Enrique Guillermo Avogadro |
"Algunos causan alegría donde quiera que vayan; otros, donde quiera se vayan". Oscar Wilde
La enorme presión del fondo MNL, de Paul Singer, que sólo mostró una puntita de lo mucho que sabe sobre las rutas del dinero Bóvedas Báez/Kirchner y Timba López/Kirchner
por el mundo entero, y el natural terror que generó en el ánimo de la
Presidente la certeza de quedar desnuda, hizo que cambiara radicalmente
la postura del Gobierno respecto a la anunciada negativa a negociar
después del 1° de enero de 2015, cuando el artificial argumento de la
cláusula Rufo haya dejado de tener vigencia.
El
viernes se supo que Alejandro Vanoli, Presidente del Banco Central,
comentó ante un grupo de banqueros internacionales que el Gobierno sí
negociará entonces; está por verse cuánto durará ahora en su sillón, ya
que la Casa Rosada estará tironeada entre dos frentes: cambiarlo, a días
de su nombramiento, sería un nuevo papelón mayúsculo; mantenerlo, iría
contra la costumbre de matar a quienes dejan filtrar información
reservada.
Como
Cristina había exigido pegarse un nuevo tiro en el pie, el obediente
Congreso sancionó hace poco la Ley de Pago Soberano, que impide ofrecer a
los fondos buitre algo más que lo que fue aceptado por
quienes entraron en los canjes de 2005 y 2010. Este escollo legal,
pequeño para quien está dispuesta a transgredir todas las leyes,
Constitución Nacional incluida, no será nada en comparación con el arduo
trabajo que deberá desarrollar el área de comunicación del Gobierno
para transformar, en el discurso militante, el lema "Patria o buitres"
en otro que transfigure a las aves carroñeras en simpáticos canarios;
resultará patético observar como digieren los "pibes para la liberación" la sopa de afiches que deberán tragar y aplaudir.
De
todas maneras, auguro que este tardío arreglo con quienes obtuvieron
sentencias favorables en las cortes norteamericanas no redundará en la
lluvia de dólares que el Gobierno espera para transitar, con cierta
tranquilidad, el final de su prolongada década. Así, sin dinero y con un
panorama económico-social a punto de explotar, sólo le ha quedado el
desesperado intento de aterrorizar a quienes reciben tantos planes y
subsidios con el fantasma de una oposición aniquiladora; Alfredo Leuco,
en su columna de ayer en el diario Perfil, se
preguntó si esa campaña para infundir miedo no se refería en realidad a
su prolijo inventario de las atrocidades que se cometieron en estos
años.
La
opinión pública y el periodismo independiente están contemplando,
azorados, la falta de iniciativa de todos los "presidenciables" para
intentar recuperar el centro de la escena política, ocupada hoy
exclusivamente por doña Cristina, dueña de una innegable capacidad de
generar hechos que, aunque carezcan de efectos prácticos, consiguen
concitar un debate de bajísimo nivel pero no por ello menos efectivo a
la hora de ganar los títulares de los diarios.
Quienes
desempeñan el rol de opositores en ambas cámaras del Congreso sufren,
día a día, el peor "ninguneo" imaginable de parte de sus colegas del
oficialismo quienes, escudados en la obligación de responder a mayorías
circunstanciales ya perdidas -como quedó demostrado en octubre de 2013-,
ejercen su papel de meros votantes formales de todos y cada uno de los
disparates que el Ejecutivo envía para su aprobación. El resto de los
partidos con representación parlamentaria resulta así totalmente incapaz
de modificar la agenda que impone la Casa Rosada, aún cuando ésta
contenga iniciativas suicidas o se transformen en simples dibujos, como
el Presupuesto Nacional.
