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miércoles, 17 de octubre de 2012

LA CAMPORA ANTIPODA DE LA COORDINADORA RADICAL

El gigantesco abismo entre La Cámpora y la Coordinadora radical

En busca de darle algún fundamento que no sea el de estrictamente juntar billetes, el periodista José Natanson editó un libro donde compara a los jóvenes K, con la Coordinadora radical de los ´80, con la Primavera Arabe y con los indignados de España.


"¿Porque los Jóvenes están volviendo a la política?. De los indignados a La Cámpora", se titula el ibro del periodista de Página/12 Jose Natanson. En él, además de una serie de análisis que a alguien pueden parecerle sesudos o elaborados, se pretende hacerle el enorme favor a La Cámpora, de buscarle algún paralelo que les permita ponerse a la par de algún sector político que alguna tuvo prestigio al menos, como elaborador de mecanismos de poder, o situarlo en un contexto mundial al que los pequeños K, son totalmente ajenos.

Veamos. Nada, ni un ápice tiene de parecido La Cámpora con la Primavera Arabe. Si se quiere, ese movimiento que terminó derrocando al autocrático gobierno egipcio, se parece más a la convocatoria cacerolera que a La Cámpora. Simplemente por lo mismo, que va diferenciarlo en forma sustancial, de los demás fenómenos con los que Natanson trata caprichosamente de frozar un paralelismo: La Cámpora nace al abrigo del poder y la caja, no para resistirse a nada, sino como brazo joven del establishment dominante, que no es otro que el kirchnerismo.

La Primavera Arabe estuvo fomentada e iniciada desde la redes sociales. Fue fruto del inconformismo de jóvenes profesionales egipcios que se instruyeron en universidades europeas, y que al regreso a su país, ya habían visto las bondades de la democracia y el desarrollo, y no querían seguir sojuzgados por una dictadura tercermundista. Clara diferencia con La Cámpora, que nace para sostener el gobierno en el poder, y disfrazar o minimizar sus prácticas autocráticas. La Cámpora no es un grupo de jóvenes que, por ejemplo, combatió al menemismo y llegó al poder luego. Es un grupo que nace alentado por la  billetera estatal y se aprovecha de la alianza del gobierno con Carlos Menem y la mayoría de sus ex acólitos. La Cámpora no luchó jamás contra nada.

Tampoco son jóvenes profesionales recibidos en universidades europeas. La mayoría son desprolijos arribistas sin profesión que no podrían desarrollarse en ningún caso en la actividad privada.

El paralelo con la Coordinadora también es falaz, casi ridículo. Primero porque la Junta Coordinadora Nacional, llega al poder junto con Raúl Alfonsín. Es cierto, en los primeros dos años del gobierno no ocuparon primeras líneas sino segundas y terceras, pero ya estaban cerca del líder radical, y tenían historia previa. La mayoría de ellos, nace del Movimiento Juvenil de Agitación y Lucha que combatió a la dictadura de Juan Carlos Onganía, se agrupó con su nombre definitivo en 1969, y combatió luego al Proceso del ´76. Por eso, junto a Alfonsín enfrentaron al establishment partidario y ganaron la interna al balbinismo encarnado en Fernando De la Rúa en 1983.

La Cámpora, esta dicho, no luchó contra nada. Sus miembros no tienen una historia de militancia. Se guarecen bajo el nombre de un supuesto líder que no hace política, pero al que necesitan para discutir poder: Máximo Kirchner. el hijo de la presidente. Sin el uso de su nombre, La Cámpora jamás hubiese existido. Y nunca combatieron a ninguno de los poderes establecidos, porque al momento de nacer, el poder establecido era el kirchnerismo. Por ende, La Cámpora se crea para mantener el status quo, es una agrupación conservadora del régimen establecido. Y se le permite subsistir con un ridículo discurso antisistema, cuando son el sistema, lo más encumbrado de él, la parte del sistema que se usa de la caja estatal.

