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miércoles, 6 de marzo de 2013

“Vamos hacia una lógica líder/masa que termina en la fundamentación política de un régimen autoritario”

ENTREVISTA EXCLUSIVA CON LA FLAMANTE PRESIDENTE DE LA CONVENCIÓN NACIONAL DE LA UCR, LIC. LILIA PUIG
Publicado el 06/03/2013
Por Escenarios Alternativos
Entrevista exclusiva con la flamante presidente de la Convención Nacional de la UCR, Lic. Lilia Puig


El edificio de la calle Alsina no parece ser el ámbito apropiado para el resurgimiento de un partido político, más bien luce como un mausoleo que conserva, con algo de descuido, viejas glorias congeladas en el bronce y en el tiempo. No obstante, en una de sus oficinas, la primera mujer que ocupa la presidencia de la Convención Nacional, tiene la amabilidad de recibir a Escenarios Alternativos, llena de proyectos e ilusiones en el porvenir del partido. Especialista en educación, ciencia y tecnología, Lilia Puig, coterránea del Ing, Mario Barletta conversó de todo. Dos días antes del mensaje de apertura de sesiones por parte de Cristina Fernández, transcribimos aquí parte de ese diálogo.

EA: ¿Que va a pasar con la UCR?

LP: El futuro de la UCR no depende totalmente del radicalismo. Una de sus características, dentro del sistema de partidos de la Argentina, es que es el único partido de oposición que cuenta con un amplio alcance nacional, con despliegue territorial y representación política en todas las provincias y niveles del Estado. Por otro lado, los demás partidos de la oposición que carecen de esa territorialidad y que no están consolidados, algunos apenas son formaciones recientes como el PRO o reaparecen como el socialismo, tienen liderazgos fuertes sobre los que han surgido. Eso ha generado un problema para la UCR porque la ambición individual de alcanzar cargos públicos tiene una mejor perspectiva en las nuevas formaciones.

EA: ¿Cuál es ese atractivo?

LP: En el caso del PRO y el FAP, la tracción de sus liderazgos en este mundo de las imágenes, es un componente que la UCR no está en condiciones de ofrecer, por dos razones básicas: primero, la irresuelta sustitución del liderazgo de Raúl Alfonsín. Porque cuando el ex presidente perdió la posibilidad de continuar liderando a través de la representación política, el partido no pudo - lo que en palabras de Weber sería la rutinización y fortalecimiento de la organización política - cubrir esa carencia de conducción. Y segundo, porque en términos de la gestión de gobierno, el radicalismo ha asumido como propia, sin reconocer la actuación decisiva de otros actores, la hiperinflación de fines del ochenta y la caída del gobierno de Fernando de la Rúa. Estas dos cuestiones ponen al partido en una situación de debilidad frente a la opinión pública en la discusión de la representación política y son dos asuntos claves a resolver. Pero tampoco dependen de la voluntad de los radicales. El liderazgo no se inventa, es el resultado de oportunidades, condiciones de la sociedad y en el partido para que esos líderes surjan. Lo que puede hacer la UCR es generar condiciones y para ello tiene que haber mucha generosidad dentro del partido para permitir su afloramiento.

EA: ¿Cómo podría resolverse la “maldición de Alfonsín”?

LP: Es indispensable una mejor institucionalidad del partido que ayude a reemplazar esa ausencia al tiempo que se establezcan las condiciones para nuevos liderazgos.

Otra cosa que conspira contra la aparición de nuevas figuras de peso es que en una sociedad abierta y democrática, con tanto peso de los medios de comunicación en la política, la comunicación necesita “figuras” para la transmisión de ideas, y en la medida en que los partidos chicos, con escasa territorialidad, se apoyan en liderazgos instalados en los medios. Construir una imagen de un dirigente radical – sin olvidar el carácter movimientista de la UCR – que representa a sectores medios bajos para arriba - es más complejo que para las nuevas formaciones que crecen a partir de líderes que compiten por la base misma electoral de la UCR. Esos electores, de pronto, no pueden distinguir las diferencias entre los dirigentes de estas fuerzas. La medida de esta diferencia está en las identidades políticas, en sus referencias históricas, en la pertenencia construida por la militancia más que en sus concepciones doctrinarias. En ese espacio de colaboración/competencia de la representación política se ve afectado el radicalismo.

EA: Pareciera que el peronismo acierta con una fórmula exitosa: tiene en el FPV un componente de liderazgo y agilidad, en tanto que el partido ofrece una estructura territorial y una institucionalidad más o menos consolidada.

LP: Exactamente, esa es una realidad virtuosa en la que el oficialismo está inmerso.

EA: Dentro de esta dilución de las diferencias y teniendo en cuenta el carácter movimientista que anima también al PJ, ¿considera que la UCR y el PJ tienen una misma visión del Estado?

