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miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿QUIÉN ES CARLOS ZANNINI?

Foto de Daniel Felíx Velárdez.

Se cumple el ciclo iniciado en los setenta. Carlos Zannini es, desde la muerte
de Néstor Kirchner, el virtual presidente de este país.
Ha recaído sobre él la decisión política y el designio del curso del gobierno.
Zannini no es solo el Secretario de legal y técnica de Presidencia y candidato a Vicepresidente de la Nación; es también, el mentor y verdadero líder de La Cámpora, esa agrupación que pretendió ser "Montoneros del Siglo XXI", y se quedó en el fervor adolescente de los cuadros bajos,  asfixiados por la búsqueda de lujos, desde los cargos oficiales, de sus cuadros mayores.
Zannini completa el ciclo de la toma de poder iniciado en los setenta.
Afortunadamente para los argentinos, ha fracasado.
En los años ´70, el objetivo de las agrupaciones guerrilleras era acceder al poder utilizando al General Perón. Las facciones provenientes del peronismo, como Montoneros y Far, inducidas por Perón, estaban convencidas que Perón, a su regreso, gobernaría rodeado de aquellos "jóvenes maravillosos" que habían hecho la revolución, para que volviera.
Desde el ala más radicalizada del guevarismo no peronista, el ERP, por caso, siempre le desconfiaron al General, aunque sucumbieron de una u otra forma a la idea fácil de acceder al poder utilizando al último Perón, al que consideraron un cascarón viejo y vacío.
Si habían conseguido volcar a la guerrilla peronista, de base católica, hacia el marxismo, iban a hacer un doble juego de control sobre los muchachos de Montoneros e indirectamente sobre el propio Perón.
Cuando Héctor Cámpora fue el elegido por Perón para ganar las elecciones de 1973, la presunción marxista pareció convalidarse.
Cámpora reivindicó la lucha armada, declaró la amnistía para los luchadores sociales que estaban encarcelados y a los delincuentes comunes, y metió en el Congreso a diputados provenientes de Montoneros, tales los casos de Nilda Garré y Dante Gullo.
Pero la utopía marxista duró apenas 49 días. Fueron los que tardó Perón en ver que con esos fanáticos, era imposible una política de unidad bajo su mando, y perpetuar el poder del peronismo en el tiempo.
Perón echó a Cámpora luego de aquellas palabras ya casi legendarias.
¿Qué me ha hecho Camporita?.., ¡Me ha llenado el movimiento de zurdos y de putos!
Perón ganó las elecciones luego de la renuncia de Cámpora, los apretó poniéndoles los puntos acerca de quien mandaba, y se le rebelaron abandonando bancas y pasando a la clandestinidad.
Lo desafiaron abiertamente matando a José Rucci, emblema del sindicalismo, al que Perón privilegió siempre y terminaron enfrentados, tanto con las fuerzas legales del estado, cuanto con las fuerzas paramilitares que Perón mandó
organizar para exterminarlos: la triple A.
Quisieron acceder al poder usando un Presidente manuable, les salió mal. 
30 años pasaron hasta que la política les permitió ir infiltrándose nuevamente desde el Frepaso, y acceder a una cuota de poder con la fallida Alianza. 
Estaban desperdigados y no pudieron acceder masivamente hasta que llegó Néstor Kirchner, un gobernador feudal, que los usó para sus negocios y se inventó un inexistente pasado de lucha social y persecución.
Los antiguos "jóvenes maravillosos", se sintieron cómodos con el acceso al poder y a las finanzas de las agrupaciones de DDHH, como Madres, Abuelas e Hijos, y desde los movimientos piqueteros; Kirchner los metió en el mismo guiso, con los referentes de siempre del PJ. El sindicalismo peronista, tradicionalmente de derecha y los dirigentes PJ.
A la muerte de Néstor Kirchner en 2010, se produjo el movimiento de fichas por decisión de Cristina Kirchner. Desoyendo todo mensaje que le llegara del más allá,
rápidamente desperonizó su entorno y se rodeó del remanente de la "juventud maravillosa" a la que tanto admira.
Finalmente, lo habían logrado. Estaban en el poder con una Presidente ideal para sus logros. Una mujer tan carente de límites como de ideas y allí estaban ellos, la guardia revolucionaria, para abastecerla.
Así cobraron mayor predicamento ante la Presidente, Horacio Verbitsky y Nilda Garré.
Carlos Kunkel se convirtió en uno de los voceros semioficiales,
y el Secretario de legal y técnica, Carlos Zannini, se convirtió en el ideólogo político del cristinismo.
La salida de la CGT tradicional, del firmamento kirchnerista, terminó de darles a los viejos terroristas el control casi absoluto de la situación, y del gobierno.
