Por Jorge Lanata
La caza de brujas duró desde la Bula “Summis desiderantes afectivus” en
1484 hasta la Bula Pro Formandis en 1657. Para Jack Holland, en “Una
breve historia de la misoginia”, la cantidad de mujeres quemadas por
brujas varía de 60.000 a 2 y 5 millones, según las fuentes.
Es una paradoja que quien desató la caza de brujas en la historia, la Iglesia católica, sea ahora quien la sufra.
Las brujas se cazan en la niebla y, si no hay, nada mejor que
provocarla para que oculte la cacería. La reacción del Gobierno frente
al nombramiento de Bergoglio no sólo fue patética por el repentino
cambio de posición, que provocó vergüenza ajena: también lo fue porque
se basó en datos que fueron desmentidos por sus propios protagonistas.
Y, en verdad, resultó ser un boomerang fatal: a los supuestos
secuestrados por la delación del Papa le aparecieron decenas de otros a
los que el Papa había ayudado.
“Nosotros nos fuimos de Buenos Aires aproximadamente en 1975”, me dijo
en la radio el cura Enrique Martínez, de la parroquia Anunciación del
Señor de La Rioja, salvado por Bergoglio.
- El era muy amigo de Angelelli, ¿no?
(Obispo local asesinado por la dictadura en 1976) -Eran amigos, sí,
inclusive más... ahora que ya está lejos no le va a dar enojo que cuente
que Bergoglio nos bancó de su bolsillo los gastos de nuestra estadía
mientras estábamos ocultos en Buenos Aires - ¿Y qué pasó cuando te
enteraste de las acusaciones?
-Mirá…las tomo como de quien vienen… son totalmente infundadas.
No puede ser que un tipo entregue a dos compañeros y proteja a tres extraños como éramos nosotros…
El testimonio de Martínez fue ratificado por Miguel La Civita,
actualmente párroco en Villa Eloísa, cerca de Rosario en dialogo con
Clarín: “Ayudó a mucha gente a salir del país, gente que pasaba por el
Colegio Máximo haciendo retiros, aparentemente.
Pero se sabía que era porque necesitaban esconderse, era algo normal.
Recuerdo que al padre Vicente Ramos, jesuita, le decía que debía irse e
incluso nos pidió que lo ayudáramos a convencerlo. Terminó radicándose
en Uruguay, en un pueblito cercano a Brasil.
La difundidísima denuncia de Yorio y Jalics hecha por Horacio Verbitsky
fue desmentida, durante la semana, por el propio Jalics que dijo:
“Estos son los hechos: no fui denunciado por Bergoglio ”.
El domingo 17 de marzo su compañero de Página 12 Santiago O’Donnell,
avergonzado por la situación, publicó una nota autocrítica. Pero le
cambiaron el título, aunque se trataba de una columna de opinión.
“Mi columna se llamaba “Perdón” y no “Dudas”. Me cambiaron eso sin
avisarme. Subiré al blog el original. Disculpen”, twitteó el mismo
domingo, “Si uno mete la pata hay que pedir perdón ”. La actitud de
Verbitsky fue exactamente la contraria: ratificó la información
desmentida por su protagonista, y la amplió: “Otros dos curas, Luis
Dourrón, que luego dejó los hábitos, y Enrique Rastrellini, también
actuaban en el Bajo Flores.
Bergoglio les pidió que se fueran de allí y cuando se negaron hizo
saber a los militares que no los protegía más, y con ese guiño los
secuestraron”.
Al día siguiente Rastrellini estuvo con Santo Biassati en la pantalla de TN: sólo tuvo palabras de agradecimiento para el Papa.
El problema de subirse al ropero a dictar clases de moral es que somete a uno al espejo.
Horacio Verbitsky fue, a los 23 años, a trabajar con su papá Bernardo a
la redacción de la revista Confirmado, dirigida por Jacobo Timerman. En
el staff del número del 26 de agosto de 1965 figura como último en la
línea de redactores. Y logró allí una carrera ascendente: en el número
del 11 de agosto de 1966 ya figura como jefe de Redacción.
Lo curioso es que Confirmado fue, como definió Hugo Gambini en 2003 en
La Nación, “el buque de guerra que más bombardeaba al gobierno”. La
revista de Timerman tenía el único objetivo de derribar el gobierno
constitucional de Arturo Illia, y lo cumplió. Confirmado apoyaba con
total descaro al general Onganía como única tabla de salvación posible
ante la lentitud y la inoperancia de los radicales. Fueron justamente
Confirmado y Primera Plana quienes bautizaron a Illia como “la tortuga” y
destacaban el papel político de las Fuerzas Armadas.
Verbitsky hijo era su jefe de Redacción.
Por confesiones públicas del propio Verbitsky sabemos que dejó de
pertenecer a los Montoneros en 1977. Varios trabajos que analizaron la
guerrilla en Argentina lo muestran como el segundo hombre en
Inteligencia de la organización, después de Rodolfo Walsh.
Curiosamente, Walsh fue asesinado y Verbitsky ni siquiera salió del
país: se mantuvo con su nombre y documento real durante toda la
dictadura en Buenos Aires. Hace un tiempo este dato trascendió en medio
de una polémica con Marcos Aguinis, que incluyó un cruce de cartas
acusatorias con Pedro Güiraldes, hijo del comodoro Juan José Güiraldes,
(a) “El cadete”.
“Mi padre y Verbitsky se apreciaban y respetaban, coincidían en algunas
cosas –dijo Güiraldes a Clarín– y pensaban distinto en otras. Sus
contactos eran la continuidad de la amistad de mi padre con Bernardo,
padre de Horacio, y su relación profesional comenzó a mediados de los
años sesenta.
Me consta que Horacio colaboró con mi padre en el libro “El poder aéreo
de los argentinos”, y también en la corrección de discursos del jefe de
la Fuerza e integrante, claro de la Junta Militar, porque mi padre me
lo comentó específicamente”.
“Mostremos también que nuestras almas no se han contaminado con la
pestilencia de lo que debimos limpiar ”, dijo el brigadier Agosti al
transmitir el cargo de jefe de la Fuerza al brigadier Graffigna, en un
discurso”.
¿Lo habrá escrito Horacio o El Cadete, o ambos?
En plena dictadura y en horario de oficina, Verbitsky concurría a la oficina de Güiraldes frente al parking de la Fuerza Aérea.
“En la oficina de mi viejo funcionaba el lobby militar ”, recuerda Pedro, el hijo de Güiraldes.
La oficina quedaba en Paraguay 727, quinto piso A y el teléfono era 31-3503.
La participación de Verbitsky en el libro “El poder aéreo de los
argentinos” es pública, y el libro puede consultarse al día de hoy en la
Biblioteca del Círculo Aeronáutico. Está editado el 31 de mayo de 1979,
y allí dice el Comodoro: “Este libro no hubiera podido llegar a las
prensas de no haber recibido permanente aliento y la eficaz colaboración
de Horacio Verbitsky ”. Está editado por la Dirección de Publicaciones
de la Fuerza Aérea.
El papa Francisco fue elegido el 13 de marzo. Al día siguiente, si uno
buscaba “Horacio Verbitsky” en Wikipedia, decía: “Hacia marzo de 2013 se
convirtió en el periodista más consultado del mundo respecto del nuevo
Papa, Jorge Bergoglio”. ¿Lo habrá actualizado él mismo tan rápido? ¿Será
todo esto una cuestión de vanidad?
Investigación: JL / María Eugenia Duffard / Amelia Cole
Fuente: http://www.clarin.com/opinion/Caza-brujas_0_887911315.html
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