En
los últimos tiempos, y en los que seguirán hasta que el kirchnerismo
abandone -por las buenas o por las malas- el poder, han pasado y pasarán
por el Congreso leyes trascendentales para un futuro mensurable en
décadas, como el nuevo Código Civil y Comercial, la citada Ley de Pago
Soberano, la Ley de Abastecimiento, la Ley Antiterrorista, los futuros
nuevos Código Penal y Procesal Penal, la limitación de las medidas
cautelares y de la responsabilidad del Estado y sus funcionarios, los
acuerdos secretos con el Club de Paris, con Repsol, con Chevron, con
China y sus swaps y su base en la Patagonia, con Rusia
y, en general, el alineamiento internacional que Cristina nos está
imponiendo con estos verdaderos campeones de la libertad y de los
derechos humanos. Muchos de esos proyectos, hay que recordarlo, fueron
acompañados por algunos idiotas útiles que aún creen ver buenas
intenciones tras las iniciativas oficialistas.
De
cara a la ciudadanía, y como se ve en todos los medios de comunicación,
la oposición está siendo esmerilada por la irremediable falta de acción
activa a la que la condena la forma atomizada en que los argentinos
hemos votado. En general, los ciudadanos de a pie ignoran quiénes fueron
los legisladores que formaron parte de la "lista sábana" que eligieron
en cada oportunidad y, mucho menos, saben cómo votaron cada uno de los
proyectos que envió el Ejecutivo.
Para
cambiar esa imagen, me permitiré formular una sencilla propuesta a
todos los senadores y diputados que hoy integran ese confuso magma que,
aún oponiéndose, no consigue siquiera unificar su discurso en temas tan
absolutamente graves.
Les
sugiero que, cada vez que se llame a sesión, en cualquiera de las
cámaras, no solamente no presten su presencia para dar quórum, dejando
al oficialismo y a sus aliados en soledad, sino que se reúnan en la
Plaza de los Dos Congresos. Si es necesario, que armen allí una carpa,
como la que tuvieron tantas organizaciones sociales, para sesionar en
paralelo; que pasen lista de los presentes y que, tanto la concurrencia
cuanto cada una de las intervenciones, sean difundidas en tiempo real
por los medios de prensa. Esta conducta permitirá a los argentinos saber
quién es quién, y cómo cada uno de ellos representa a sus mandantes y a
los intereses de éstos y evitará que el desgaste al que los somete el
oficialismo siga contribuyendo al desprestigio de toda la actividad
parlamentaria.
Así,
la desnudez de la Reina quedará expuesta, y se verá que sólo cubren sus
cada vez mayores impudicias los legisladores cómplices que pretenden
conservar sus prebendas y, para ello, están dispuestos a cometer las más
injustificables bajezas. Si la oposición no asume, ya mismo, una
actitud como la propuesta, u otra similar, demostrará que es
verdaderamente incapaz de comandar, en el corto plazo, la indispensable
recuperación de la Argentina.
Cuando
el hombre comenzó a organizarse en comunidades, creó una organización, a
la que llamó "estado", para encomendarle algunas funciones básicas para
la vida en común: la creación de una moneda que
permitiera las transacciones superando al trueque, la seguridad de la
comunidad, la salud y la educación de sus miembros, la defensa pública y
la administración de justicia. Desde ese punto de vista, resulta claro
ya que el nuestro es un Estado fallido, puesto que no está cumpliendo
-ni se encuentra en condiciones de hacerlo- ninguna de esas funciones
que el pacto social -la Constitución Nacional- le ha delegado.
Si
nuestra sociedad no recupera rápidamente a su Estado y termina con
todos los males que dejará el kirchnerismo -el narcotráfico es uno de
los principales-, la propia Argentina se transformará en un país
inviable y, como ha sucedido con tantos otros en la historia, dejará de
ser una nación independiente. Se convertirá así, simplemente, en un rico
territorio susceptible de desmembración, ya que el mundo no puede darse
el lujo de dejar que tantos dones de la naturaleza, que le han dado un
lugar de privilegio a la hora de producir alimentos y energía, se
encuentren en manos de cuarenta millones de imbéciles suicidas.
Tal
vez, sólo tal vez, podamos evitarlo si conseguimos ser muchísimos
quienes, el 13 de noviembre, saldremos a decir que no queremos ese
destino. Depende de nosotros.
Bs.As., 19 oct 14
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