"LOS ARGENTINOS SON
ITALIANOS QUE HABLAN EN ESPAÑOL. PRETENDEN SUELDOS NORTEAMERICANOS Y VIVIR COMO
INGLESES.
DICEN DISCURSOS
FRANCESES Y VOTAN COMO SENEGALESES.
PIENSAN COMO ZURDOS
Y VIVEN COMO BURGUESES.
ALABAN EL
EMPRENDIMIENTO CANADIENSE Y TIENEN UNA ORGANIZACIÓN BOLIVIANA.
ADMIRAN EL ORDEN
SUIZO Y PRACTICAN UN DESORDEN TUNECINO."
Esto entrecomillado fue escrito
por el filósofo español, Julián Marías, hace unos años, con el debido respeto y
las disculpas al pueblo boliviano que ya nos ha superado ampliamente, no solo
por su capacidad y lucha sino también y fundamentalmente gracias a la maldita
corrupción, delirio y desfachatez de estos sátrapas apátridas que
gobiernan la argentina por obra y gracia de una supuesta ideología de izquierda
y no son más que claramente la derecha y hasta la extrema derecha argentina, como
su historia los delata y que muy fácilmente compra por izquierda en campaña y
los explota vilmente desde el gobierno en su uso y abuso de poder, es decir,
con esa amplia masa del pueblo que jamás llegó a ser mayoría pero astutos para
manejar al ignorante de su realidad presente e histórica, además sindicalizados
y presos de sus “dirigentes” al servicio, no del pueblo, sino de la corona, y son
fácil presa de sus garras perfectamente organizadas para delinquir y malversar con
ellos, como ellos o morir en la degradada decencia que la gran mayoría no se
anima, no quiere o no puede defender.
Hoy, en esa minoría,
pero organizada ya están convencidos que el facilismo, la mediocridad y la
impertinencia les permitirá crecer individualmente o como asociación ilícita en
el poder, no les importa, tienen impunidad y ese pueblo contagiado y todavía imberbe
en sus responsabilidades cívicas y patrióticas y muy bien desorganizado todavía
no se ha dado cuenta que jamás cumplieron ni cumplirán sencillamente porque son
el mal en sí mismo que se retroalimenta en la ignorancia de “la patria es el
otro”, porque claramente ellos son traición, corrupción y delincuencia, no son
la patria, ni les interesa serlo, salvo por algún breve tiempo para volver a
engañarnos cada vez que esto explota, empezar de nuevo y ser cada día más, pero
más insignificantes en el mundo después de cada ciclo desperdiciado, agotado y
mil veces robado.
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