Estatua para Cristina en Miami
Andrés Oppenheimer
Por: Andrés Oppenheimer
El prestigioso periodista publicó una columna de opinión en Miami Herald
en donde asegura que las autoridades de la ciudad norteamericana deberían
realizarle una estatua a la Presidente por sus políticas económicas
La columna completa, publicada en Miami Herald, es la siguiente:
Los funcionarios de Miami deberían erigir una estatua en honor de la
presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner: gracias a sus desastrosas
políticas económicas, los argentinos están viniendo masivamente a invertir
allí, y desarrolladores argentinos están construyendo algunos de los proyectos
inmobiliarios más espectaculares de la ciudad.
Según resultados preliminares de un estudio de la Asociación de Agentes
de Bienes Raíces de Miami, que será publicado en Noviembre, este año los
argentinos sólo serán superados por los venezolanos como el principal grupo de
compradores extranjeros del área de Miami. En el 2011, los argentinos ocupaban
el tercer lugar, detrás de los venezolanos y los brasileños.
Pero los argentinos están dejando una marca más importante que otros,
porque las empresas constructoras argentinas están construyendo algunos de los
proyectos más ambiciosos del área de Miami.
El fin de semana, el principal artículo de la portada del Miami Herald
reportó sobre los hoteles y edificios de lujo que está construyendo el
desarrollador inmobiliario argentino Alan Faena cerca de South Beach. Según el
artículo del Herald, Faena está convirtiendo una zona letárgica de Miami Beach
en el "nuevo y fulgurante epicentro de la ciudad". El precio del
penthouse del edificio Faena House cuando esté listo: 50 millones de dólares.
Otro artículo reciente del Miami Herald había presentado a la familia Melo,
de Argentina, un grupo de desarrolladores está modernizando el área de
Edgwater, cerca del centro de Miami. "Una explosión inmobiliaria en
Edgwater, el próximo distrito de moda en Miami", decía el titular.
Eduardo Constantini, uno de los más importantes desarrolladores
argentinos, está terminando una comunidad cerrada en Key Biscayne —el primer
nuevo proyecto allí en 13 años— y está construyendo un enorme proyecto de lujo
en Bal Harbour. Otros empresarios argentinos, uruguayos y chilenos están construyendo
apartamentos de lujo, muchos de los cuales están vendidos con antelación a
ansiosos compradores argentinos.
Según me dijo un agente inmobiliario, "te puedo resumir en una
palabra las razones por las que mis clientes argentinos vienen aquí:
pánico".
Durante la bonanza de las materias primas de los últimos años, el
gobierno de Fernández entregó enormes subsidios a la población para ganar
votos, en lugar de atraer inversiones para reducir la pobreza de manera
permanente.
Un asombroso 45 por ciento de los argentinos ahora recibe dinero
mensualmente del gobierno, ya sea porque son empleados públicos o porque cobran
subsidios en efectivo, según un artículo del 18 de agosto del diario La Nación.
El número de empleados públicos ha aumentado un 52 por ciento durante la última
década, dice el grupo de investigación económica FIEL.
Todo eso ayudó a Fernández a ser reelecta en el 2011, y llevó a muchos
argentinos a creerse el cuento chino de que Argentina descubrió un nuevo
"modelo económico".
Pero ahora que los precios internacionales de la soja y otras materias
primas argentinas se estabilizó, la dura realidad se hizo evidente: el gobierno
ha estado gastando mucho más de lo que puede.
Los argentinos han visto esta película muchas veces en el pasado, y ya
saben cómo termina: con devaluaciones que dejan a la mayoría más pobre que
antes. Y, como tantas veces antes, aquellos que pueden están comprando dólares,
o comprando propiedades en el exterior.
Desde principios del año, las reservas de Argentina han caído desde los
43 mil millones de dólares a 35 mil millones. La inflación, que según cifras
oficiales es del 10 por ciento anual, es calculada por la mayoría de los
economistas independientes en cerca del 26 por ciento.
Martín Redrado, quien fue presidente del Banco Central de Argentina
entre el 2004 y el 2010, no pareció sorprendido cuando en una entrevista
telefónica le conté sobre las nuevas oleadas de compradores argentinos en
Miami.
"No hay confianza en Argentina, porque nuestras políticas
económicas son improvisadas, erráticas y cambiantes", me dijo Redrado.
"Es como en Venezuela, en menor escala".
Mi opinión: Lo más triste de Argentina es que, en vez de usar los
ingresos de las exportaciones de materias primas para mejorar la educación, la
salud y la infraestructura, tal como está haciendo Brasil, el gobierno de
Fernández sigue derrochando dinero en subsidios pasajeros, y vendiendo la idea
de que todo está bien. Pan para hoy, hambre para mañana.
Mientras tanto, los otrora buenos niveles de educación del país se han
desmoronado, la infraestructura se tambalea, y los inversores argentinos huyen
a comprar apartamentos en el exterior. Nadie debería sorprenderse si los
funcionarios de Miami se van a dormir todas las noches pensando:
"¡Gracias, Cristina!".
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