JULIÁN GUARINO
Subeditor de Finanzas
Con el dólar muy cerca de los $ 15,
conviene tener presente cuáles son los factores que le han agregado
tensión a quienes están dispuestos a convalidar ese valor. Por supuesto, atrás queda la discusión sobre si se trata de un valor razonable para las expectativas económicas y la naturaleza de la actividad que tiene la Argentina.
La falta de dólares es una especie de parásito que todo lo invade: la recesión económica, la caída del consumo, la falta de creación de puestos de trabajo,
las exangües ventas de los comercios, las suspensiones laborales, la
creciente presión impositiva, el disparatado incremento en el valor de
los servicios públicos, las astronómicas cuotas de los colegios, los
aumentos de las prepagas de medicina, el inalcanzable precio de los
alimentos y la energía, la incertidumbre financiera, el cepo a las
importaciones, la caída de los salarios en términos reales y finalmente
la desbordante inflación se han apoderado de buena parte de las
preocupaciones de las familias en la Argentina.
1) DEFAULT y SOJA.
Si bien se trata de uno de los factores que el Gobierno soslaya por
estas horas, la cesación de pagos de deuda provocada por un excesivo
fallo del juez Griesa pone las perspectivas del país en una situación de
latencia. Significa que, de necesitarlo, la Argentina no puede (ni
podrá) acceder al mercado de deuda, es decir, no podrá tomar dólares prestados, al menos, del principal
mercado financiero del mundo. Por lo mismo, la fuerte caída en el
precio de la soja, que implica una menor entrada de dólares para la
próxima cosecha ha impactado fuerte en las expectativas. Se calcula que
serán u$s 7.000 millones menos de un total que hoy ronda los u$s 28.000
millones.
2) INFLACIÓN.
El dólar es un activo más. A no dudarlo. Y si bien puede presentar un
comportamiento que lo diferencia del resto de los bienes y servicios,
medido en pesos, reacciona como mínimo, en forma similar al resto. En
una economía con 30 o 40% de inflación anual, la perspectiva es que, si
se parte de un valor de equilibrio para el dólar, el tipo de cambio
respete esa variación para que no se desvirtúe. Por ejemplo, con atraso
cambiario, el dólar se hace más barato, los importadores demandan más
dólares y los ahorristas también.
3) DEVALUACIÓN y CEPO.
La marcha del tipo de cambio oficial influye sobremanera en el blue.
Máxime si se tiene en cuenta que, ante un retraso cambiario, los actores
económicos del sector privado (familias y empresas) sacan cuentas. Una
mayor brecha entre el tipo de cambio oficial y el blue (hoy en 75%) baja
el incentivo de venta
de quienes son los proveedores naturales de dólares (los exportadores y
productores del agro) porque deben liquidarlo en el mercado oficial a $
8,42 menos el 35% de las retenciones. Es decir que por cada dólar les
pagan poco más de $ 5 y si quisieran volver a dolarizarse con esos
recursos, deben ‘agregar’ $ 10 para conseguir un dólar. Por lo mismo, el
cepo que sigue operando no hace más que incrementar las tensiones:
controles en las calles del microcentro, medidas restrictivas para
importadores, aumento de los requisitos para ahorristas vuelcan a un
mayor número de personas y empresas a buscar divisas en la plaza
informal. A mayor demanda, mayor precio si la oferta se mantiene
constante.
4) TASAS NEGATIVAS Y RECESIÓN.
Una mayor expectativa de depreciación del tipo de cambio y tasas de
interés que, en pesos, resultan más bajas incrementan la demanda por
dólares. De hecho estamos en presencia de la menor tasa que pagaron los
bancos por sus plazos fijos en lo que va del año: 20%. En un escenario
recesivo, las familias están decidiendo tomar menos préstamos. Por ende,
a los bancos les sobran pesos. Cuando abunda mucho de un producto
(pesos) su precio tiene a bajar, por eso las tasas que pagan los bancos
son cada vez más bajas. Si la inflación estimada es del 40% anual y la
tasa que me pagan es del 20% anual, entonces en 12 meses me quedo con
más dinero nominal pero menos dinero real. El dólar tiene a solventar
este problema, ya que permite postergar consumo (ahorro) sin perder poder adquisitivo.
5) EMISIÓN Y DÉFICIT FISCAL.
Si bien no es el único elemento que cuenta a la hora de identificar
cuáles son los artífices que generan inflación, es importante tener
presente que siempre que un Banco Central
emite dinero por encima de lo que le demanda el mercado (la gente, las
empresas, las familias, etc) esto genera aumento de precios. Si en lugar
de ser un evento aislado se trata de una política permanente, entonces
la inercia inflacionaria les pega de lleno a todos los activos, por eso
“inflación” se define como la suba sistemática de los precios. Si esa
emisión monetaria se hace además para financiar el dinero que el
Gobierno gasta por encima de sus ingresos, entonces el problema es
mayor, porque sus magros ahorros despiertan en quienes utilizan la
moneda doméstica la sospecha de que las variables económicas tenderán a
desvirtuarse.
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