Formaciones de Trenes Argentinos fueron reducidas a cenizas en la tarde de ayer, a pocos metros de la estación donde permanecen detenidos los coches que el kirchnerismo importó para la electrificación del ferrocarril Roca. Sin embargo, Cristina abandonó el poder con la obra inconclusa, en lo que constituye una de las mentiras más representativas del relato K
Del relato K no quedan más que cenizas. Y en la tarde de ayer, el incendio de vagones de tren producido en cercanías de la estación de Tolosa, imprimió en la memoria de los lugareños una imagen bien metafórica: “Esta es una postal del país en llamas que nos dejaron”, coincidieron.
Es que el foco del siniestro, que los bomberos pudieron detener luego de tres horas (Ver aparte), tuvo lugar a pocos metros de donde se encuentran apostadas las nuevas formaciones, que todavía esperan por la electrificación del ferrocarril Roca que une La Plata con Constitución y que, pese a las promesas, el kirchnerismo nunca concretó. La obra tendría que haber estado finalizada en 2007.
En efecto, se trata de un anuncio incumplido desde los tiempos del expresidente Néstor Kirchner, quien en la campaña electoral de 2003, y durante sus primeros meses de gobierno, prometió reactivar el sistema ferroviario. El dato tiene algo de nostalgia local: el 19 de noviembre de aquel año -en el anirversario de la ciudad-, el fallecido exmandatario aseguró que iba a reabrir los talleres ferroviarios de Gambier, ubicados en las avenidas 31 y 52. Más tarde, en uno de los mayores delirios K, se prometió convertir en realidad la fantasía del tren bala, en esos mismos edificios que el menemismo y los Kirchner hundieron en el abandono, al igual que otros talleres, como los de Tafí Viejo (Tucumán) o La Banda (Santiago del Estero), prometidos y nunca ejecutados.
Como en tantas otras áreas, el relato ferroviario K inició en 2003 y se extendió hasta los últimos días de gestión de Cristina Kirchner, con la frustrada electrificación del ramal La Plata-Constitución del Roca como paradigma, una obra que el kirchnerismo anunció, por lo menos, una decena de veces y nunca fue puesta en funcionamiento.
Fue, incluso, el último manotazo de ahogado del exsecretario de Transporte, Florencio Randazzo, cuando aún tenía aspiraciones presidenciales, y que, a tres meses de que Cristina dejara el poder, apuró la adjudicación de obras por $ 526 millones a la unión transitoria de empresas conformada por Siemens S.A. y Tecnología y Servicios Urbanos. Luego, la exmandataria bajó su candidatura, impuso como candidato a Daniel Scioli, y la promesa del demorado tren eléctrico comenzó a diluirse.
No obstante, CFK se empecinó en el relato y una semana antes de irse de la Rosada se dio el lujo de inaugurar las obras: “Entre el 15 y el 20 de diciembre comenzarán a correr las formaciones”, dijo.
La realidad es que todavía falta concluir algunas obras complementarias en andenes y estaciones; siguen los “ajustes técnicos y pruebas de funcionamiento”, según explicaron desde Ferrocarriles Argentinos, y el atraso se sigue prolongado. Hasta entonces, los usuarios se verán obligados a viajar en colectivos.
Literalmente, la herencia que Cristina le dejó a Mauricio Macri es pesada. El nuevo gobierno tiene que poner en circulación esas moles sobre una red ferroviaria prácticamente obsoleta, porque el relato K no fue más que una cáscara vacía colmada de anuncios inconclusos. Pero también es cierto que desde el 10 de diciembre comenzó el “cambio” votado por el pueblo. Que los ferrocarriles comiencen a rodar será un buen indicio de que ese “cambio”, más allá de la mera retórica, se traduce en hechos.
“El siniestro duró tres horas”
Es que el foco del siniestro, que los bomberos pudieron detener luego de tres horas (Ver aparte), tuvo lugar a pocos metros de donde se encuentran apostadas las nuevas formaciones, que todavía esperan por la electrificación del ferrocarril Roca que une La Plata con Constitución y que, pese a las promesas, el kirchnerismo nunca concretó. La obra tendría que haber estado finalizada en 2007.
En efecto, se trata de un anuncio incumplido desde los tiempos del expresidente Néstor Kirchner, quien en la campaña electoral de 2003, y durante sus primeros meses de gobierno, prometió reactivar el sistema ferroviario. El dato tiene algo de nostalgia local: el 19 de noviembre de aquel año -en el anirversario de la ciudad-, el fallecido exmandatario aseguró que iba a reabrir los talleres ferroviarios de Gambier, ubicados en las avenidas 31 y 52. Más tarde, en uno de los mayores delirios K, se prometió convertir en realidad la fantasía del tren bala, en esos mismos edificios que el menemismo y los Kirchner hundieron en el abandono, al igual que otros talleres, como los de Tafí Viejo (Tucumán) o La Banda (Santiago del Estero), prometidos y nunca ejecutados.
Como en tantas otras áreas, el relato ferroviario K inició en 2003 y se extendió hasta los últimos días de gestión de Cristina Kirchner, con la frustrada electrificación del ramal La Plata-Constitución del Roca como paradigma, una obra que el kirchnerismo anunció, por lo menos, una decena de veces y nunca fue puesta en funcionamiento.
Fue, incluso, el último manotazo de ahogado del exsecretario de Transporte, Florencio Randazzo, cuando aún tenía aspiraciones presidenciales, y que, a tres meses de que Cristina dejara el poder, apuró la adjudicación de obras por $ 526 millones a la unión transitoria de empresas conformada por Siemens S.A. y Tecnología y Servicios Urbanos. Luego, la exmandataria bajó su candidatura, impuso como candidato a Daniel Scioli, y la promesa del demorado tren eléctrico comenzó a diluirse.
No obstante, CFK se empecinó en el relato y una semana antes de irse de la Rosada se dio el lujo de inaugurar las obras: “Entre el 15 y el 20 de diciembre comenzarán a correr las formaciones”, dijo.
La realidad es que todavía falta concluir algunas obras complementarias en andenes y estaciones; siguen los “ajustes técnicos y pruebas de funcionamiento”, según explicaron desde Ferrocarriles Argentinos, y el atraso se sigue prolongado. Hasta entonces, los usuarios se verán obligados a viajar en colectivos.
Literalmente, la herencia que Cristina le dejó a Mauricio Macri es pesada. El nuevo gobierno tiene que poner en circulación esas moles sobre una red ferroviaria prácticamente obsoleta, porque el relato K no fue más que una cáscara vacía colmada de anuncios inconclusos. Pero también es cierto que desde el 10 de diciembre comenzó el “cambio” votado por el pueblo. Que los ferrocarriles comiencen a rodar será un buen indicio de que ese “cambio”, más allá de la mera retórica, se traduce en hechos.
“El siniestro duró tres horas”
Tras el incendio ocurrido en las formaciones de Tolosa, desde el área de prensa de Ferrocarriles Argentinos Operadora Ferroviaria (S.E.) informaron que el siniestro tuvo lugar en el “Depósito de patrimonio”, en la zona de 3 y 524, donde se destinan los “coches desguasados”.
“El siniestro sucedió entre las 15.30 y las 18.30, y fue sofocado por los bomberos del lugar”, agregaron.
Además, afirmaron que “no hubo heridos” y que se cree que el episodio “fue intencional”, aunque todavía es “materia de investigación”.
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