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miércoles, 27 de junio de 2012

DEL FACILISMO ECONÓMICO Y EL POPULISMO POLÍTICO


Por Escenarios Alternativos
Publicado el 26/06/2012
La dinámica política se acelera en combinación con las dificultades económicas. El peronismo deberá hacerse cargo de sus políticas, por primera vez en la historia. Hugo Moyano empujado a una confrontación en la que todos pierden. En el Paraguay, la debilidad del sistema político posibilitó el juicio sumarísimo y la destitución del presidente.

Con casi una década de crecimiento económico – que no equivale a desarrollo económico – el peronismo gobernante ha tenido margen de maniobra, junto con una coalición política sólida, para sostenerse en el poder e ingresar en un tercer mandato con un fuerte porcentaje de votos. Sin embargo, esa posición de fuerza, de legitimidad de origen, subrayada por una oposición fragmentada y débil, se está desgajando en forma veloz debido a una baja calidad de gestión y en momentos en que el segundo semestre se encamina hacia la estanflación.

Las razones son dos: el cambio de coalición pergeñado por el unicato de Cristina Fernández de Kirchner, decidida a terminar con Hugo Moyano por razones más cercanas a las personales que a las de la lógica política, y los límites cada vez más estrechos por los que discurre el facilismo económico encarnado por las acciones de Guillermo “IAPI” Moreno y el ¿vice? ministro de economía, Axel Kicillof, claro exponente de La Cámpora. Ambos encarnan ese facilismo, montado sobre un relato de populismo que pretende modelar la realidad entre amigos y enemigos.

El populismo político, que entiende a la democracia como conflicto permanente, confunde Estado con partido, descree de la democracia representativa de cuño liberal y se erige en fundador de un nuevo orden, tuvo su primera ola nacional y popular/ estatista con el “peronismo de Perón”, mientras que una segunda ola sobrevino con Carlos Menem, aunque esta vez de cariz neoliberal / promercado, para retornar en el 2003 a un híbrido en el que el Estado recupera una cierta centralidad, pero constreñido por una estructura económica concentrada y globalizada.

En este último contexto, el kirchnerismo desplegó una serie de recetas de políticas económicas facilistas, favorecidas por la coyuntura que, lentamente, han llevado al agotamiento de un modelo de acumulación basado en el aliento al consumo y en la apropiación de parte de las rentas extraordinarias de los sectores más competitivos de la economía.

A contrapelo de lo que pregona la presidente, la crisis mundial del 2008 no causó que “el mundo se nos cayera encima”, por el contrario ha ayudado a mantener el ritmo de la actividad y los precios de los productos que el país exporta. Lo que se deteriora son las variables macroeconómicas, debido al ocultamiento o negación de la inflación y a las medidas facilistas de control de las importaciones y del tipo de cambio, que podrían asegurar la cantidad de dólares que necesita el gobierno para los vencimiento de deuda de este año, pero comprometen la generación de divisas a futuro. En mayo se registró una caída del 35% en las importaciones de bienes de capital, lo que repercutirá en una merma de la producción de manufacturas en el mediano plazo.

El incremento de las importaciones de combustible (40%), evidencia la errónea política energética llevada a delante por el gobierno, ante la cual se pensaron la quita de subsidios y la expropiación del 51% de las acciones de YPF, en un contexto en que las petroleras internacionales tratarán con gran rigor a la firma conducida por Miguel Galuccio.

En este rubro, es clara la intención del oficialismo de aprovechar la visita del primer ministro de China, Wen Jiabao – además de opacar los problemas internos- para cerrar acuerdos de inversión con YPF y las petroleras Cnoop y Sinopec. Nada será de corto plazo, menos para las largas estrategias de inversión del próximo líder económico mundial.

Un dato económico sobresale: por primera vez desde que gobierna el kirchnerismo, el mes de mayo tuvo una recaudación fiscal que crece por debajo de la inflación.

A los problemas de gestión (inflación, transporte, energía, tipo de cambio, etc.) el gobierno responde con un anuncio, una cadena nacional que instala la idea de que nada malo sucede, de que el gobierno “hace”. Pero esos anuncios también se utilizan para tapar los zafarranchos y actos de corrupción, como en los casos de Daniel Reposo y Amado Boudou. El lamentable episodio del candidato a fiscal general de la nación “bochado” por el senado, se ocultó con el lanzamiento del plan de viviendas Procrear, que se suma a una serie de otros lanzamientos improvisados de planes de vivienda que han quedado en la nada.