LP: En absoluto. El Estado que los partidos mayoritarios quiere, se ve a través de las acciones de gobierno. Podríamos comparar los gobiernos de Alfonsín y los de Carlos Menem y los Kirchner. En 1983, la preocupación central de la UCR fue el fortalecimiento del Estado, la construcción de los ministerios, la introducción de una racionalidad administrativa, la creación del Instituto Nacional de la Administración Público y la formación de un cuerpo gubernamental de elite, es decir, una serie de acciones que buscaban un Estado fuerte capaz de producir bienes públicos. Un libro reciente de Horacio Jaunarena (La casa está en orden) es un buen ejemplo de cómo distintas visiones del Estado se han desplegado en torno al Ministerio de Defensa, pero que podríamos extrapolar al resto.

Quiero aclarar, que cuando hablo del Estado me refiero a una dimensión institucional, republicana que está ligada a una matriz constitucional del país y por otro lado una organización con autonomía, capacidad de producir política pública, con vínculos de participación social para implementar esas políticas y, al mismo tiempo, independencia y responsabilidad para poder regular los mercados en función del bienestar general, que está reflejado en la posibilidad de producir y distribuir bienes públicos. Desde esta óptica, cuando uno revisa la actuación del peronismo en las versiones menemista y kirchnerista, lo que se aprecia es un debilitamiento del Estado. En el primer caso, con la política de descentralización y privatizaciones de claro corte neoliberal. Para seguir el ejemplo de Jaunarena y el Ministerio de Defensa, más que descentralización hubo un ahogo presupuestario en los noventa, en vez de reformar el ministerio en función de un nuevo problema, como podría ser el narcotráfico. En el período actual, el debilitamiento del Estado es por vía del vaciamiento que se verifica en la pérdida de la profesionalidad de los cuadros administrativos del Estado y en la mala y turbia asignación de los fondos presupuestarios.

Además, la práctica clientelar del peronismo ha construido un Estado paralelo de militantes políticos, a fuerza de contratos basura, que destruye la lógica burocrática de los funcionarios de planta.

Diría que la concepción del Estado del peronismo – en sus formas conocidas - se ejemplifica en lo ocurrido con el Indec, organismo que no sólo no ofrece una metodología creíble sino que expulsó a todo el plantel de profesionales que tenía las competencias adecuadas para hacer las mediciones.

EA: ¿Cómo se expresa esa diferencia de concepciones Estado según gobierne el peronismo o el radicalismo, a la luz de las reformas que el Ejecutivo querría introducir en el Poder Judicial?

LP: Desde la UCR hemos impulsado modificaciones al Poder Judicial y tenemos en nuestra agenda legislativa, desde el año 2005, una propuesta y el sentido de la reforma. Yo preguntaría: ¿con qué elementos teóricos y políticos se construye el diagnóstico? Si la interpretación oficial dice que el problema de Corte Suprema de Justicia es que la construcción del diseño institucional valida una concepción oligárquica del país, lo que se hace es una interpretación de la institucionalidad política desde una perspectiva marxista antigua. Es decir, que la política está subordinada a las relaciones capitalistas que existen en el Estado, negándole toda autonomía a la política. Esta argumentación puede destruir todo el andamiaje de la Corte y toda la base institucional argentina apelando a la supuesta representación de clase del gobierno actual. El planteo oficial va en línea con el pensamiento de Ernesto Laclau quien retoma el marxismo no aggiornado, cómodamente instalado en Londres, corazón del capitalismo y de donde no piensa volver.

Ahora bien, sí comparte la UCR la necesidad de introducir modificaciones y mejoras en la justicia en la línea que ha expresado la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, en el sentido de que la justicia nacional está teñida porque su composición ofrece una trama de parentesco – no necesariamente oligárquica – y de vínculos con los negocios, asunto de vieja data. Pero la forma de resolver esta situación no es, bajo ningún aspecto, la elección popular de los jueces. ¿Quién podría asegurar que los jueces no serán colocados en sus puestos por el narcotráfico u otros intereses, a través del voto popular? Este discurso ideológico no reconoce las condiciones sociales y políticas del país.

