, acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, y que está procesado y en juicio oral por haberse apropiado de la “máquina de imprimir billetes”, da una pésima señal a los descreídos. Porque, a pesar de que muchos lo ignoran, en el caso de los funcionarios públicos, donde la carga de la prueba se invierte, son ellos los que deben demostrar que han obtenido sus fortunas legítimamente. ¡Teléfono para Cristina Kirchner!
Además, deja en evidencia que en la Argentina hay dos “justicias” diferentes: una, correcta, que utiliza el Código Procesal y privilegia el principio de inocencia y permite que los encartados transiten los procesos en libertad hasta el dictado de sentencias definitivas; y otra, caníbal, que sólo busca venganza y en la que todos los cimientos del derecho de la civilización occidental, incluida la irretroactividad de la ley penal, se ignoran para mantener en prisión preventiva a centenares de ancianos enfermos por lapsos que, en muchos casos, superan los diez años (el máximo legal es de dos, prorrogable fundadamente por sólo uno más). Los argumentos garantistas utilizados por los magistrados ahora para beneficiar el ex Vicepresidente –imposibilidad de alteración de las pruebas e inexistencia de peligro de fuga- ¿no son aplicables a los presos militares?
¿Irán las organizaciones sociales y de izquierda a “escrachar” al ex Vicepresidente a su inexplicable piso de Puerto Madero o al nuevo de Barracas, como hicieron con el Comisario Miguel Etchecolatz, a quien concedieron la prisión domiciliaria con pulsera electrónica a pesar de sus 88 años y del cúmulo de dolencias que padece? Porque, siendo de público y notorio conocimiento que Amado Boudou fue miembro esencial de la asociación ilícita que saqueó el país hasta la extenuación durante la década más favorable para la economía nacional en más de un siglo, algo debería motivarlas a actuar, ya que dicen representar a los excluidos y a los pobres que sufren en carne propia –en falta de educación, alimentos, salud, vivienda, pavimentos y cloacas- la falta de esos cuantiosos dineros robados.
Nuevamente, el verano será caliente, y no sólo por las altísimas temperaturas que estamos soportando en Buenos Aires: en febrero, comenzarán, conjuntamente con la actividad judicial a pleno, las sesiones extraordinarias convocadas por el Ejecutivo para trata algunos proyectos de ley, digamos, menores; pero en marzo es probable que veamos otra vez conflictos callejeros, cuando comience a tratarse la reforma laboral. ¡Ojalá hayamos madurado para entonces!
Bs.As., 13 Ene 18