El
pasado miércoles 3 de febrero, un grupo de 14 diputados, pertenecientes
a 5 provincias, hizo pública su decisión de dejar de formar parte del
Frente para la Victoria (FPV) para formar su propio bloque de 15
representantes en la Cámara de Diputados. Las diferencias internas con
integrantes del Kirchnerismo más duro (La Cámpora) y sus negativas al
llamado de “resistencia” contra “la derecha” -que se oía en líderes
partidarios como Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof- fueron
algunas de las causas del éxodo. En este sentido, la ruptura del FPV
significa un verdadero cambio de panorama a la hora de imaginar el
futuro de nuestro país.
Este hito abre una vieja mas no
concluida discusión respecto a los votos y su propiedad, confrontando la
idea que declara que éstos pertenecen al diputado electo frente a la
teoría que afirma que los votos son del partido político que agrupa los
escaños. Sin embargo, creo que es hora de cambiar el paradigma y ángulo
de la discusión para preguntarnos si los diputados argentinos deberían
representar a su partido político, o bien, darle prioridad a las
opiniones de sus votantes, que somos en definitiva los ciudadanos que
manifestamos nuestra fe mediante el sufragio, eligiendo personas que
suponemos idóneas para ocupar una banca legislativa y, por ende, con
suficiente autonomía y discernimiento como para actuar de acuerdo a sus
convicciones, interpretando en cada caso cómo representarnos mejor en
nuestro favor.
Del mandato imperativo al mandato representativo
La
historia de las formas de gobierno es muy rica, extensa y variada, por
lo que no me atrevería a hacer un resumen de la misma en estas líneas.
Sin embargo, me gustaría destacar que occidente ha optado por reemplazar
el mandato imperativo por el mandato representativo, a través de un
sistema republicano de división de poderes en el cual cada ciudadano se
ve representado por un legislador del Parlamento. Esta concepción
teórica del Estado liberal se refleja claramente en el preámbulo de la
Constitución Nacional, así como en el título primero referido al Poder
Legislativo. El concepto al que alude el art. 22 de la CN diciendo que
“el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes”
nos indica que los ciudadanos no sólo elegimos quién ocupa un escaño,
sino más bien quién defiende nuestros intereses e ideas en un poder del
Estado, siendo que habrá un diputado (“representante” según el art. 45
de la CN) por cada 33.000 habitantes de la Nación. Está de más decir que
los partidos políticos no suelen tener tantos afiliados, más si
multiplicamos ese número por 14.
La interna del kirchnerismo
Quienes
abandonaron el bloque justifican su decisión alegando una falta de
cooperación del espacio a la hora de emitir leyes. “No tienen
responsabilidades de gobierno y por eso buscan la confrontación
permanente”, asegura uno de los diputados, mientras que otros recuerdan
sus diferencias en la decisión de no presentarse en la jura del
presidente electo Mauricio Macri, luego de que La Cámpora llamara a
solidarizarse con la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner
durante el escándalo del traspaso de mando.
Por
otro lado, el kirchnerismo en compañía de La Cámpora no tardó en tomar
cartas en el asunto frente al desprendimiento de una parte de su bloque,
y en poco tiempo inundó las redes sociales con acusaciones de traición y
escraches. En tal dirección podemos encontrar comentarios como los de
la diputada Juliana Di Tullio, repudiando el individualismo, difundiendo el número de teléfono del diputado Bossio y
lanzando una enorme catarata de memes y videos recordando la naturaleza
verticalista del peronismo histórico, con frases en las que el mismo
Juan Domingo Perón comparaba a un perro llamado León con los peronistas
desobedientes. En otras palabras, los miembros del kirchnerismo reclaman
obediencia y lealtad a un partido político independientemente de la
voluntad de sus votantes, bajo el lema de “quien rompe, favorece al
Gobierno”, olvidando que ellos en su carácter de parlamentarios y
gobernadores de provincias ya son parte del gobierno.
Como ya
adelanté, en lo personal creo que somos los votantes quienes emitimos el
sufragio colocando diputados y senadores en sus respectivas cámaras,
por lo que considero desatinado el planteo del Kirchnerismo, que acaba
de perder las elecciones presidenciales en todo el país y parece no
haber tomado nota de ese hecho. Cuando llaman a resistir a un presidente
democrático a solo dos meses de su asunción, el mensaje que me llega es
un tanto confuso. Por un lado, porque el Poder Legislativo se supone
que debiera ser igual de importante que el Ejecutivo y el Judicial
mediante un sistema de pesos y contrapesos que proteja los derechos de
los habitantes argentinos, siendo que el llamado a rebeldía pareciera
basarse en la errónea idea de que el poder se concentra legítimamente en
la Casa Rosada, un argumento del cual hicieron uso y abuso durante los
últimos 12 años. Por el otro lado, la actitud de estos políticos me
parece despectiva frente a los ciudadanos, dado que pareciera que la
unidad de un partido es una prioridad superior a las manifestaciones de
voluntad de quienes emitimos el voto. Sin embargo, deberían considerar
que los ciudadanos votamos individuos, no meros levantadores de mano.
FUENTE: http://www.politicasypublicas.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario