POR Enrique Guillermo Avogadro Abogado |
"Señora de ojos vendados que estás en los Tribunales, quítate la venda y mira, que sin tus buenos oficios no somos nada".
María Elena Walsh
Desde que
la tía Julia se fue y decidí convertirme en escribidor, allá por el
2006, muchas veces me he preguntado en qué nos hemos convertido como
sociedad pero, obviamente, mi desconcierto llega al extremo cuando,
diariamente, explotan nuevas y gigantescas bolsas de pus, que tapan a
las anteriores, y no reaccionamos; nada parece importar que, donde el
periodismo o la Justicia tocan, aparezcan nuevos e inmundos focos de la
corrupción más profunda que recuerde la historia de nuestro país. Por
muchísimo menos, la pax política de nuestros vecinos
saltó por el aire, como ha sucedido en los últimos meses en Chile,
Brasil y Bolivia, aún cuando sus gobiernos hayan reasumido poco tiempo
atrás; Michelle Bachelet, Dilma Rousseff y Evo Morales pueden dar fe de
cuanto digo.
La
revista Veja, la mejor y más seria publicación de América Latina,
reveló el lunes que Nilda Garré (ex Ministro de Defensa, ex Embajadora
en Caracas y actual Embajadora en la OEA) y Máximo K son (o, a esta
altura, eran) co-titulares de cuentas en Delaware, Caiman y Teherán,
alimentadas con más de cien millones de dólares, provenientes de los
negociados de los Kirchner con Chávez con los bonos soberanos, con las
exportaciones argentinas y, seguramente, con la triangulación de
tecnología nuclear argentina a Irán; por su parte, Daniel Santoro, del
demonizado Clarín, aportó más datos que corroboraron la información.
Gracias a Dios, Máximo pudo dar incontrastables pruebas de la falsedad
de la historia, ya que aclaró que no salió del país en los últimos diez
años; ¿es que el Gobierno nos cree tan idiotas?
La obvia vinculación del aserto periodístico con el memorandum firmado con Ahmadineyad,
para exculpar a su país del atentado a la AMIA y levantar las alertas
rojas, no hace más que confirmar la denuncia que formuló Nisman contra
la Presidente, hecho que lo llevó a la muerte. Por lo demás, las
filtraciones que desnudó Snowden esta semana respecto al espionaje
británico sobre políticos y militares locales, también demuestran que la
preocupación del mundo occidental con el giro geopolítico de Cristina
coincidió, en el tiempo, con el comienzo de las conversaciones entre
Timerman, nuestro absurdo Ministro de Relaciones Exteriores, y su par
iraní en Caracas y Siria.
No
es para menos; la cesión de soberanía para la construcción de una base
militar china en nuestro territorio, y los nuevos acuerdos con Rusia
-que la Presidente ampliará durante su inminente viaje a Moscú- en
materia nuclear, ponen en riesgo el control del Atlántico Sur (no
debemos, mal que pese a nuestro tradicional ombliguismo, circunscribir
el análisis a Malvinas) y, por ende, el de la Antártida y eso inquieta, y
mucho, a las cancillerías occidentales. En este aspecto, resultará de
muchísimo interés escuchar a los mejores expertos en relaciones
internacionales de distintas procedencias políticas que presentarán en
el CARI, el 15 de abril a las 18:30, un importante documento consensuado
-similar a los que produjeron los ex-secretarios de Energía- con
relación a políticas de estado en nuestra futura vinculación con el
mundo.
La
denuncia de Veja, que tira un millón ejemplares por semana, dio pie
para la segunda aparición pública de Máximo; pese a que el supuesto
motivo era desmentirla, permitió que el heredero recibiera las luces de
la prensa. Aupada por esos focos destellantes, La Cámpora, cuya jefatura
cómicamente se le atribuye, rápidamente lo constituyó en aspirante a
algo, colgado de alguna lista oficialista; dudo que la extrema fantasía
de convertirlo en pre-candidato a Presidente, anunciada por Ottavis, uno
de los líderes de esa organización, se concrete, toda vez que llevaría a
una extrema polarización del electorado y a la segura derrota del
inexperto (salvo para robar) joven por un amplísimo margen.
