SEGUNDO SEMESTRE DE ORGÍA INFLACIONARIA Y RECESIVA
Difícilmente tengamos una
desaceleración de la inflación como pronostican algunos colegas.
Por: Roberto Cachanosky
En una nota anterior
(http://goo.gl/2MzwI50) Nicolás Cachanosky estimó, en un escenario optimista,
que para el período abril-diciembre de este año, quedaría por financiar un
déficit fiscal del orden de los $ 256.000 millones, déficit que si se financia
con emisión monetaria, implicaría incrementar la base monetaria entre marzo y
diciembre un 74%.
Yo hice otro ejercicio, que me
dio un poco mejor pero tan dramático como el de Nicolás Cachanosky. Este otro
ejercicio permite confirmar la nota de Nicolás está perfectamente encaminada.
En el primer trimestre de este
año, los ingresos totales del sector público nacional, sin incluir la
contabilidad creativa (utilidades ficticias del BCRA, ANSES, etc.) crecieron,
en promedio, el 35% interanual, mientras que los gastos totales aumentaron a un
ritmo del 43% anual. En el primer trimestre de este año, el déficit fiscal sumó
$ 33.000 millones en números redondos.
Si uno mira la recaudación
tributaria desde enero del 2011 hasta mayo de este año en valores constantes,
observa claramente que se encuentra estancada y con tendencia a la baja desde
mediados del año pasado. Se mueve entre un piso de $ 90.000 millones y un techo
de $ 100.000 millones, techos que se explican por estacionalidad. Pero
supongamos que en lo que resta del año tanto los ingresos como los gastos
crecen al mismo ritmo que en el primer trimestre, un supuesto demasiado fuerte
por la recesión que se acentúa y el despilfarro de aumento de gasto público que
viene anunciando el gobierno con más planes sociales, construcción de
viviendas, etc.
Bajo ese escenario, el año
terminaría con un déficit fiscal de $ 233.000 millones, es decir, se le
restamos los $ 33.000 millones del primer trimestre, entre abril y diciembre
habría que financiar un déficit fiscal del orden de los $ 200.000 millones. Si
es déficit se financia con emisión monetaria, el aumento de la misma en el
período en los últimos 9 meses del año sería del 57% y el total de aumento de
la base monetaria para financiar el déficit fiscal en todo el 2014 implicaría
un incremento de la base del orden del 62%.
Las diferencias con las
estimaciones de Nicolás Cachanosky se deben a distintos supuestos, pero en
ambos casos estamos en escenarios que hacen suponer que difícilmente tengamos
una desaceleración de la inflación como pronostican algunos colegas. Por
supuesto que puede ser que en algún mes la tasa de inflación sea menor a la del
mes anterior, pero lo que uno puede prever es que la tendencia inflacionaria
será al alza, dado el nivel de gasto público que hoy es infinanciable a pesar
de la insoportable carga tributaria que tiene que soportar la población que
trabaja en blanco. Para colmo, a pesar de estar en una situación fiscal
sumamente delicada, lejos está el gobierno de tomar la decisión de controlar el
gasto. Como decía antes, CFK no hace más que anunciar más gasto público y
Kicillof denuncia a los que decimos que hay que bajar el gasto como una especie
de salvajes que queremos que no haya inclusión social. En rigor, es la política
k la que excluye a la gente del sistema porque en vez de crear las condiciones
institucionales y económicas para que tengan trabajo, las mantienen con planes
que las excluyen como seres humanos dignos que viven del fruto de su trabajo.
Es más, esta política económica, con su fenomenal déficit fiscal y emisión
monetaria, genera más exclusión porque la inflación va dejando un tendal de
pobres en el camino. En todo caso, no hay nada más excluyente que la política
económica k por la pobreza que genera. Y me animaría a decir que el mayor deseo
del kirchnerismo no es disminuir la pobreza, sino llevar a la clase media hacia
la pobreza. Igualar a todos hacia abajo.
Pero volviendo al tema
estrictamente económico, la otra opción que tiene el BCRA es absorber todo esa
montaña de dinero emitida colocando letras y pagando el costo de tener un
gigantesco endeudamiento de largo plazo. Claro que si coloca más deuda va a
pasar de una recesión a una depresión económica que le hará caer más la
recaudación tributaria, agrandando el déficit fiscal y forzándolo a emitir más
de lo estimado en esta nota, lo que implicaría forzar más endeudamiento interno
y volver a una especie de gasto cuasifiscal que condujo a la hiperinflación de
1989.
Partiendo de la base que el
gobierno le tiene alergia a bajar el gasto público porque es la base de su
populismo, lo que uno puede prever para lo que resta del año es un déficit
fiscal mayor y una inflación creciente con recesión.
Por eso no concuerdo con algunos
colegas que afirman que la recesión va a frenar un poco la inflación. En la
medida que el tesoro siga agrandando el bache fiscal y tomando más medidas que
entorpecen la actividad del sector privado, perfectamente podemos tener
recesión con inflación. La inflación puede acelerar la fuga del peso
incrementando la tasa de inflación y la actividad económica no tiene salida con
el consumo cayendo por más desocupación, el tipo de cambio real frenando las
exportaciones y las inversiones brillando por su ausencia.
En síntesis, el segundo semestre
del año lo veo como una orgía inflacionaria y recesiva.
Fuente: PERIODISMO PARA TODOS
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