Sacando lo erróneo de la cifras, malas sumas y
restas, y su incongruencias, lo cierto es que el estado destruido por un relato
altamente corrupto y delictivo es lo que ha quedado en evidencia en todo este
tiempo, no quiero ser agorero pero nadie o solo unos pocos fanáticos
irracionales niegan que serán muchos hechos más
los que nos informen sobre una realidad que antes nadie quería ver por
conveniencia, falsas antinomias bien explotadas y sobre todo porque muchos
creían y creen que es un ídolo o buen gobernante aquel que gasta y gasta sin
importar que cada días quedará menos, ni se repone, ni se alienta el mayor
ingreso productivo y creían y creen que con los malandras fabricando billetes a
trochimoche alcanzaba para que la gran mentira perdurara y los korruptos sigan
llenando sus bolsillos a costa de la ignorancia colectiva propalada en los
medios billetes tras billete durante años, con la obsecuente plana
gubernamental de las provincias presta a someternos y sacar sus provechos personales
y una muy interesada “dirigencia” en mantener privilegios que de otra forma o
trabajando jamás lograrían.
domingo, 03 de enero de 2016
En la larga década kirchnerista, Santa Cruz
fue la provincia más favorecida en el reparto de fondos de la Nación. Y podría
seguir siéndolo de acuerdo con el Presupuesto nacional 2016 que Cristina
Kirchner le dejó listo a Mauricio Macri: entre los proyectos de inversión y las
transferencias de capital que tiene previsto realizar el Estado este año, cada
habitante de la provincia patagónica recibirá unos $21.315, seguido muy de
lejos, con $11.158, por Tierra del Fuego. En los últimos lugares del listado
figuran Córdoba ($1.650) y Santa Fe ($1.355).
En los últimos tres años de gestión, el
gobierno repartió más de $20.480 millones a las provincias para el tendido y el
mantenimiento de rutas, la obra pública en general, la urbanización de villas,
la edificación de escuelas y otras inversiones de capital.
En ese rubro, las provincias gobernadas por
el FV ocuparon los 17 primeros puestos entre los distritos que más fondos
recibieron. En términos absolutos, la provincia de Buenos Aires fue la más
beneficiada y la siguieron Chaco, Tucumán y Misiones.
Pero si se mide la transferencia de fondos
por habitante, la mayor beneficiada fue Santa Cruz. Cada persona recibió $
2.850 por año en promedio durante el último mandato de Cristina, 30 veces más
que la ciudad de Buenos Aires y 38 veces por encima de Córdoba.
Santa Cruz es, además, de acuerdo con datos
del INDEC de 2014, la provincia con mayor proporción de empleos públicos del
país, con 48,6% del total de la jurisdicción. Es decir, 1 de cada 2
trabajadores santacruceños recibe su sueldo del Estado provincial.
Hay un caso emblemático. Caleta Olivia, ese
lejano pueblo adonde emigraron durante años los catamarqueños –especialmente de
Tinogasta- que fueron en búsqueda de trabajo y prosperidad, es el municipio más
subsidiado de Argentina. Tiene actualmente un padrón de 6.500 empleados, sobre
una población de 70 mil habitantes. En San Fernando del Valle de Catamarca, con
más de 160 mil habitantes, la planta de empleados municipales no supera los
3.000. Y no es precisamente Catamarca un buen ejemplo de bajo empleo público.
Sin dudas, para soportar semejante nivel de
clientelismo, la provincia del ex matrimonio presidencial necesitaba contar con
enormes favores del Estado nacional.
Cara de piedra
El martes pasado, la flamante gobernadora
de Santa Cruz, Alicia Kirchner, trazó un panorama alarmante de la situación en
que encontró a la provincia. Dijo que sobre un presupuesto de 25.000 millones
de pesos, este año tendrá un déficit de 4.600 millones. Explicó que "los
ingresos se ven ampliamente superados por los egresos”; que existen
"escuelas con los techos caídos, problemas de electricidad, desagües que
rebasan”. Y concluyó: "Estamos en presencia de un Estado permisivo,
desorganizado, muy crítico”. Tan es así, que si no hubiera sido por el apoyo
del Gobierno nacional, la provincia "habría quebrado”.