La Coordinadora, además, fue una compleja estructura de militancia real muy diferente también ese aspecto a La Cámpora. Los radicales, tenían dirigentes con peso específico en todas las provincias, contraban con el brazo de la Franja Morada, que ganaba avasalladoramente en todas las Facultades y Universidades. Y tenía además la Franja Morada Secundarios, que controlaba la mayoría de los colegios.

La Cámpora no tiene nada de eso. Es una pequeña estructura de 20 o 30 dirigentes sin arraigo territorial y sin nadie a quien conducir. Alquilan militancia en las villas de emergencia para ir a los actos porque usan dinero del Estado y porque no tienen propia. La Franja Morada Secundarios de la Coordinadora en los '80, sin poner un solo peso, colocaba de un día para otro alrededor de 3000 militantes donde quisiese. Estoy hablando solamente de los secundarios. La Campora no puede mover 200 tipos sin pagarlos.

Ni que hablar de las Universidades. No es capaz La Cámpora de ganar un ningún lado, aún con toda su caja y con diez años de los K en el poder. Han hecho papelos históricos en varias facultades y en su mejor desempeño han obtenido un segundo lugar, usándose de una alianza de agrupaciones.

Tal vez La Cámpora tenga algún parecido mayor a la Coordinadora post Alfonsín, es decir, los restos de aquella organización que quedaron en el menemismo y terminaron mostrándose mas afectos al "negocio político" que a la militancia. O quizas tengan algún parangón con el Grupo Sushi, justamente porque este grupo despreciaba la política de base y confiaba en una política de superestructura de 30 personas, refugiándose también, bajo el hijo del presidente. En esto sí se parecen. Y si bien los Sushi nacen antes de que Fernando De la Rúa llegue al poder y ahí aventajan a La Cámpora, tampoco puede decirse que hayan encarnado la resistencia al menemismo, ni mucho menos.

Respecto a la comparación con el movimiento de indignados, otra vez surge la diferencia sustancial de la protección estatal. Los indignados son espontáneos, se autofinancian y no requieren demasiada articulación ni dinero para existir. Justamente no tienen dinero. Un indignado no podría ir a una villa para llevar 50 personas pagas a un acto de indignados, como hace La Cámpora.

Así, el libro de Natanson es una enormísima falacia, obviamente paga, para tratar de darle fundamento a La Campora, cayendo en el más completo ridículo.

La agrupación juvenil kirchnerista podría definirse mejor como un grupo de jóvenes comerciantes que usando dineros estatales, pretende darse una vida a la que no hubiesen arribado de otra manera, además de construír una estela de poder basada en la imagen. Justamente, cuando uno lleva militantes pagos a un acto, ¿que está haciendo?. Tratando de generar imagen, de que la gente crea algo que no es. Es casi como la publicidad de un jabón en polvo. La Cámpora no tiene tampoco doctrina ni ideología. ¿Saben cuando empezó a desmoronarse la base estructural de la Coordinadora?. Con las leyes de obediencia debida y punto final. No he visto un solo camporista que abandone el dinero que mensualmente le dona el Estado, en virtud de la ley antiterrorista o de la estatización de Ciccone, o de la alianza con Irán, o por los acuerdos con el sindicalista y espía de los genocidas Gerardo Martínez.

En síntesis: La Cámpora no tiene otras luchas, que las internas por las cajas del estado. Y mucho menos luchas desde el llano que den antecedente a su historia política. Nacieron a formar parte del establishment K. No tienen base de militencia real, no tienen espontaneidad, y si tienen y mucha, caja. En realidad si se busca un paralelismo, Natanson debería apuntar mejor a la Gioventú Italiana del Littorio (GIL), los "pibes" de Benito Mussolini.

Dr. Horacio Minotti

Director

 FUENTE: www.lagazetaba.com.a

 

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