El viernes pasado evocábamos el 131º aniversario del fallecimiento de
un prócer catamarqueño, Fray Mamerto Esquiú, y hoy debemos hacer memoria
de otro día luctuoso para la historia nacional: el 12 de enero de 1869
fue la derrota definitiva sufrida por las tropas de Felipe Varela, lo
que significó la caída del último bastión de la resistencia del interior
al orden impuesto desde Buenos Aires por Bartolomé Mitre y sus aliados
en la organización nacional. Fue en Pastos Grandes, Jujuy, desde donde
Varela se retiró a Chile y allí permaneció exiliado hasta su muerte.
El catamarqueño fue el líder del último pronunciamiento de los caudillos del interior contra la hegemonía política conquistada por Buenos Aires en la batalla de Pavón. Contrario a la Guerra del Paraguay o de la Triple Alianza, fue apodado el Quijote de los Andes, por enfrentarse al gobierno central con un reducido ejército de menos de 5.000 hombres, luchando en las regiones andina y cuyana durante varios años.
La historia mitrista, que oficialmente se transmitió de generación en generación por más o menos un siglo, presentó a Felipe Varela como un salvaje sanguinario; pero los historiadores revisionistas han reivindicado su ideario y lucha.
Justamente un año antes, el 11 de enero de 1868, el gran caudillo federal había publicado en Potosí, Bolivia, el Manifiesto a los Pueblos Americanos, que entre sus párrafos expresa: “¡Atrás los usurpadores de las rentas y derechos de las provincias en beneficio de un pueblo vano, déspota e indolente! [Refiriéndose a lo que antes llamó el “centralismo odioso de los espurios hijos de la culta Buenos Aires”] ¡Soldados Federales! Nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás Repúblicas Americanas”. Estas gestas son raíces firmes que sostienen la aún inconclusa unión y emancipación latinoamericana, por las que debemos seguir luchando hasta consolidarlas.
El catamarqueño fue el líder del último pronunciamiento de los caudillos del interior contra la hegemonía política conquistada por Buenos Aires en la batalla de Pavón. Contrario a la Guerra del Paraguay o de la Triple Alianza, fue apodado el Quijote de los Andes, por enfrentarse al gobierno central con un reducido ejército de menos de 5.000 hombres, luchando en las regiones andina y cuyana durante varios años.
La historia mitrista, que oficialmente se transmitió de generación en generación por más o menos un siglo, presentó a Felipe Varela como un salvaje sanguinario; pero los historiadores revisionistas han reivindicado su ideario y lucha.
Justamente un año antes, el 11 de enero de 1868, el gran caudillo federal había publicado en Potosí, Bolivia, el Manifiesto a los Pueblos Americanos, que entre sus párrafos expresa: “¡Atrás los usurpadores de las rentas y derechos de las provincias en beneficio de un pueblo vano, déspota e indolente! [Refiriéndose a lo que antes llamó el “centralismo odioso de los espurios hijos de la culta Buenos Aires”] ¡Soldados Federales! Nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás Repúblicas Americanas”. Estas gestas son raíces firmes que sostienen la aún inconclusa unión y emancipación latinoamericana, por las que debemos seguir luchando hasta consolidarlas.