No cabe duda que la desigualdad ante la justicia es una deuda pendiente, que los grandes interese están mejor atendidos que los de los pobres, tanto en materia penal como civil. Es decir, que podemos compartir las palabras de la procuradora, pero no los fundamentos en los que se basa la modificación a realizar. Para la UCR, la desigualdad en el tratamiento de los ciudadanos ante la justicia es lo que hay que modificar. Ahora, si pretendemos cambiar esta realidad, según aparece en algunos medios, contando la vida de los jueces que hoy ejercen la magistratura – escrache más espionaje – y con el escrutinio de las opiniones políticas de los jueces, entonces lo que se va construyendo es una acción política del gobierno que tiene como eje al miedo. Y el miedo que se aplicó a los periodistas, a los empresarios, a los que quieren comprar divisas y que tiene a todos los recursos del Estado afectados a la persecución, es el instrumento de construcción de un régimen autoritario. Esa gestación del régimen autoritario es lo que la sociedad debe entender, sobre lo que los ciudadanos deben comprender: un régimen autoritario de base populista que esta despegado de la relación autoritarismo/militarismo pero que tendrá los mismos efectos. Tenemos varios ejemplos históricos de regímenes autoritarios con base de apoyo electoral. El control de la mayoría viene por la república, es decir, las reglas del Estado de derecho, que es lo que controla el peso de la mayoría y garantiza el principio de la soberanía popular. Cuando se abandona la dimensión republicana, la forma de control de Leviatán, entonces vamos hacia una lógica líder/masa que termina en la fundamentación política de un régimen autoritario.

EA: Lo que parece difícil es que ese líder que tiende al régimen autoritario logre reformar las instituciones para abrir las puertas a una legitimación indefinida en el ejercicio del poder.

LP: No estoy tan segura.

EA: ¿Cree que hay espacio para la reforma constitucional?

LP: Creo que el modo en que se viene presentado la campaña electoral, el modo en que el oficialismo ha instalado la idea de que no hay oposición – y que lamentablemente es tomado por los medios de comunicación masivos – podría llegar a permitir un escenario en donde el oficialismo obtenga una cantidad suficiente de legisladores como para presionar sobre la opinión pública con un plebiscito para reformar la constitución. Este es otro de los consejos londinenses de Laclau.

Para evitar esto, la UCR tiene la responsabilidad de generar condiciones de diálogo político con las demás fuerzas para avanzar en acuerdos y en el esclarecimiento acerca de hacia donde vamos en forma casi inexorable. Esta es una tarea difícil porque la agenda electoral es muy corta. En mayo son las alianza y luego vienen las PASO que puede ayudar a la confusión. Las PASO tienen el efecto de adelantar una visión de lo que podría ocurrir en la elección. Así, si el gobierno logra un importante caudal de votos ¿cómo podría la oposición revertir una tendencia? ¿Qué medios de comunicación mostrarán que sacar el 35% significa tener el 65% en contra – cuando ese 65 está fraccionado? Estos son dilemas comunicacionales que tiene la oposición. Los medios masivos, las grandes empresas, al poner en juego sus preferencias favorecen la representación simbólica del oficialismo y terminarían colaborando en la construcción del régimen autoritario.

EA: Es una visión apocalíptica del futuro inmediato.

LP: Creo que es un problema a resolver y la comunicación será central. El gobierno lo tiene claro hace rato, por eso ha ido por la comunicación, tiene Fútbol para Todos y otros espacios en los que bombardea a la ciudadanía con discursos oficiales. En tanto, la oposición carece de esos recursos, a la vez que la competencia dentro de ese espacio dificulta la tarea de construcción de un relato en el que el kirchnerismo se ha especializado.

La UCR ha avanzado en los acuerdos programáticos. Creo que son importantes, pero más lo es la comunicación política.

La necesidad de mostrar el pluralismo como una ventaja, y no lo contrario, es una tarea que los partidos de oposición deberían acometer antes de preocuparse por comunicar las diferencias.

EA: Volviendo al inicio de la charla, la comunicación es tarea de los líderes y si ellos no aparecen es difícil posicionarse en el mundo de la imagen. Tal vez haya tres o cuatro dirigentes del partido que asomen en ese campo, pero no hay uno que sobresalga y que concite la atención.

LP: Es cierto, por eso insisto en que la UCR debe ser más generosa con jóvenes que tienen la potencialidad de alcanzar esos lugares. Eso es algo que cuesta, tanto como que una mujer alcance la presidencia de la Convención Nacional. Mi caso es el fruto del trabajo de muchísimas mujeres del partido que son excelentes cuadros políticos insertos en organizaciones sociales en las que desarrollan una gran actividad y plasman lo que no pueden como profesionales de la política. La UCR no jerarquiza ese esfuerzo y ese potencial de manera suficiente cediendo un capital muy valioso. Lo mismo ocurre con los jóvenes. Voy a hacer algunos nombres para tomar ejemplos concretos: el desempeño del senador formoseño Luís Naidenof es excelente y el partido debería promoverlo. El diputado riojano Julio Martínez ha demostrado una gran preparación – es especialista en temas de defensa - y un tesón que le ha valido ser electo diputado nacional dos veces en una provincia que es difícil para la UCR. En fin, estos son solo dos ejemplos de figuras que merecen más promoción por parte de la propia fuerza que integran.

Como dije al inicio, hay condiciones adversas para el partido que no dependen de nosotros, pero hay otras sobre las que hay que empezar a trabajar ya.


Fuente:  http://www.escenariosalternativos.org

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