Los casos de Reposo – por la actuación de los senadores opositores -, Moyano – convocante al primer paro nacional a un gobierno peronista desde julio de 1975 -, Daniel Scioli – lanzado a la carrera presidencial - y otros, indican que por primera vez, al kirchnerismo “se le animan”. Se entrevé un humor social que sufre el hartazgo de la soberbia, la ingratitud y la impunidad. Curiosamente, esa situación es forzada por el oficialismo y no por dirigentes que están soportando un castigo que no alcanzan a comprender. Finalmente, de este choque de camiones nadie podrá esperar beneficio alguno.

La cabeza de Moyano

El boxeador Gonzalo “Patón” Basile, patrocinado por el sindicato de camioneros tiene, entre sus decenas de tatuajes, uno en su calva que reza “la Familia es Sagrada”, junto a una pistola. Esa parece ser la motivación que anima a la presidente con respecto a Moyano, quien se dice, discutió muy fuerte con Néstor Kirchner horas antes de su muerte. No hay otra razón evidente para romper una larga, difícil y fructífera alianza. Las ambiciones del camionero son conocidas de siempre, pero sus límites electorales hacen prohibitiva su ilusión de convertirse en el Lech Walessa de la Argentina. Ese límite hace que Moyano necesite más a Cristina que viceversa.

Como en el Tsun Tzu ambos hicieron gala de su poder. Primero el jefe de la CGT pretendió estrangular la economía con un paro de camioneros y luego convocó a un paro nacional, con el pretexto de subir el tope de ganancias que afecta seriamente a los salarios. El paro de transportes recibió del gobierno un duro contraataque: juicios penales, multa al sindicato y el despliegue de la Gendarmería, este último a cargo del carapintada “santacruceño” Sergio “Conintes” Berni, erigido en ministro de seguridad de facto, porque Nilda Garré habría entrado al club de “ministros decorativos” presidido por Hernán Lorenzino.

El gobierno parece haber determinado que la pelea es a fondo, pese a que el camionero habría emitido señales de negociación en los últimos días. Deslizó que la CGT podría "levantar" el paro. Incluso planteó la posibilidad de dejar la CGT si la Casa Rosada accede a aceptar una modificación en Ganancias. Todo parece indicar que con el apoyo de Luis Barrionuevo y variopintos grupos de izquierda, el acto se llevará a cabo con consecuencias insospechadas.

No cabe duda que Néstor le dio a Hugo un lugar de privilegio en su esquema, otorgándole el control del APE, contratos de recolección de residuos con los intendentes del conurbano y otras cuestiones, a cambio del control de las paritarias y apoyo del aparato sindical convertido en fuerza de choque contra ciertas empresas (Shell; Esso; Clarín; La Nación, etc.). En los planes de Cristina, Hugo no figura, ambos comparten la condición política de “pato rengo”, y ambos tienen la misma preocupación: no quedar al descampado luego de dejar sus cargos. En todo caso el país se mantiene en tensión por una cuestión de orden personal, traducida en un conflicto político.

La Asunción de Franco

La crónica dice que Fernando Lugo fue destituido en tiempo récord por el Congreso paraguayo. En un juicio político ajustado a derecho, del cual se puede objetar la rapidez del acto, el ex presidente fue acusado de la muerte de seis policías y nueve campesinos en una toma de tierras, sumado a otros motivos poco relevantes.

Lo sucede en el cargo Federico Franco, el vice que hace tiempo conspiraba en contra de Lugo, que dejó el gobierno sonriente y sin ofrecer la más mínima resistencia.

Las reacciones no se dejaron esperar, manifestantes simpatizantes de Lugo disueltos con gases y los mandatarios de la Unasur que actuaron más como un club de amigos que como una instancia política y diplomática supranacional. De ese club, la nota disonante y más populista, como era de esperar, es la de la Argentina. La presidente ordenó el retiro – no el llamado a consulta, como hizo el resto de los países de la región - de su embajador Rafael Romá, bajo el argumento de que ese país sufría un “golpe de estado”. Nada de eso se ajusta a la realidad.

Por un lado, lo sucedido no califica para ser comprendido en lo que la ciencia política denomina golpe de estado; y por el otro, el ex vice de Eduardo Duhalde, nunca ocupó ese puesto, según el embajador paraguayo en la Argentina, José F. Fernández Estigarribia, la única figura diplomática oficial de nuestro país en el Paraguay es un encargado de negocios.

La Argentina también canceló la invitación del Paraguay a la reunión de ministros del Mercosur que comenzaba esta semana en Mendoza, como un castigo por haber “roto el orden democrático en dicho país”, según el comunicado de prensa oficial de la Casa Rosada.

El incidente habla mucho de la debilidad de algunos sistemas políticos de la región y de consuetudinaria torpeza de las relaciones diplomáticas argentinas, pensadas más en función de un “relato” para consumo interno que en el establecimiento de relaciones serias y duraderas con pueblos hermanos.

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