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martes, 9 de febrero de 2016

La obediencia debida, el arma de doble filo del kirchnerismo

El kirchnerismo expresa todo su fanatismo a través de algunos de sus diputados.
El Frente para la Victoria hizo de la obediencia debida un culto.
El pasado miércoles 3 de febrero, un grupo de 14 diputados, pertenecientes a 5 provincias, hizo pública su decisión de dejar de formar parte del Frente para la Victoria (FPV) para formar su propio bloque de 15 representantes en la Cámara de Diputados. Las diferencias internas con integrantes del Kirchnerismo más duro (La Cámpora) y sus negativas al llamado de “resistencia” contra “la derecha” -que se oía en líderes partidarios como Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof- fueron algunas de las causas del éxodo. En este sentido, la ruptura del FPV significa un verdadero cambio de panorama a la hora de imaginar el futuro de nuestro país.

Este hito abre una vieja mas no concluida discusión respecto a los votos y su propiedad, confrontando la idea que declara que éstos pertenecen al diputado electo frente a la teoría que afirma que los votos son del partido político que agrupa los escaños. Sin embargo, creo que es hora de cambiar el paradigma y ángulo de la discusión para preguntarnos si los diputados argentinos deberían representar a su partido político, o bien, darle prioridad a las opiniones de sus votantes, que somos en definitiva los ciudadanos que manifestamos nuestra fe mediante el sufragio, eligiendo personas que suponemos idóneas para ocupar una banca legislativa y, por ende, con suficiente autonomía y discernimiento como para actuar de acuerdo a sus convicciones, interpretando en cada caso cómo representarnos mejor en nuestro favor.  

Del mandato imperativo al mandato representativo

La historia de las formas de gobierno es muy rica, extensa y variada, por lo que no me atrevería a hacer un resumen de la misma en estas líneas. Sin embargo, me gustaría destacar que occidente ha optado por reemplazar el mandato imperativo por el mandato representativo, a través de un sistema republicano de división de poderes en el cual cada ciudadano se ve representado por un legislador del Parlamento. Esta concepción teórica del Estado liberal se refleja claramente en el preámbulo de la Constitución Nacional, así como en el título primero referido al Poder Legislativo. El concepto al que alude el art. 22 de la CN diciendo que “el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes” nos indica que los ciudadanos no sólo elegimos quién ocupa un escaño, sino más bien quién defiende nuestros intereses e ideas en un poder del Estado, siendo que habrá un diputado (“representante” según el art. 45 de la CN) por cada 33.000 habitantes de la Nación. Está de más decir que los partidos políticos no suelen tener tantos afiliados, más si multiplicamos ese número por 14.

La interna del kirchnerismo

Quienes abandonaron el bloque justifican su decisión alegando una falta de cooperación del espacio a la hora de emitir leyes. “No tienen responsabilidades de gobierno y por eso buscan la confrontación permanente”, asegura uno de los diputados, mientras que otros recuerdan sus diferencias en la decisión de no presentarse en la jura del presidente electo Mauricio Macri, luego de que La Cámpora llamara a solidarizarse con la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner durante el escándalo del traspaso de mando.



Bossio cuando era un leal miembro del kirchnerismo

Por otro lado, el kirchnerismo en compañía de La Cámpora no tardó en tomar cartas en el asunto frente al desprendimiento de una parte de su bloque, y en poco tiempo inundó las redes sociales con acusaciones de traición y escraches. En tal dirección podemos encontrar comentarios como los de la diputada Juliana Di Tullio, repudiando el individualismo, difundiendo el número de teléfono del diputado Bossio y lanzando una enorme catarata de memes y videos recordando la naturaleza verticalista del peronismo histórico, con frases en las que el mismo Juan Domingo Perón comparaba a un perro llamado León con los peronistas desobedientes. En otras palabras, los miembros del kirchnerismo reclaman obediencia y lealtad a un partido político independientemente de la voluntad de sus votantes, bajo el lema de “quien rompe, favorece al Gobierno”, olvidando que ellos en su carácter de parlamentarios y gobernadores de provincias ya son parte del gobierno.

Como ya adelanté, en lo personal creo que somos los votantes quienes emitimos el sufragio colocando diputados y senadores en sus respectivas cámaras, por lo que considero desatinado el planteo del Kirchnerismo, que acaba de perder las elecciones presidenciales en todo el país y  parece no haber tomado nota de ese hecho. Cuando llaman a resistir a un presidente democrático a solo dos meses de su asunción, el mensaje que me llega es un tanto confuso. Por un lado, porque el Poder Legislativo se supone que debiera ser igual de importante que el Ejecutivo y el Judicial mediante un sistema de pesos y contrapesos que proteja los derechos de los habitantes argentinos, siendo que el llamado a rebeldía pareciera basarse en la errónea idea de que el poder se concentra legítimamente en la Casa Rosada, un argumento del cual hicieron uso y abuso durante los últimos 12 años. Por el otro lado, la actitud de estos políticos me parece despectiva frente a los ciudadanos, dado que pareciera que la unidad de un partido es una prioridad superior  a las manifestaciones de voluntad de quienes emitimos el voto. Sin embargo, deberían considerar que los ciudadanos votamos individuos, no meros levantadores de mano.

FUENTE:  http://www.politicasypublicas.com
 

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