"Ninguna
persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta porque me
encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién
doblan las campanas: doblan por ti". John Donne
¿Aylan
u Oscar? Como decía el poeta, cualquier muerte se parece a otra, pero
una se debe a una tragedia internacional en la que se hace difícil
atribuir únicas causas, mientras que la otra es exclusiva y dolosa
responsabilidad de la Presidente y de los gobernadores con los cuales ha
acordado dejarles manos libres en sus provincias a cambio de apoyo
político.
La
personalidad canalla de Cristina quedó una vez más de manifiesto cuando
el miércoles, agrandada inexplicablemente por la presencia de Luiz
Inácio Lula da Silva -ya cercado por las investigaciones sobre
corrupción y cuya aceptación por los brasileños se encuentra en caída
libre- y rodeada por un incómodo Daniel Scioli y la banda de
delincuentes que conforma el gabinete presidencial, textualmente dijo: "Yo no quiero parecerme a países que expulsan inmigrantes y dejan morir chicos en las playas", en
una obvia referencia al chiquito sirio ahogado en una playa de Turquía.
A pesar de conocer la noticia, su desvergüenza se impuso y no se
permitió una sola mención al pobre qom muerto en El Impenetrable, a los
14 años y con 11 kilos de peso, que pasó así a engrosar una terrible
estadística citada por la Intendente de Resistencia: desde 2010, fueron
asesinados por hambre 2000 niños indígenas. ¿Qué mejor pintura de la
década y de la índole moral de la Presidente?
Preside,
desde hace ocho años, más los casi cinco de su marido, un país capaz de
dar de comer a quinientos millones de personas y que, todos los días,
hace padecer a los más humildes habitantes de los feudos norteños las
peores calamidades que traen aparejadas la pobreza más extrema, el
déficit alimentario, la falta de vivienda, de salud, de cloacas, de
educación y hasta de agua potable, mientras se esconden los índices de
pobreza e indigencia, actitud justificada por el groucho-marxista
Kiciloff por ser "¡estigmatizantes!.
He
calificado en otras notas a las políticas (en realidad, a la falta de
ellas) sociales destinadas a las poblaciones indígenas de los Kirchner
como crímenes de lesa humanidad -"Corrupción, como Genocidio" (http://tinyurl.com/p6naj4q) y "Genocidas" (http://tinyurl.com/9qt37r4)-
agravados por haber compartido la mejor década de la economía en muchas
décadas y, en especial, por el descomunal saqueo y desvío de los fondos
públicos que hubieran debido servir para paliar esos dramas; y lo he
hecho así ciñéndome estrictamente a la definición contenida en el
Tratado de Roma, del cual Argentina es suscriptora y tiene aquí rango
constitucional, que dio origen al Tribunal Penal Internacional.
Otro
asunto destacado de la semana, obviamente, fue el escándalo que atizó
el gigantesco aparato de prensa y propaganda del kirchnerismo respecto a
Fernando Niembro y los numerosos contratos que una consultora de la que
era copropietario había firmado con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
por resultar el imputado candidato a diputado por el PRO. Aquí, si bien
resulta razonable aplicar a la situación la famosa máxima ("la mujer del César no sólo debe ser casta sino parecerlo"), es
indispensable resaltar la diferencia de actitud: mientras los
funcionarios nacionales acusados de corrupción persiguen y echan a los
jueces que los investigan, Niembro, que no lo es, se puso de inmediato a
disposición de la Justicia y el PRO entero apoyó, en la Legislatura
local, el pedido de investigación.
Una
nueva muestra de la obscenidad de Cristina la constituyó, sin duda, su
estruendoso silencio, compartido por sus colegas cómplices de la región y
por los ya probadamente deshonestos organismos de derechos humanos
argentinos, ante la condena que impuso la brutal dictadura de Nicolás
Maduro a Leopoldo López, hoy líder indiscutido de la oposición
venezolana; Pajarico Chiquitico, al igual que nuestra
Presidente, está dispuesto a inventar las más grotescas conspiraciones
para justificar haber fundido a sus países, a causa de la rapiña sin
tasa, de la más supina ignorancia y de la práctica de populismos que ya
no encuentran cómo financiar.
El
ya irrecuperable mamarracho en que se han transformado las elecciones
para gobernador en Tucumán, donde hasta los videos de las salas donde se
realiza el recuento de los votos fueron borrados, sigue atravesando la
política nacional, en especial porque la semana próxima se deberá votar
también en Chaco, el feudo a cargo de Capitanich, que compite con
Alperovich, Insfrán, Beder Herrera, Fellner/Milagro Sala y ambos Zamora
por el podio del más nefasto clientelismo, ahora cruzado tangencialmente
por el suministro de drogas a cambio de votos.
Las
encuestas que circulan confirman la improbabilidad -que se acentuará
aún más por las deposiciones que está dejando caer sobre su cabeza la
bandada de cisnes negros (las renovadas inundaciones, el asesinato de
Nisman, el destrato a los qom, Manzur, su enriquecimiento inexplicable)
que lo sobrevuela- de Daniel Scioli de alzarse con el triunfo en primera
vuelta; tanto es así que la señora de Kirchner, muy suelta de cuerpo,
envía al parlamento proyectos de ley para maniatar a su sucesor, endeuda
al país a corto plazo y a tasas siderales, emite pesos a lo pavote,
saquea las ya casi inexistentes reservas y coloniza el aparato estatal
con propia tropa, a la que resultará difícil expulsar. Si estuviera tan
tranquila respecto al triunfo de Lancha, a quien pretende suceder, ¿para qué agravaría de tal modo la pesada herencia?
Pero
no debemos olvidar que el 25 de octubre serán elegidos los senadores y
diputados que se postulan para cubrir las vacantes de aquéllos a los
cuales vencerá el mandato; entonces, si el ¿Frente para la Qué?, que
pone en juego la mayor cantidad de bancas por ser aquéllas que obtuvo en
su mayor triunfo -2011-, se afianzase como primera minoría, fortalecerá
sus bloques en el Congreso, con todo lo que ello implica. Entre esas
consecuencias, seguramente estará la permanencia de la noble viuda en el
escenario político, complicando y limitando al Gobierno; recordemos su
propia frase "uno nunca deja de ser presidente" cuando recibió a Lula, o lo que dicen sus laderos permanentemente: "Scioli será Presidente, pero quien conducirá será Cristina". Claro que el protagonismo de la señora, tanto como la candidatura de Anímal Fernández, se han transformado en otros pendientes, no menores, del fantástico collar de melones que porta Lancha, ya que espantan a los votantes independientes que necesita desesperadamente atraer para lograr su único objetivo: coronarse.
En
fin, los dados siguen rodando en la Argentina, y nadie puede tener la
certeza acerca de cuáles serán los resultados de las elecciones; lo que
sí está cada vez más claro es que, cualesquiera que sean, todos
tendremos que apretarnos el cinturón si queremos salir del maloliente
pantano terminal en que doce años de kirchnerismo nos han sumido. Si no
lo hacemos, si no nos ponemos el país al hombro, las campanas doblarán
por nosotros.
Bs.As., 13 Sep 15
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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