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viernes, 6 de enero de 2012

Un montaje perfecto para ocultar el ajuste

Una presidenta que acaba de ser operada y cientos de simpatizantes rezan por su salud; encuestas que muestran a un gobierno con el 70% de valoración positiva; un vicepresidente que sólo cumplirá un papel decorativo y el jefe del gobierno porteño opositor al que se lo presenta como el único culpable de un aumento en la tarifa de subtes. Todas las piezas encajan perfectamente en la Argentina de 2012, que, sigilosamente, avanza con un plan de ajuste sin que se adviertan sobresaltos.
"¿Hacia falta a un día de la operacion a la Presi sacar un DNU q agrede salarios d trabajadores estatales! Kien kiere instalar la confusion?" (sic), se preguntó el jefe del gremio de judiciales, el kirchnerista Julio Piumato, en su cuenta de Twitter, al conocer el decreto por el que se revisarán 300.000 salarios de estatales que perciben pagos adicionales.
La respuesta nadie se la acercó a Piumato, pero ya fue diagramada desde la Casa Rosada antes de que Cristina Kirchner ingresara en el quirófano: el esquema de ajuste en las provincias y en el Estado nacional se activará ahora aprovechando la elevada popularidad de la Presidenta. "Si no avanzamos ya con el recorte de gastos después quizá sea tarde", se sinceró ante La Nacion un destacado ministro.
La sangría ya comenzó en ocho provincias con planes de "emergencia económica", ajustes fiscales y reformas jubilatorias. Ahora se extendió a la Nación. Se reducirá el régimen de jubilaciones especiales de la Justicia, por decreto recortarán pagos adicionales, hay paralización de la obra pública; se prevé una revisión minuciosa de los contratados y el ciudadano común se llevará más sorpresas al abrir las facturas de servicios públicos.
El ajuste comenzó a rodar mientras los militantes kirchneristas levantaban sus banderas de "Aguante morocha" frente al Hospital Austral. Sin embargo, la maquinaria comunicacional K funcionó a la perfección: hasta ahora, el único culpable de los ajustes y aumentos de tarifas se llama Mauricio Macri, que debió hacerse cargo del servicio de subtes -estaban en poder de la Nación- y al no contar con presupuesto para subsidiarlo tuvo que incrementar en un 127% el boleto.
Por el momento, los únicos "indignados criollos" son Moyano y algunos de sus aliados en la CGT. No tantos. El Gobierno se encarga de "bajarle el precio" al camionero, como le gusta repetir a un funcionario del Ministerio de Trabajo. La Casa Rosada ya entabló diálogo con otros jefes gremiales, como Lescano o Pignaneli. Moyano sabe de esas traiciones. No por casualidad empezó a tender puentes con piqueteros antikirchneristas y con la CTA no oficialista. Se abrazan por espanto y no por amor, diría Borges.
El esquema de "sintonía fina" que diagramó la Presidenta encuentra su excusa perfecta desde el poder: hay que evitar el azote de la crisis mundial. Aunque hay otros elementos. Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, este año el déficit primario del Estado será de $ 16.000 millones. A esto hay que agregarle la acumulación excesiva del gasto y el pago de US$ 8000 millones de la deuda. Los vencimientos de pago más complicados serán en marzo, abril, junio y agosto. Quizá para esos meses el kirchnerismo tenga en sus manos otro show de distracción y prepare renovados "regalos de Reyes".
mdinatale@lanacion.com.ar

http://www.lanacion.com.ar/1438245-un-montaje-perfecto-para-ocultar-el-ajuste

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