“¿Pero saben qué? Les tengo una
muy mala noticia: ¡vamos a pagar!, ¡vamos a pagar con
dólares!”
Cristina Fernández de
Kirchner
Evidentemente, cuando el miércoles pasado
escribí mi extemporánea nota y califiqué al Gobierno
como “prohibido para menores de 18 años”, me
quedé muy corto, ya que el inmundo ataque al Poder Judicial
continuó agravándose, dejándonos sin República.
Por otra parte, y una vez más, la
señora Presidente me hizo recuperar la capacidad de asombro, el
jueves, por la recargada cadena nacional, cuando nos espetó uno de sus discursos más
significativos. Derrapó tanto, se salió tantas veces de la
pista que quedé anonadado, porque creo que doña Cristina
está, como mínimo, muy cansada y estresada y que, en estas
condiciones, resulta incapaz de administrar el Estado, especialmente
cuando ha concentrado todo el poder en sus manos.
Además de la inexplicable frase que encabeza
este artículo, hubo dos párrafos memorables: “Porque yo digo:
¿Cuánto más quieren? ¿Cuántos bifes se
pueden comer por día? ¿En cuántos autos andan al
mismo tiempo? ¿En cuántas casas viven al mismo
tiempo?”. Quien pronunció esas sabias palabras es, ni
más ni menos, una de las personas inexplicablemente más
ricas de esta República, a la cual demuele todos los días en
pos de una eternidad que, gracias a Dios, ahora sabemos que le será
negada. Esta señora, que organizó (o formó parte
esencial) de una asociación ilícita creada para saquear las
arcas estatales, ¿cómo se atreve a expresarse de ese modo?
¿No recuerda los fondos de Santa Cruz, la pérdida buscada de
las reservas de gas y petróleo para obligar a Repsol a regalarle el
25% de YPF, el robo de los subsidios que causó la muerte de tantos
compatriotas, los negociados con Chávez, su sociedad –por
acción u omisión- con los narcotraficantes y tantos otros
hitos de su gesta libertaria? Esas mismas preguntas retóricas que
hizo desde el sacrosanto púlpito al que se encarama tan seguido,
obviamente podrían serle formuladas a una persona con tantos
inmuebles, con tantos hoteles, con tanto efectivo, con tantos diamantes y
relojes, con tantos autos … ¿Para qué quiere
más, si ya ha robado una fortuna capaz de sustentar por generaciones
a su inútil descendencia?
Pero donde la cara de piedra presidencial
alcanzó su cima djo: “… y los otros, los fondos buitres, que ni siquiera
tributan en Estados Unidos, esos son los que quieren ser favorecidos.
¿Y por qué? Porque aportan a campañas … de
partidos políticos. Eso aquí sería un
escándalo y tendría preso al dirigente político que se
le hubiera comprobado que tal persona le aportó tal cantidad de
dinero y que, por eso, presiona para obtener tal o cual favor”.
La alienación de doña Cristina reviste
características tales que permiten confirmar cuanto dije más
arriba, porque quien pronunció esas palabras fue la misma cuya
campaña recibió las valijas de Antonini Wilson y los cheques
de los laboratorios que robaban al Pami y a la Anses, amén de matar
a muchos en el camino. Es claro que coincido con ella en que alguien que
procede así debe estar preso; lo absurdo es que no crea que le cabe
el sayo.
¿Para quién habla como lo hace?
¿No se ha dado cuenta que, pese a la decadencia de nuestra
educación pública, aún pensamos? ¿Por
qué nos falta el respeto todos los días mintiendo
descaradamente? La tregua concedida a Peralta, tan jaqueado por La
Cámpora recientemente, tal vez se deba a la cantidad de verdades que
el Gobernador de Santa Cruz debe tener bien guardadas en
“carpetas” que pueden convertirse en peligrosos
misiles.
El jueves próximo, la ciudadanía
saldrá a las calles –el propio Gobierno estima una gigantesca
concurrencia- a iniciar un derrotero de muy difícil
pronóstico, ya que conlleva críticas a todo el arco
político, oficialista y opositor. La visión de multitudes contrastará, sin
dudas, con la magra asistencia que logró el acto principal del
segundo aniversario de la muerte de don Néstor (q.e.p.d.), en
Parque Lezama, cuanto no llegaron a ser tres mil quienes escucharon a
Carta Abierta; sucede que, en el oficialismo, la militancia siempre es
rentada –con enormes sueldos o famélicos
“choripanes”- y hoy no hay demasiados fondos para
sustentarla.
La semana cerró con una nueva y triste
curiosidad. Aparentemente, la Canciller de Sudáfrica alertó
a nuestro Gobierno que la corbeta Espora, que se encuentra en Ciudad del
Cabo en reparaciones –falta de mantenimiento adecuado- podría
ser objeto de un embargo similar al que afecta a la fragata
“Libertad” en Ghana. Debo confesar que me parece un poco rara
la forma en que fue brindada la información; es más, mucho
me temo que ya ha sido trabada su salida de puerto. Si esto fuera cierto,
el estruendoso silencio -un oxímoron de Jorge Asis- con que la
Unasur y el propio Mercosur han acompañado la insólita
batalla de nuestra Presidente contra la “conspiración
mediática e internacional” adquiriría aún mayor
gravedad, porque resultará obvio que ya hemos perdido toda
importancia en el concierto mundial y que no merecemos, siquiera, que se
nos muestre una retórica solidaridad. ¡Qué derrumbe
hemos sufrido!
Bs.As., 4 Nov
12
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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