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domingo, 4 de noviembre de 2012

LOS MUERTOS DE HAMBRE


   DISFRUTA MIS GALERÍAS
 
 
 
 
 
Cristina Fernández ha dicho que
los que bajaron de los barcos
hace poco más de 100 años, lo
hicieron muertos de hambre. Como si haber venido con las
ilusiones de quien quiere salir de
una situación de angustia, de
países arrasados por guerras y
calamidades, los convirtiera en
seres despreciables o inferiores a los que hay que reprocharles la
apertura que tuvieron para ellos
otros gobernantes argentinos
que hacían honor a la
denominación argentino.
Esos que ella llama muertos de hambre fueron nuestros abuelos,
que no sólo vinieron para saciar
su hambre, sino que lo hicieron
sin buscar que los alimentaran
gratuitamente con las limosnas
dadas a los pobres, hoy llamadas por ella planes, que no son
trabajar, sino planes haraganear,
para mantener a sus beneficiarios
en la dependencia de la pobreza y
así canjearlos por votos que le
aseguran mantenerse en el poder y en su enriquecimiento
vergonzoso
.
Esos muertos de hambre, señora
Presidente, fueron quienes
hicieron rica nuestra patria hasta
alcanzar el 6º lugar en el mundo. Esos muertos de hambre, señora,
clavaron el arado por primera vez
en la mayor parte de la tierra
argentina para hacerla el granero
del mundo.
Esos muertos de hambre, señora, iban a trabajar llevando un pan,
dos cebollas y medio litro de
vino, para poder ahorrar lo
suficiente y así poder traer a su
mujer y sus hijos a compartir esta
bendita tierra. Esos muertos de hambre, señora,
amaron esta tierra como usted ni
siquiera puede imaginar,
sembraron en ella no sólo el
trigo, sino que le dieron muchos
hijos y nietos, que hoy somos esa clase media que usted desprecia,
y esos hijos y nietos aprendimos
que la dignidad del hombre
comienza con el trabajo, porque
significa cumplir el mandato
bíblico "ganarás el pan con el sudor de tu frente".
Claro, que algunos de esos hijos
se dedicaron, como usted y su
marido, a trabajar prestando
plata con usura y apoderándose
de los bienes de quienes no podían pagar sus deudas, lo que
sí los convirtió en muertos de
hambre.
Por todo esto, señora presidente,
su desprecio a nuestros abuelos,
los que hicieron la Argentina próspera, la Argentina del trabajo
en paz. en la que la gente se
quería y se sentaba por las tardes
en la puerta de su casa, con la
seguridad de que nada alteraría
su descanso luego del trabajo honesto,
y mandaban a sus hijos a la
escuela y la universidad gratuita,
para que ellos pudieran llegar a
estar en esa clase media
despreciada por usted, ese desprecio digo, señora, es el
desprecio a lo más rico y
generoso que puede ostentar
nuestra patria: ese hombre
simple, que no es revolucionario
con las armas que matan, sino con las herramientas que
producen vida.
Usted, señora, es rica,
multimillonaria con infinidad de
propiedades, entre otras, esos
costosísimos departamentos de Puerto Madero, o el lujosísimo
que su niña Florencia utiliza en
Estados Unidos, y ricos son
también sus amigos-súbditos del
gobierno, que nos tildan a los
"acaudalados laburantes de la clase media" que pagamos sus
lujos y caprichos, como los bien
vestidos. Como si no tuviésemos
al menos la pobre libertad de
vestirnos decentemente.
Estamos indignados. señora Presidente, ya no porque nos
ofenda como lo hace
habitualmente, sino porque ha
ofendido a nuestros padres y a
nuestros abuelos, esos hombres
honestos a los que usted debería rendir homenaje renunciando a
su soberbia
y a su pretendida
ilusión de perpetuarse en el
poder
, y ofreciendo su fortuna a
la proclamada y no cumplida
distribución de la riqueza. Un consejo señora: desde hoy
guarde luto por las ofensas que
ha inferido al pueblo argentino,
en especial a nuestros ancestros y
a sus descendientes, la clase
media. Y llore, sí llore de tristeza verdadera por el daño que le está
haciendo a la sociedad argentina,
a la que ha dividido como nunca
lo estuvo en su historia.
Llore señora Presidente, llore
mucho hasta que termine su mandato y váyase al exilio lejano,
que será el lugar donde quizá
encuentre el olvido de todos los
argentinos de bien aunque allí
gaste su fortuna.
Fdo: YO EL CIUDADANO DE CLASE MEDIA, que dejó un momento su
trabajo, para defender el honor
de mis abuelos, esos muertos de
hambre que bajaron de los
barcos, para hacer la patria
grande que hoy estamos perdiendo —

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