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viernes, 30 de octubre de 2015

MÁS KRETINA QUE NUNCA

El nuevo editorial de Alfredo Leuco en Le doy mi palabra
Leuco - Copia


Cuatros discursos al hilo y tres horas hablando sin parar alcanzaron para confirmar que la Presidenta está fuera de su eje y no logra digerir que el 11 de diciembre volverá al llano. Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio. Cristina estableció un record mundial: hizo campaña para el oficialismo pero no nombró ni una sola vez al candidato Daniel Scioli. Puede parecer anecdótico, pero es una muestra más del tamaño del despropósito y los niveles de altanería en los que Cristina está encerrada. ¿Quiere ganar la elección sin nombrar al candidato? ¿Piensa igual que Hebe de Bonafini que dijo que Scioli es como el aceite de castor que le daban los padres cuando era chica? :” no nos gusta, no lo queremos pero hay que votarlo” ¿Quién eligió a ese candidato innombrable? ¿Quién es la responsable de haber fracasado en la construcción de un candidato que la represente? ¿O se siente tan perfecta que es imposible que alguien esté a su altura? La Constitución le prohíbe a Cristina presentarse de nuevo, pero ella no lo puede procesar. Por eso ahora dice que el candidato es el modelo o el proyecto que dicho sea de paso está haciendo agua por los cuatro costados. Tal vez Cristina estaría feliz con una boleta que dijera “Frente para la Victoria de Cristina: vote Daniel Proyecto Presidente y Carlos Modelo Vice”. Varias veces dijo que no importan los nombres, como si la democracia fuera una máquina de números fría y deshumanizada. Pero después le ponen Nestor Kirchner a todos. Menos mal que no importan los nombres.

Es tan grande la hipocresía de la presidenta que dijo que su espacio político es el único que no cambia. Que no dice una cosa un día y otra cosa otro día. Ese fue el momento más bizarro. Uno no sabía si reír o llorar. El peronismo en general y los Kirchner en particular han sido los campeones mundiales de decir una cosa y hacer otra. O de acomodarse a los nuevos vientos. O de inventarse un pasado. Criticó a los que callaron con la dictadura y el matrimonio presidencial solamente hizo papelones y agachadas durante esa época donde construyeron la primera parte de su fortuna embargando a deudores hipotecarios y con la lógica del usurero, mientras otros abogados se jugaban la vida presentando habeas corpus por los desaparecidos y defendiendo presos políticos. No hay un solo documento, una declaración, o un video donde Cristina haya expresado su repudio a los terroristas de estado. Y no solamente durante la dictadura. Bien entrada la democracia, con Néstor intendente y gobernador, pasó mucho tiempo hasta que abrieran la boca sobre el tema de los derechos humanos. Es increíble que Cristina se engañe tanto a sí misma. Fustiga con ferocidad a otros por lo mismo que hizo ella. Siempre la paja en el ojo ajeno.

Ni que hablar del tema Menem. Acusan de noventista a Mauricio Macri y eso suena como un intento brutal de engañar a la gente. Hay 7 elecciones en las que los Kirchner compartieron boleta con Carlos Menem mientras Macri estaba afuera de la política. Es famoso el discurso de Néstor en el aeropuerto de El Calafate elogiando al riojano hasta el límite de compararlo con Perón, algo que aún hoy, produce vergüenza ajena. Son demoledores con economistas macristas a los que acusan de “Cavallistas” y ellos fueron los mejores alumnos de Domingo Cavallo y por eso recibieron los famosos fondos de Santa Cruz que se evaporaron en el aire en uno de los escándalos de corrupción más graves desde el retorno de la democracia. Además, Cristina dijo que era amiga de Cavallo cuando le pregunté en mi programa de televisión a quien iba a apoyar en la interna del justicialismo porteño. Tengo el video y lo voy a mostrar. Ella misma pidió anoche que se mostraran las filmaciones con las contradicciones de los dirigentes. Le voy a dar el gusto.

Ni que hablar del tema YPF. Mil veces se dijo que fue Oscar Parrilli el miembro informante en el Congreso para la privatización. No fue Macri, fue Parrilli. No fue Gabriela Michetti, fue Néstor.

Además de un diccionario de la hipocresía y la soberbia, el cuádruple discurso de Cristina mostró su falta de información y un mal manejo de la ironía. Quiso gastar a María Eugenia Vidal y a su esposo Ramiro Tagliaferro porque son un matrimonio y porque, según ella, los opositores denostaban la presencia de los jóvenes en la política. Y ambos son jóvenes. Dos aclaraciones. Primero, no conozco a nadie que haya criticado a La Cámpora por ser jóvenes. Eso es pura imaginación y expresión de deseos de Cristina. Los cuestionamientos son por su condición de ñoquis aplaudidores y autoritarios que se organizan alrededor de los privilegios del estado y no de la solidaridad hacia los que menos tienen.

Encima dijo dos veces que María Eugenia tenía 36 años. ¿Quién la informa a Cristina? ¿El Indec? Es muy joven pero tiene 42 años. Pero lo más grave fue lo que Cristina no dijo. Hacer desaparecer de su discurso a Scioli es humillante para su propio candidato, insisto, elegido por ella. Se burló de Tagliaferro porque ganó la elección en Morón y no dijo una palabra sobre las derrotas de Martín Sabbatella y Aníbal Fernández en sus distritos y en toda la provincia. Cristina no dijo nada del hecho político más importante. No sabemos lo que opina de una de las peores actuaciones del peronismo en toda la historia. Cualquier periodista le hubiera hecho primero esa pregunta:

¿Quién cree usted, que es el o la responsable de semejante debacle electoral? ¿Cómo dice, doctora? No la escucho. ¿Usted reconoce algún error en ese aspecto? ¿Fue Scioli o Aníbal? ¿O fueron los ciudadanos argentinos los que se equivocaron porque son unos tontos y se morfaron la televisión como dijo usted en otro momento?

Cristina adelantó el futuro. A muchos nos inquietaba la posibilidad de un doble comando en el caso de que Scioli se consagrara presidente. Nos preguntamos varias veces ¿Quién va a gobernar? ¿Cristina desde El Calafate o Daniel desde la Casa Rosada? Ese probable doble comando se adelantó y ayer quedó patente y patético un doble comando de campaña. Fuego amigo, como diría Aníbal. Esquizofrenia política. Scioli en Tucumán con su escudo de fieles gobernadores y Cristina en la Rosada con su tropa verticalista y obsecuente.

Ese doble comando es la confirmación de una personalidad bipolar de terremotos anímicos que no admite dejar el poder. Ese reto permanente que Cristina les da a los argentinos es uno de los motivos del hartazgo social que se tradujo en los votos castigo del domingo. Scioli para salir del laberinto por arriba dijo que iba a ser más Scioli que nunca. Y se apareció Cristina, más Cristina que nunca.

FUENTE: http://radiomitre.cienradios.com

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