TIEMPO DE SAQUEO |
Paola Albarello (ACTA)
Cristina inició el año legislativo con un grado de “positivismo” al que ya nos tiene acostumbrados. Invadido por cifras de progreso y logros y desconociendo cualquier situación de crisis, estuvimos atónitos por casi 3 horas frente a un televisor que por momentos no sabíamos si estábamos ante el discurso de un Presidente de la Nación o de una película de ciencia ficción.
Pero la ficción es parte de su modelo “nacional y popular”. Los trabajadores somos quienes pertenecemos al mundo real, a una realidad donde los salarios no alcanzan, donde nuestros abuelos viven sus últimos años con creces y donde la política extractivista no se mide en términos de progreso sino como una herramienta gubernamental más que acaba con nuestros recursos y con el futuro de nuestros pibes.
Comenzar las clases cada año es “un parto” según la Presidenta. Pero lo que ella no sabe es que vivir todo el año con $3500 es mucho más triste de lo que se puede imaginar. Se trata de arrancar cada día pensando cómo llegar a fin de mes con un plato de comida en la mesa y con lo básico e indispensable para subsistir. Pero sin embargo, a la hora de las paritarias el gobierno le pide a los gremios que sean razonables en el momento de negociar. Parece que para que éste, un docente, o cualquier trabajador que gana $3500 es un afortunado, que mantiene su casa sin dificultades y que pide un aumento por ocioso y no por necesidad.
Algo similar sucede con los jubilados y con las provincias del norte de nuestro país. En esta década, “la jubilación mínima pasó de $690 a $2757”, celebró la comparsa kirchnerista. Es inevitable que uno no se indigne ante este atropello, ante estas cifras de miseria que se enfrentan a alimentos, medicamentos y servicios que suben día tras día creando una sensación de incertidumbre e inestabilidad de la que somos rehenes. Nos hablan de “precios cuidados”, precios que supuestamente rigen en todo el país. Señora Presidenta, el país no es Capital Federal y Gran Buenos Aires donde se invade con la propaganda engañosa del acuerdo con los empresarios y supermercados para mantener los precios. El país es de La Quiaca hasta Ushuaia, pasando por pueblos que están en el olvido absoluto, en total marginalidad y donde los precios cuidados tampoco existen, como así, menos aun, existe el agua potable, la casa digna ni el trabajo registrado. “NEA y NOA son los mayores beneficiarios de la asignación universal por hijo”, sostuvo Cristina. Será por eso que los índices de pobreza y desigualdad social son los más bajos en esa región, no?
Hace poco más de un mes, la presidenta llamo a una clienta para felicitarla por denunciar a los “manipuladores que les roban la plata a la gente”. Quisiera saber por qué la señora no llamó en diciembre a los cientos de vecinos, o al menos a uno, que estuvieron sin luz días y noches enteras, perdiendo lo poco que tenían en sus heladeras, los medicamentos, la mercadería de los comerciantes. Pero claro, después tenemos que escuchar la justificación de sus “soldados” diciendo que “la presidenta no puede hablar de todos los temas”. Yo diría que no es que no puede, la cuestión es que no quiere, no le interesa (o no se entera). Lo único que se escuchó al respecto fue: “antes podíamos exportar gas porque nadie tenía trabajo, todas las fábricas estaban cerradas. Ahora los trabajadores enchufan aires acondicionados, plasmas, planchas nuevas, y antes no tenían nada para enchufar”. Una vez más el pueblo es el responsable de la irresponsabilidad de los gobiernos.
Las contradicciones fueron una constante en el discurso presidencial del pasado 1 de marzo. “Somos el estado que más gasta en salud pública”, festejó todo un régimen aplaudidor. Pero estos poco memoriosos no recuerdan los dichos de la mandataria el 21 de agosto de 2012: "Hay sistema de salud pública cuando los presidentes se atienden en los hospitales públicos, lo demás es puro cuento". Sin palabras.
Para culminar, y porque seguir numerando desprolijidades y arrebatos contra el pueblo argentino me llevaría muchos tomos, quiero remarcar una última irracionalidad mas. “Va a ser necesaria una Normativa de respeto a la convivencia ciudadana, porque no puede ser que 10 personas te corten la calle por más razón que tengan”, amenazó la Presidenta. Sin dar demasiados detalles, esto no suena más que a represión, la criminalización de la protesta, a palos y balas de gomas para un pueblo que está despierto, que camina y que no va a permitir ninguna vehemencia más.
Señora Presidenta de la Nación Argentina, a pesar de sus números de crecimientos, de su país de fantasía y su falta de conocimiento ante la situación que estamos atravesando, nuestra Central va a luchar y va a ganar la calle porque los trabajadores no vamos a pagar el ajuste con hambre!
Paola Albarello integra el equipo de Comunicación de la CTA.
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