Puede decirse, que Zannini es el verdadero Presidente de la Nación, reemplazante de Néstor Kirchner en la toma de esas decisiones políticas, que a CFK tan poco le interesa acometer.
Ella siempre necesitó la referencia política ajena, porque jamás le interesó meterse de lleno en esa cuestión.
Las diferencias de conducción desde la muerte de Néstor Kirchner son ciertamente notables.
La radicalización de la Presidente avasallando instituciones de la República, así lo demuestran. Cero muñeca política y 100% cuadro militar. Verticalismo a ultranza y mandar antes que gobernar. 
Abolición de cualquier diálogo democrático y pragmatismo desembozado. Para adentro y para afuera.
Carlos Zannini es maoísta, juega perfectamente con los "talibanes stalinistas",
como Diana Conti, Sabbatella y tantos otros. Todos provienen del Partido Comunista, en cualquiera de sus ramas y subramas.
Uno se plantea qué hubiera ocurrido, si las agrupaciones guerrilleras hubieran llegado a tomar efectivamente el poder, allá por los setenta.
Hay que imaginarlos con la sangre joven de la edad temprana, con los fierros y con la soberbia que siempre los caracterizó.
Mario Santucho, el líder histórico del ERP, había resumido con claridad el pensamiento pragmático de esa "juventud maravillosa".
"Para hacer nuestra revolución calculo que deberemos matar a un millón de personas". Afortunadamente, diferentes circunstancias lo impidieron.
Pero volviendo al presente: se han dado el gusto de llegar. Y este es acaso, un ciclo histórico que la Argentina debía cumplir, para poder abrochar de una buena vez, y para siempre, el capítulo más negro de nuestra historia reciente.
Porque los "jóvenes maravillosos" demostraron varias cosas, desde el poder:
1) Que no tienen la mínima capacidad para conducir una Nación;
son bastante buenos para mandar, pero son pésimos para gobernar.
2) Que son absolutamente incompatibles con una Democracia Republicana donde el diálogo y la mesura deben primar ante el arrebato y la imposición.
3) Que la misma falta de moral que mostraron en los setenta, para matar gente indiscriminadamente, la exhiben hoy cuando suscriben un modelo falaz y a dos Presidentes que perpetraron el robo más grande de la historia de la Argentina.
Tienen las decisiones, tienen el 80% de los medios de comunicación, tienen las mayorías legislativas y tienen a su gente en todos los organismos de la función pública. No obstante lo cual, fracasan...
La secuencia de finalización de un ciclo histórico la sustenta la ciudadanía votando.
Cuando pide República, defiende a la justicia y desenmascara a cada movimiento oficial totalitario.
El gobierno integrado por la "juventud maravillosa", hoy encanecida, se debate ante su imposibilidad de integrarse al sistema que los argentinos hace ya 30 años elegieron para gobernarse: La democracia republicana.
El "Presidente" Zannini, lucha contra la trampa ideológica, porque la clase media y los grupos de poder le han puesto freno a su locura setentista.
Si hubieran accedido de este modo en el 2001, hoy la Argentina ciertamente sería mucho más parecida a Venezuela de lo que es.
Pero terminaron de integrarse a finales de 2010, y se mostraron descarnadamente luego de las elecciones de 2011.
Afortunadamente, cuando ellos se estructuraron, los argentinos ya eran democráticos como para que esta gente se salga con la suya.
Hoy como siempre están buscando cómo reciclarse para seguir en el poder, pero están desenmascarados, no hay más utopías, ni mártires, se terminó el relato.
Lic. Roberto Gómez
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Editorial de Fabian Ferrante
Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Profesor titular de teoría macroeconómica en el máster de Economía y Ley de Administradores de Consorciosación de Empresas del Centro de Estudios y Capacitación Empresarial en la ciudad de Rosario y de economía aplicada en el máster de Economía y Administración del Instituto universitario. Fue columnista de temas económicos en los diarios La Prensa (de 1985 a 1992), El Cronista (de 1992 a 2001), La Nueva Provincia -de la ciudad de Bahía Blanca- (de 1992 a 1998). Actualmente es columnista del diario La Nación. Condujo el programa de TV El Informe Económico, ganador del Premio Santa Clara de Asís en el año 2006. En la actualidad se desempeña como consultor económico y edita un semanario económico en Internet llamado Economía para todos (EPT).

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