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miércoles, 3 de junio de 2015

GOBIERNOS SEUDOS FEDERALES, HIPÓCRITAS Y COMPLICES.


 Desprecio e ignorancia




Tal como viene sucediendo en los últimos años de la decadencia, el periodismo se hace eco de las dificultades constantes que sin pausa atraviesan las economías regionales y qué condiciones a las provincias, atrasan a sus pueblos y demuestra cabal y descarnadamente  qué en los estados provinciales no se encuentran funcionarios provinciales sino apenas simples verdugos de sus pueblos al servicio de la decadencia y la corrupción nacional que no solo los hace cómplices sino participes necesarios en la ejecución del más delictivo y sometedor centralismo.
Si mañana 4 de Junio, día en el que se recuerda el fallecimiento de nuestro caudillo federal, ves y escuchas a estos delegados del poder central que se dicen llamar funcionarios provinciales rendir honores al caudillo federal FELIPE VARELA, no les creas, su accionar diario y en contra de los intereses de la provincia y su pueblo te demuestran claramente que no solo son cómplices del anti federalismo, sino que además te toman el pelo en forma agraviante e hipócritamente.
El federalismo no se declama se defiende, se ejerce y se amplía en beneficio de los pueblos, el desarrollo armónico de la nación y el progresos de todos y cada uno de los ciudadanos.  

 CARA Y CRUZ

Desprecio e ignorancia

Aunque debería ya haberse asumido como una fatalidad, no dejan nunca de sorprender las demostraciones de desprecio e ignorancia supina que el poder político nacional dedica a los sectores productivos del interior. La crisis de las economías regionales parece no existir para el funcionariato ubicado en la Casa Rosada, que cuenta con la complicidad de gobiernos provinciales para mantenerse en la cómoda postura. Hay situaciones directamente absurdas. Ahora la Asociación Olivícola de Catamarca (ASOLCAT) expresó su preocupación por una disposición de la Dirección Nacional de Aduanas que obstaculiza exportaciones de aceite de oliva ya comprometidas. Alega el organismo nacional que no tiene personal suficiente para asistir a los emprendimientos que presentaron la documentación para exportar y certificar las cargas en planta. De tal modo, los productores deben parar la comercialización del fruto de su trabajo por las deficiencias burocráticas de la Dirección de Aduanas, cuyas autoridades, en lugar de resolverlas para agilizar las certificaciones, descargan los costos en los exportadores, para quienes las demoras implican pérdidas. Total, al Gobierno nacional no le interesa en lo más mínimo el destino de las economías regionales. No van a hacerse los jerarcas de Aduana mala sangre por los inconvenientes de unos cuantos infelices con sus productos a la espera de que les firmen los papeles. Que esperen, y si los productos ya comprometidos con los compradores se malogran, mala suerte.

Nada novedoso, salvo lo grotesco. La indiferencia ha sido la actitud invariable del poder central hacia el interior, del que solo se acuerdan cuando alguna elección aislada sirve a fines publicitarios, o cuando hay que convocar a los gobernadores cada tres meses para someterlos a la humillante ceremonia de rubricar la adhesión al Desendeudamiento, trámite que podría cumplir sin inconvenientes, y sin superfluas alharacas, cualquier secretario de finanzas. Negada la posibilidad de cualquier reforma estructural que permita atenuar las enormes desventajas comparativas que el interior tiene respecto de la Pampa Húmeda, solo faltaban las trabas a los trámites formales más ordinarios para completar el panorama de abandono. Nada se ha hecho para menguar las pérdidas que representan el retraso cambiario y los prohibitivos costos de flete hasta el puerto o los puntos de consumo masivo. Un eventual sistema fiscal y laboral diferenciado para el interior no figura ni a los veinte entre las inquietudes de los nacionales. Que no se puedan completar los trámites para exportar remacha el clavo, mientras el funcionariato provincial alardea desde hace años con reuniones y viajes en busca de potenciales inversores que jamás concretan inversiones. No se entiende esta reticencia, con lo atractivas que son las condiciones para obtener rentabilidades fabulosas y la eficiencia que caracteriza a la burocracia estatal.

Una vez más se torna manifiesto el carácter ficcional del federalismo argentino. El sistema institucional es utópica teoría en un régimen signado por la pronunciada concentración de recursos fiscales en manos de la Casa Rosada y la importancia de las provincias reducidas, eliminación del Colegio Electoral como sistema de elección de los Presidentes mediante, en 1994, al peso de su padrón electoral. Si a los kiosqueros de La Matanza les llegaran a demorar un par de días algún trámite, los inquilinos de la Rosada se atropellarían para solucionarles los inconvenientes en el acto. Mire si va a comparar con un puñado de productores del interior, incapaces de conmover las urnas. Mientras tanto, 900 mil puestos de trabajo están en peligro por la crisis de las economías regionales según la Cámara Argentina de la Mediana Empresa. Y mañana se cumplen 145 años de la muerte del general Felipe Varela, que ha de estar chocho por el modo en que se honra su memoria.
 
FUENTE:  www.elancasti.com.ar
 


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