Un análisis de René Galiano, asesor de la Secretaría de estado de la energía de Santa Fe y experto en la materia. El abaratamiento de la energía mediante el progreso de la tecnología, la inconveniencia de la Resolución 108 en la determinación de precios y la necesidad de sincerar tarifas de energía para usuarios particulares.
En Argentina, desde 2012 a la
fecha, los precios de los contratos de Acuerdo de Compra de Energía
(PPA, por sus siglas en ingles) para la tecnología solar fotovoltaica se
redujeron a menos de la mitad, estableciéndose, de acuerdo al caso, en
los 240 dólares el MWh. Esto por el abaratamiento en costos de
tecnología.
Sobre el tema habla con energiaestrategica.com, el ingeniero en Recursos Hídricos, especialista de posgrado en Ingeniería Ambiental, proyectista-instalador en energía solar, profesor de la Maestría para el Desarrollo Sustentable de la Energía de la UNR y asesor de la Secretaría de estado de la energía de Santa Fe, René Galiano.
¿Cuál es el motivo de la reducción de los costos?
Los precios que habían surgido del programa GENREN (proyectos de San Juan), eran irreales. Fue una “deformación puntual” que fue observada con mucha preocupación y asombro en el resto del mundo.
Obviamente, luego de ese “caso puntual”, el gobierno nacional no estuvo dispuesto a repetir tal experiencia, y hoy se manejan con 240 dólares el MWh dependiendo de la negociación particular que el interesado haga. Estos precios siguen siendo muy altos, pero no en un mercado tremendamente inseguro y lleno de trabas financieras a los capitales foráneos que no quieren arriesgar en nuestro país.
Así como en 3 años se redujo su precio a la mitad, ¿es posible otra baja similar?
Por supuesto que es posible; basta ver los valores que se están manejando en países vecinos. Es claro que Argentina no va a salir del atolladero de comprar energía importada de la noche a la mañana, pero con un cambio de procedimientos en el aspecto financiero, un paulatino sinceramiento en las tarifas actuales, y una adecuada política estratégica para el desarrollo energético nacional, el interés internacional en participar se va a hacer presente rápidamente. Sin dudas eso va a provocar un ajuste sobre nuestras actuales costumbres y niveles de consumo, algo que tarde o temprano tiene que suceder y espero que no sea mediante un shock.
¿Sucede algo similar con el resto de las tecnologías renovables?
Y claro que sí, todo depende de la resolución 108, que no fija valores claros para cada energía. Cada caso lo somete a una “negociación particular” y no son procesos expeditivos. Por ejemplo, la pampa húmeda tiene una potencial de biomasa increíble, podría haber centenares de biodigestores procesando biomasa húmeda, generando biogás y solucionando gran parte de actuales dramas ambientales. Además la 108 no busca proyectos, espera que vengan; es como si no estuvieran convencidos que la generación distribuida es altamente beneficiosa para un desarrollo armónico del país.
En este contexto ¿Cómo evalúa las perspectivas de las renovables?
Todo indica que aún en 2050 seguiremos dependiendo a nivel global de los combustibles fósiles, pero con muy altos porcentajes de participación de las energías renovables, a tal punto que algunos países podrían prácticamente cubrir todas sus necesidades de generación, además de contribuir a la adaptación al cambio climático. Esta es la ventaja que tiene argentina, sumando el desarrollo estratégico de potencial en energías Renovables, podría cambiar radicalmente su angustiante matriz energética actual.
Sobre el tema habla con energiaestrategica.com, el ingeniero en Recursos Hídricos, especialista de posgrado en Ingeniería Ambiental, proyectista-instalador en energía solar, profesor de la Maestría para el Desarrollo Sustentable de la Energía de la UNR y asesor de la Secretaría de estado de la energía de Santa Fe, René Galiano.
¿Cuál es el motivo de la reducción de los costos?
Los precios que habían surgido del programa GENREN (proyectos de San Juan), eran irreales. Fue una “deformación puntual” que fue observada con mucha preocupación y asombro en el resto del mundo.
Obviamente, luego de ese “caso puntual”, el gobierno nacional no estuvo dispuesto a repetir tal experiencia, y hoy se manejan con 240 dólares el MWh dependiendo de la negociación particular que el interesado haga. Estos precios siguen siendo muy altos, pero no en un mercado tremendamente inseguro y lleno de trabas financieras a los capitales foráneos que no quieren arriesgar en nuestro país.
Así como en 3 años se redujo su precio a la mitad, ¿es posible otra baja similar?
Por supuesto que es posible; basta ver los valores que se están manejando en países vecinos. Es claro que Argentina no va a salir del atolladero de comprar energía importada de la noche a la mañana, pero con un cambio de procedimientos en el aspecto financiero, un paulatino sinceramiento en las tarifas actuales, y una adecuada política estratégica para el desarrollo energético nacional, el interés internacional en participar se va a hacer presente rápidamente. Sin dudas eso va a provocar un ajuste sobre nuestras actuales costumbres y niveles de consumo, algo que tarde o temprano tiene que suceder y espero que no sea mediante un shock.
¿Sucede algo similar con el resto de las tecnologías renovables?
Y claro que sí, todo depende de la resolución 108, que no fija valores claros para cada energía. Cada caso lo somete a una “negociación particular” y no son procesos expeditivos. Por ejemplo, la pampa húmeda tiene una potencial de biomasa increíble, podría haber centenares de biodigestores procesando biomasa húmeda, generando biogás y solucionando gran parte de actuales dramas ambientales. Además la 108 no busca proyectos, espera que vengan; es como si no estuvieran convencidos que la generación distribuida es altamente beneficiosa para un desarrollo armónico del país.
En este contexto ¿Cómo evalúa las perspectivas de las renovables?
Todo indica que aún en 2050 seguiremos dependiendo a nivel global de los combustibles fósiles, pero con muy altos porcentajes de participación de las energías renovables, a tal punto que algunos países podrían prácticamente cubrir todas sus necesidades de generación, además de contribuir a la adaptación al cambio climático. Esta es la ventaja que tiene argentina, sumando el desarrollo estratégico de potencial en energías Renovables, podría cambiar radicalmente su angustiante matriz energética actual.
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