Lo
mismo me parece que ocurrirá con la eventual aparición de la noble
viuda como candidata a gobernadora bonaerense o a la cabeza de la lista
de diputados; sólo se concretarán si las encuestas de última hora le
garantizaran un amplio triunfo, ya que no la imagino aceptando llegar
segunda o tercera en esas carreras. La actitud de Beder Herrera debe
preocupar: cuando todos los mandatarios ¿leales? fueron convocados a
Buenos Aires y apretados para que no desdoblaran las elecciones
provinciales -y así verse obligados a atar su suerte al carro
kirchnerista-, el Gobernador de La Rioja regresó y las adelantó.
Pesarán,
seguramente, en la decisión de Cristina los sindicatos, cuya dirigencia
fue convertida en "oligárquica" -original calificativo, cuando quien lo
utiliza es la persona más injustificadamente rica del país- y "traidora
a la clase obrera" por el discurso presidencial del mismo día del
monumental paro del martes 31. Ese brutal enfrentamiento con lo que el
peronismo considera desde sus orígenes su columna vertebral, nos
retrotrae al momento en que María Estela Martínez de Perón y su
Ministro, José López Rega, intentaron en 1975 despegarse de la CGT: el
Ministro de Economía, Celestino Rodrigo, fue despedido, el "Brujo" tuvo
que irse del país y, a los pocos meses, la propia "Isabelita" perdió el
cargo en medio de la indiferencia general.
Este
mes de abril, que recién comienza, traerá varias importantes elecciones
provinciales; sus resultados despejarán la confusión que han generado
tantos estudios de opinión pública, la mayoría de ellos contratados por
políticos que los utilizan para su propia instalación; recordemos que
todos los investigadores revelan sus verdaderos números sólo en los
últimos días previos a las elecciones, ya que lo acertado -o no- de sus
vaticinios determinan su futuro empresarial.
En
estos momentos, cuando circulan varios análisis que pretenden la
recomposición de la imagen presidencial y ubican al Gobernador de la
Provincia de Buenos Aires a la cabeza del trío mayor de candidatos a
suceder a Cristina, he oído a algunos inocentes recitar un actualizado
mantra: "Scioli al gobierno, Cristina al poder". Si la Presidente
creyera en esa simplificación, cometería un gruesísimo error, ya que el
mandatario bonaerense carece de la lealtad que caracterizó, como a
ningún otro en la historia, a Héctor Cámpora; muy por el contrario, Don Lancha comenzaría,
al día siguiente a su asunción, a cobrarse los doce años de
humillaciones con que el kirchnerismo ha pagado su permanente
"felpudismo" y el peronismo, como siempre, acudiría en ayuda del
vencedor.
Para
terminar, una corta reflexión sobre los nuevos avances en la prolongada
guerra del Poder Ejecutivo contra el Judicial, originada en la grave
preocupación que embarga a la Presidente, a su familia y a su entorno de
cómplices y testaferros sobre el horizonte penal, que ven acercarse
cada día. A pesar de haberme equivocado cuando pensé que el Juez
Ballestero no aceptaría convertirse en bonzo -ya ha sufrido públicos
escraches-, creo que la Casa Rosada no conseguirá comprar -o, como
mínimo, conseguir su ausencia en la crucial sesión- a los cuatro o cinco
senadores que necesitaría para lograr la designación de Roberto Carlés
para integrar la Corte Suprema de Justicia.
Pero,
simultáneamente, está en las intenciones del oficialismo aumentar el
número de sus miembros de cinco a nueve, por una ley que no requiere de
mayorías especiales; en la medida en que la oposición no estaría
dispuesta a otorgar su conformidad a las designaciones que proponga el
Ejecutivo, éste podría integrarla con conjueces, obviamente fieles;
aunque no permanecerían en sus cargos después del cambio de gobierno,
garantizarían el inmediato archivo de las causas por corrupción, hoy
tanto inquietan. Sólo nos quedará entonces que la actual Corte encuentre
el camino para resolver la inconstitucionalidad de la norma y, así,
impedirles asumir, como ya hizo con los fiscales en enero.
Espero
que la Pascua de Resurrección y el Pésaj que estamos celebrando nos
permitan reaccionar frente a tantos repugnantes forúnculos que cubren
nuestra piel y traigan a la Argentina la paz, de la mano de la
república, de la verdadera democracia representativa y, sobre todo, de
la honestidad y de la decencia; sólo así, como dijo SS Francisco,
tendremos futuro.
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