http://valleviejoinformate.blogspot.com.ar/2012/06/manifiesto-del-general-felipe-varela.html
Manifiesto del General Felipe Varela a los Pueblos Americanos
!ARGENTINOS! El hermoso y brillante pabellón que San Martín, Alvear y
Urquiza llevaron altivamente en cien combates, haciéndolo tremolar con
toda gloria en las tres más grandes epopeyas que nuestra patria atravesó
incólume, ha sido vilmente enlodado por el General Mitre, gobernador de
Buenos Aires. La más bella y perfecta Carta Constitucional democrática
republicana federal, que los valientes entrerrianos dieron a costa de su
sangre preciosa, venciendo en Caseros al centralismo odioso de los
espurios hijos de la culta Buenos Aires, ha sido violada y mutilada
desde el año sesenta y uno hasta hoy, por Mitre y su círculo de
esbirros. El Pabellón de Mayo que radiante de gloria flameó victorioso
desde los Andes hasta Ayacucho, y que en la desgraciada jornada de Pavón
cayó fatalmente en las ineptas y febrinas manos del caudillo Mitre
-orgullosa autonomía política del partido rebelde- ha sido cobardemente
arrastrado por los fangales de Estero Bellaco, Tuyuti, Curuzú y
Curupaití. Nuestra Nación, tan feliz en antecedentes, tan grande en
poder, tan rica en porvenir, tan engalanada en glorias, ha sido
humillada como una esclava, quedando empeñada en más de cien millones de
fuertes, y comprometido su alto nombre a la vez que sus grandes
destinos por el bárbaro capricho de aquel mismo porteño, que después de
la derrota de Cepeda, lacrimando juró respetarla. COMPATRIOTAS: desde
que aquel, usurpó el gobierno de la Nación, el monopolio de los tesoros
públicos y la absorción de las rentas provinciales vinieron a ser el
patrimonio de los porteños, condenando al provinciano a cederles hasta
el pan que reservara para sus hijos. Ser porteño, es ser ciudadano
exclusivista; y ser provinciano, es ser mendigo sin patria, sin
libertad, sin derechos. Esta es la política del Gobierno Mitre. Tal es
el odio que aquellos fratricidas tienen a los provincianos, que muchos
de nuestros pueblos han sido desolados, saqueados y guillotinados por
los aleves puñales de los degolladores de oficio, Sarmiento, Sandez,
Paunero, Campos, Irrazábal y otros varios oficiales dignos de Mitre.
Empero, basta de víctimas inmoladas al capricho de mandones sin ley, sin
corazón y sin conciencia. Cincuenta mil víctimas hermanas, sacrificadas
sin causa justificable, dan testimonio flagrante de la triste o
insoportable situación que atravesamos, y que es tiempo ya de contener.
¡VALIENTES ENTRERRIANOS! Vuestros hermanos de causa en las demás
provincias, os saludan en marcha al campo de la gloria, donde os
esperan. Vuestro ilustre jefe y compañero de armas el magnánimo Capitán
General Urquiza, os acompañará y bajo sus órdenes venceremos todos una
vez más a los enemigos de la causa nacional. A él y a vosotros obliga
concluir la grande obra que principiasteis en Caseros, de cuya memorable
jornada surgió nuestra redención política, consignada en las páginas de
nuestra hermosa Constitución que en aquel campo de honor escribisteis
con vuestra sangre. ¡ARGENTINOS TODOS! ¡Llegó el día de mejor porvenir
para la Patria! A vosotros cumple ahora el noble esfuerzo de levantar
del suelo ensangrentado el Pabellón de Belgrano, para enarbolarlo
gloriosamente sobre las cabezas de nuestros liberticidas enemigos!
COMPATRIOTAS: ¡A LAS ARMAS! ¡Es el grito que se arranca del corazón de
todos los buenos argentinos! ¡ABAJO los infractores de la ley! Abajo los
traidores a la Patria! Abajo los mercaderes de Cruces en la Uruguayana,
a precio de oro, de lágrimas y de sangre Argentina y Oriental! ¡ATRÁS
los usurpadores de las rentas y derechos de las provincias en beneficio
de un pueblo vano, déspota e indolente! ¡SOLDADOS FEDERALES! nuestro
programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden
común, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás
Repúblicas Americanas. ¡¡Ay de aquel que infrinja este programa!!
¡COMPATRIOTAS NACIONALISTAS! el campo de la lid nos mostrará al enemigo;
allá os invita a recoger los laureles del triunfo o la muerte, vuestro
jefe y amigo. FELIPE VARELA Campamento en marcha, Diciembre 6 de 1866.
Felipe Varela falleció
el 4 de Junio de 1.870
en Chile
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