A través de un Decreto
de Necesidad y Urgencia, el gobierno amplió el Gasto Público en más de $133 mil
millones, llevando el déficit fiscal a $360 mil millones. Además, autorizó la
emisión de nueva deuda y de pagarés que vencen en marzo. Un paquete de medidas
que no hacen más que minar la gestión de Mauricio Macri
El 10 de diciembre,
junto al bastón y la banda presidencial, Cristina Kirchner le entregará a
Mauricio Macri una bomba a punto de estallar. Porque, a sólo cinco días hábiles
de abandonar el poder y mientras se prepara para su retiro santacruceño, la
presidenta digita desde la Casa Rosada un paquete de medidas que no hacen más
que hipotecar el futuro de los argentinos.
En el inicio de su
última semana completa como jefa de Estado, Cristina amplió los gastos del Presupuesto
de este año por al menos $133.272 millones, contra $9.606 millones de ingresos.
Es decir, un monto inaudito, un manotazo de ahogado de una gestión que está en
el ápice de su ocaso pero que pretende irse sin juntar los platos rotos. Por el
contrario, el lema es “gastar” y que pague el que viene: que Macri se haga
cargo del déficit fiscal que, con las nuevas erogaciones, escala a los $
360.000 millones (7% PBI), un récord histórico explicado, en parte, por la
utilización de fondos de la Anses y el Banco Central para financiar el Gasto
Público.
Concretamente, la
primera mandataria firmó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 2585 que, a
través de casi 400 páginas, autoriza un incremento descomunal en el
Presupuesto, al destinar, por ejemplo, $ 745 millones más para la ineficiente
Aerolíneas Argentinas que conduce el camporista Mariano Recalde; más fondos
para subsidios; gastos “sin discriminar”; emisión de deuda y pagarés de los que
deberá hacerse cargo el nuevo presidente. Se beneficia a casi todos los
ministerios, organismos públicos, al Congreso, la Procuración General de la
Nación y a programas como Fútbol para Todos. En total, el despilfarro asciende
a más de $1,4 billones.
El impacto de la
herencia K en el bolsillo de los argentinos
En su artículo 2°,
este DNU autoriza al Estado a emitir “un instrumento de deuda interna con
vencimiento en el mes de febrero de 2018” por $ 4.300.000.000. Mientras que en
el artículo 7° se dispone la emisión de dos pagarés por $11.100 millones: la
inusitada paradoja es que se emitirán el 9 de diciembre próximo, un día antes
del traspaso de mando, y vencerán el 8 de marzo, con Macri ya en la Rosada.
“Parece que a
medida que se acerca el final de su mandato, Cristina quiere despacharse con
estos ‘regalitos navideños’. Da la impresión de que el kirchnerismo quiere
embarrar la cancha lo más posible para dificultar a la gestión que viene, que
tendrá que hacerse cargo de compromisos que no asumió y en un escenario en el
que los recursos escasean”, le explicó a Hoy el economista y exsecretario de
Comercio Interior y Exterior de la Nación, Juan Dumas.
Para Dumas, el
gobierno saliente “no asume las consecuencias de las cosas que hace, porque
esta ampliación presupuestaria se hace sobre la base de emisión monetaria sin
respaldo ni en reserva de dólares, ni en crecimiento productivo. Como siempre
ocurre, esto se traduce en un mayor aumento de precios y después le echarán la
culpa a la nueva gestión”.
Queda claro que,
hacia el final de su mandato, Cristina se empeña en limitar el poder de acción
de Macri, quien asumirá en un país incierto, con una crisis agudizada por el
derroche de las fondos públicos, que no hacen más que acelerar la inflación,
pobreza e indigencia. Un lastimoso lastre que dejan los 12 años de gobierno K.
Detalles del
despilfarro
En septiembre
pasado, en plena campaña proselitista, el gobierno amplió el presupuesto
nacional en $ 26.060 millones. Pero ese multimillonario aumento no alcanzó para
cubrir los gastos hasta fin de año y Cristina no tuvo mejor idea que modificar
las partidas antes de cederle el mando a Mauricio Macri.
El nuevo decreto
autoriza al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas a otorgar avales a la
Empresa Argentina de Soluciones Satelitales por hasta US$125 millones de
dólares para afrontar el pago de intereses y financiar las obras de
construcción del “Sistema Satelital ARSAT III”.
Se destacan los
beneficios para el Miniserio de Trabajo, con $63.675 millones; Planificación,
con más de $ 7.000 millones y $288 millones “sin discriminar”; el aumento del
rubro “Intereses y Comisiones” (servicios de la deuda externa) por $13.388
millones; incremento en los subsidios para las tarifas de luz, por $ 5.300
millones, y del boleto del tren, por $ 1.445 millones; también, el rubro gasto
corriente para pago de sueldos y aguinaldo es otro que se repite en la mayoría
de las partidas.
Además, sobre el
final del año se decidió ampliar el crédito de la ANSES en más de $ 60.000
millones. También se modifican, entre otras, las partidas para la jefatura de
Gabinete; el Ministerio del Interior y Transporte; el Inadi; el Servicio
Penitenciario; Seguridad y Defensa.
En tanto, se
dispuso el recorte de fondos para diferentes obras públicas en todo el país por
casi $1.800 millones.
“El problema no es
cuánto gastó el gobierno, sino lo mal que gastó”
Por Adriano
Mandolesi (Economista de la Fundación Libertad)
Especial para Hoy
El incremento en
las partidas presupuestarias autorizado por la presidenta Cristina Kirchner
incrementa la rigidez estructural que deberá enfrentar el nuevo gobierno. En
otras palabras, resta grados de libertad a las nuevas autoridades para
gestionar.
Seguramente, en los
próximos meses veremos un reacomodamiento de precios relativos. Al reducir las
herramientas de gestión -es decir, las posibilidades de actuar más
gradualmente- el gobierno saliente mina las posibilidades de estabilizar las
variables macroeconómicas. Por esto, Mauricio Macri se verá forzado a tomar
medidas de shock. La visión de largo plazo debe pasar más por volver a crecer
que por moderar el gasto público. El problema inmediato es cómo se construye el
puente entre la compleja situación actual y este escenario de mayor
institucionalidad que fomente la inversión y el desarrollo. En este sentido,
habrá que analizar cuidadosamente las partidas del Gasto. Los subsidios
económicos hoy se llevan una tajada equivalente al total del déficit fiscal (4
puntos del PBI), y para esto es imprescindible sincerar las tarifas de los
servicios públicos. En esta línea están trabajando los equipos técnicos del
nuevo gobierno.
Por otra parte,
debe comenzar a evaluarse el gasto en forma cualitativa. El mayor problema del
kirchnerismo no es cuánto gastó sino lo mal que gastó, desaprovechando una
oportunidad histórica de reconvertir la matriz productiva de nuestro país. El
desafío de Macri es revertir esta situación.
FUENTE: http://diariohoy.net/
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