Cuando se fue el FMI, vino el FMK
Por SERGIO R. PALACIOS (*)
La noticia del 7 de enero fue muy
mala y salió de fuentes del propio Gobierno: enviarían al Congreso un proyecto
de ley para que en el impuesto a los “bienes personales” se calcularan los inmuebles
a precio de mercado y no al valor fiscal. Luego el mismo gobierno lo
desmentiría, pero, sí enviarían reformas para el período extraordinario. Con
estas ideas junto a las que ya vienen aplicando, han empequeñecido a aquellos
ajustes recesivos que recomendaba el Fondo Monetario Internacional en la década
de 1980. Luego de estos 10 años fundacionales pasamos ahora a vivir una nueva
etapa. Olvidamos al FMI para fundar la versión nacional: el FMK. En las décadas
anteriores debíamos recurrir al organismo financiero por los problemas del
sector externo de nuestra economía. Entre 1983 y 1992 los mercados estaban
cerrados para América latina ante la falta de un acuerdo a la llamada “crisis
de la deuda externa” que explotó en abril de 1982 cuando México anunció al
mundo que no podía pagar los servicios de su deuda externa. A partir de ese
momento, las canillas se cerraron y se acabó el ingreso de dólares del sector
privado (vía préstamos e inversiones). Desde entonces, con tasas en aumento,
los servicios de la deuda externa -sin ingreso de divisas- se hacían
insostenibles de pagar. Consecuentemente, caíamos en déficit de cuenta
corriente y por eso debíamos recurrir al FMI para financiarlo. La condición que
se imponía era aplicar determinadas medidas de ajuste fiscal para bajar el
gasto público. Desde entonces vivimos largo tiempo con los “planes de ajuste”.
En 1992 la Argentina ingresa al Plan Brady de renegociación y desde allí
volveríamos a los mercados financieros (con la desgracia que la política del
menemismo representó). CUANDO LLUEVEN DOLARES... EN OTRO LADO En la última
década, las condiciones internacionales fueron diferentes: llovían los dólares
que en el mundo aún hoy sobran. Pero, lógicamente, van donde exista seguridad y
cierta consistencia en las políticas del país. Ojo, no se reclama mucho. Aún en
la Bolivia de Evo Morales las inversiones llegan y los dólares fluyen. Tampoco
se necesita ser una potencia para recibirlos, a Uruguay llegan también sin
problemas. No se trata de si los gobiernos son de izquierda o conservadores,
sino de tener una política -no sólo económica- que resulte consistente. Y
aclaremos que hablamos de dólares dispuestos a financiar inversión a tasa baja,
no los préstamos especulativos de los años 90. Por lo tanto, contrariamente a la
década del 80 y aún en los 90 (allí el FMI planteaba un tipo de ajuste para
liberar y desregular los mercados), el kirchnerismo vive en el paraíso de los
contextos internacionales para la Región. Basta mirar los positivos indicadores
económicos del resto de los países latinoamericanos y más aún de nuestros
vecinos de frontera. Entonces, ¿por qué el gobierno de Cristina Kirchner está
permanentemente aplicando un “ajuste económico”? Veamos cómo las medidas del
Gobierno representan un “ajuste” más severo para la población que las medidas
recomendadas por el FMI en los 80: COMPARANDO AJUSTES 1) Como entonces, la
inflación es creciente: particularmente desde 2007 se presenta como impuesto
inflacionario al trasladar al salario de las personas el ajuste necesario por
el mayor gasto del Estado, descontrolado desde 2013. 2) Las personas de clase
media, más arriba y más abajo, pagan impuestos que jamás les fueron aplicados
en las políticas de ajuste del FMI: impuesto a las Ganancias sobre los salarios
de los trabajadores; a los bienes personales sin ajustes por inflación, lo que
lleva a que con un pequeño patrimonio personas sin muchos ingresos deban
pagarlo; sobre los precios para el caso de compra de divisas (35%) no sólo para
ir a Miami, sino a Uruguay, Paraguay o Brasil (Mercosur) lo que implica una
devaluación encubierta; impuestos adicionales a la compra de automóviles. 3)
Sumado a la presión fiscal de la Nación, las provincias continúan aumentando
los impuestos con cuotas adicionales, especiales o anticipos sobre los
existentes (Inmobiliario e Ingresos Brutos). 4) Debemos agregar que pese a la
década ganada, aún en el período 2003-2007 con alto crecimiento de la economía
y de recursos que fluían a las arcas del Estado (por ese crecimiento), el
Gobierno mantuvo el IVA en el 21 %. Todos estos impuestos se suman sobre una
misma persona y grupos familiares, no sustituyen unos a otros. EL VALOR DE LOS
CONTEXTOS La particularidad de esta comparación está dada en los “contextos”.
La década de 1980 fue reconocida para toda América latina como la “década
perdida”, fruto del contexto internacional. Ni Alfonsín, ni David Copperfield,
ni Einstein podían revertir esa crisis. Aquellos “ajustes” recomendados por el
FMI eran aplicados en el contexto de una crisis internacional que duró 10 años.
En cambio el kirchnerismo vivió un contexto internacional sin antecedentes por
lo favorable. Pese a ello vivimos políticas de ajuste de ingresos peores que
las recomendadas por el FMI en los 80 y con el agravante de que, de todo el
dinero que absorbe el Gobierno, no se advierte inversión en infraestructura
(energía, rutas, comunicaciones, etc.). Tampoco en el plano social se observa
inversión en servicios y por eso la calidad de vida cae pese a los datos
manipulados por el Indec. Esta pérdida en las condiciones de vida de la
sociedad está presente en la marginalidad del delito y la droga que asuela
todos los barrios de todas las ciudades. La cantidad de villas se duplicó,
mostrando un dato difícil de disfrazar como mejora en el desarrollo económico.
Generaciones que aún hoy pasados 10 años de gobierno ni trabajan ni estudian.
Cae la producción de trigo y de ganado vacuno, aumentan los combustibles, y
como resultado los alimentos aumentan más que el resto de los precios afectando
a los sectores más pobres. La inflación, la caída de la inversión, la fuga de
capitales, el aumento exponencial de los impuestos, el déficit energético en
electricidad -gas y petróleo- (antes exportábamos y nos autoabastecíamos); son
problemas que en América Latina están monopolizados por la Argentina. Ninguno
de nuestros vecinos los tienen. Tal vez será porque ellos se sacaron de encima
al FMI, mientras nosotros sólo lo reemplazamos por el FMK.
(*) Abogado,
profesor Economía Política, Facultad de Derecho, UNLP. Presidente de la
Fundación Ciencia + Democracia (www.ciencia-democracia.org)
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