No se puede afirmar con certeza si ese día sorprendió
más la revelación del estado calamitoso de Santa Cruz o el histrionismo de
Alicia. Porque ni ella, ni su cuñada Cristina, ni su fallecido hermano Néstor
ni su sobrino diputado Máximo podían desconocer la realidad de la provincia que
esa familia gobernó durante 24 años. Y, por cierto, resulta increíble suponer
que Daniel Peralta, el ex gobernador, se dio maña para incendiar el edén
kirchnerista en solo 4 años.
La provincia patagónica, la de los hielos
eternos, los simpáticos pingüinos y las millonarias regalías petroleras, fue
también el origen del Frente para la Victoria que ideó y encarnó un modelo
político, "nacional y popular”, que gobernó el país con un centralismo exacerbado,
con premios a los obedientes y sumisos y castigos a los insurrectos. Con un
feudalismo recalcitrante y decadente. Con una concepción autoritaria del
Estado, basada en un populismo tan retrógrado como inconducente para
desarrollar el país.
Y Alicia fue una de las protagonistas
principales de ese modelo. Estuvo en sus inicios, colaboró, lo defendió y, por
supuesto, se benefició con las gangas del Estado.
Arrancó su carrera política en 1975 como
viceministra de Acción Social de Santa Cruz, y años más tarde ejerció varias
veces en la misma área en Río Gallegos y en la provincia. En 2003 asumió como
ministra Desarrollo Social de la Nación, en 2005 fue electa senadora nacional y
al año siguiente retomó nuevamente la cartera de Desarrollo Social hasta que juró
como gobernadora.
Precisamente el día en que asumió, un
millar de trabajadores de Desarrollo Social de la Nación habían tomado las
dependencias del organismo en toda la provincia en protesta por su
precarización laboral. Trabajan por una "ayuda económica", están en
negro y sin aportes. O sea, gente que la misma Alicia Kirchner tomó cuando era
ministra y ni siquiera les pudo garantizar un empleo digno.
Ahí está el modelo. Una provincia
atiborrada de empleados públicos, jubilaciones de privilegio, pero también con
gente precarizada. Un Estado en llamas por sus cuentas en rojo, pese a haber
recibido transferencias extraordinarias, gigantescas, casi obscenas, de fondos
que fueron a parar quién sabe a dónde. O sí. Tal vez habría que buscarla en El
Calafate, en los inmuebles y en las cuentas bancarias de ex gobernantes y
prósperos empresarios. Porque, está claro, la riqueza de Santa Cruz no se
derramó sobre su pueblo.
Pero Alicia se victimiza por las
consecuencias del "Estado permisivo”, por los gastos que exceden los ingresos y
las escuelas que se caen a pedazos. Tanta hipocresía indigna.
La "madrina”
Quizás no lo haya pensado, pero la
descripción que hizo Alicia de una Santa Cruz en ruinas es la más contundente
admisión del fracaso del modelo kirchnerista. El relato, esto es, la
construcción simbólica y demagógica del modelo político populista, se desmoronó
y dio lugar a los hechos reales. Lo que quedó al desnudo es un Estado incapaz
de generar sustentabilidad.
En su provincia, está visto, Alicia no vive
en el país de las maravillas.
Y pese a la distancia, Catamarca también
incorporó las recetas del modelo agotado y comparte algunas miserias con Santa
Cruz: hay escuelas en muy malas condiciones, los centros de salud carecen de
profesionales y el empleo estatal es la mejor salida laboral para la mayoría de
los habitantes, y así anula el desarrollo del sector privado.
Estas semejanzas no deberían producir
extrañamiento. Luego de la Virgen del Valle, Alicia Kirchner fue considerada y
tratada en Catamarca como su gran benefactora hace un par de años. Hasta le
permitieron que estampe su rostro en los afiches de campaña de su sobrina,
Verónica Mercado, electa diputada nacional en las urnas de octubre.
Hasta tanto aparezcan nuevas revelaciones
de lo que dejó el modelo "nac & pop”, habrá que agradecerle a Alicia por
haberlo desnudado en su mismísima cuna.
FUENTE: http://www.elancasti.com.ar
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