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domingo, 12 de enero de 2014

-Interna palaciega precipita la crisis


Por Humberto Bonanata
Fuente: www.notiar.com.ar
 
El regreso de la primera dama presidencial a sus aposentos porteños, la comprobación de las falacias que ya nos ha acostumbrado Ricardo Echegaray y su banda (de amigos), la feroz interna entre títeres de la Reina –que ella no sólo permite sino que fomenta-, los números de la macroeconomía que confluyen en los desahuciados bolsillos de todos los argentinos y la falta de visualización del final del túnel, sólo confirman el oscuro presagio de la mayoría de los analistas.
 
Volvió una tarde, silenciosa y a espaldas de la gente que comenzó un 2014 bajo un manto de neblina republicana donde los derechos indispensables ciudadanos fueron horariamente violados desde aquel triste 10 de diciembre en que el ella “bailaba sobre cadáveres” que eran enterrados en diversas provincias tras los saqueos.

Podemos asimilar esa fellinesca sobreactuación en su palco de Plaza de Mayo como el comienzo de la lucha “pobres contra pobres”, fomentada por el poder de turno.

Esa mercancía humana que el peronismo conoce como ninguna ideología política y que utiliza como tentáculo de poder. El ¨síndrome de Estocolmo¨ se representa patéticamente un una sociedad ¨harta ya de estar harta¨ y cada vez con menos reflejos de reacción. Éste es el peor síntoma en menos de dos semanas de comienzo de un año que, a sabiendas neuróticas de nuestra realidad, nadie que se precie en sus cabales podrá negar las difíciles expectativas y eventuales consecuencias de un letargo ciudadano que se presenta nada propicio para la paz social en el momento de su despertar.

El “efecto opio por saturación” dura lo que la droga a las neuronas. Luego del efecto resaca post alucinógeno cualquier cuerpo –humano o social- retoma la realidad y se enfrenta en shock a una realidad perniciosa y decadente que aún no encuentra el piso para comenzar a salir.

Así estamos como cuerpo social: sin respuestas lógicas similares al coma inducido que muy pocos que alguna vez hemos padecido tras una intervención quirúrgica podemos tratar de explicar como oscuro camino al limbo que de repente comienza a retomar la luz de la vida.

Estamos hartos de ver cómo un régimen en aguda decadencia sólo se repotencia a través de mayores mentiras que justifiquen y sobrepasen las falacias anteriores. El caso Echegaray, su viralización a través de pocos medios libres de difusión, de todas las redes sociales y el estrepitoso fracaso de Capitanich –en gran parte fomentado desde altas esferas de gobierno- sólo logran potenciar el oscuro silencio presidencial, muy cercano al pánico escénico de una mujer que no ceja en reconfirmarnos a qué puede conducirnos socialmente su nocturnidad mental.

Los estertores de sus lacayos, caracterizados por el Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, al denunciar a “La Nación” y “Clarín” como generadores de lo que en derecho configuraría la “teoría de la real malicia” al accionar de la prensa libre por cometer el delito de “opinar distinto” al régimen sólo logra retrotraernos a épocas oscuras archivadas en la historia pero latentes en la memoria colectiva.

La historia nos educa y nos recuerda. 

Todo régimen político al transitar su “fin de ciclo” conlleva medidas contradictorias, inconducentes y por cierto autoritarias. Representa la escenificación del abordaje del “Titanic político” (corridas, empellones, gritos y miserabilidades) en las que el “sálvese quien pueda” domina cualquier criterio de racionalidad.

En lugar de convocar a los representantes del 70% de la población y conciliar políticas activas se encierran en sí mismos y van por más. Designan a diez conjueces de la Cámara de Casación Penal para encubrir más que para enjuiciar conductas ilícitas de funcionarios públicos actualmente en el finito poder.

La realidad económica que presagia un feroz ajuste en retirada no alcanza a demostrarles que la canasta básica alimentaria de 2013 aumentó más del 43% -haciendo estragos en las capas más desposeídas- (para utilizar un término de Eva Perón) y la inflación en general superó el 27% anualizado.

¿Cómo explicar que el 28% de los porteños no llega a cubrir sus necesidades mensuales?

¿Cómo interpretará la mentalidad enfermiza del entorno presidencial la fría realidad de los números?

¿Cuándo deberán recurrir al salvajismo realista del nunca bien ponderado Celestino Rodrigo? Porque al hacer historia no debemos olvidar que durante el acuerdo social firmado por Juan Perón entre fines de 1973 hasta su muerte había logrado inflar ficticiamente el poder adquisitivo de los salarios al acercar su participación a la mitad del producto bruto interno de entonces.

Es decir: cuando estalló el “rodrigazo” el poder adquisitivo de la gente era lejanamente superior a la desmembración monetaria que hoy todos padecemos. Por cierto, el ajuste alcanzó a la gente con “papel pintado” pero con un poder adquisitivo de insumos básicos muy superior al actual.

¿Quién puede imaginar la insatisfacción de aquellos efectivos policiales a quienes les prometieron, en pleno caos de los saqueos, haberes mínimos cercanos a los diez mil pesos –por cierto nada irreal- al informárseles que no puede cumplirse con lo pactado?

¿Qué medidas tomarán los docentes bonaerenses ante el probable fracaso de sus paritarias de fines de enero ante una eventual conciliación obligatoria ordenada por Scioli?

¿Cómo sustentará el sindicalismo unido en su reclamo el pago del 35% de recomposición salarial –injusto sería llamarlo aumento ya que el ingreso fue ultrajado por el impuesto inflacionario a lo largo de 2013- mediante ajuste trimestral con parches de sumas fijas no remunerativas y pagos a cuenta?

¿Cuánto ajustará el gobierno el salvaje impuesto a las ganancias que paga todo trabajador que percibe mas de siete mil pesos mensuales?

Hasta ahora, el régimen logró vulnerar la voluntad popular. Un ejemplo de ello fueron los cortes de calles en veinte intersecciones diferentes en lugar de unificar el reclamo en el lugar donde corresponde hacerlo.

“Pueblo contra pueblo” hasta ahora les brinda una alta dosis de morfina para combatir la desmembración social.

“El pueblo unido jamás será vencido”…

¿Será cierto?

Humberto Bonanata
www.humbertobonanata.com
www.facebook.com/humbertobonanata
Twitter: @hbonanata


Buenos Aires, Enero 12 de 2014

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