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jueves, 6 de septiembre de 2012

POR DESCONFIANZA, PERDEMOS LA OPORTUNIDAD IRREPETIBLE DE GARANTIZAR LA SUSTENTABILIDAD PRODUCTIVA



Es difícil entender como se falla en cuestiones tan burdas y, que tan rápido quedan en descubierto; amen de ello, aquí no hay rédito alguno para el Gobierno, todo lo contrario, es la ratificación de las improvisaciones e inexistencias de políticas agrarias

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Aldo Norberto Bonaveri     Por:
Twitter @AldoBonaveri
@PregonAgro
En una de sus clásicas peroratas, la presidente Cristina Fernández de Kirchner el 16 de julio ppdo., anunciaba en un acto celebrado en el Mercado Central la apertura de los registros de exportación de maíz por 15.000.000 de toneladas, para la campaña 2012/2013. La medida debería ser natural en un país productor y con tradición eminentemente exportadora, empero la proclama llegó a sorprender en virtud del marcado intervencionismo en dicho mercado durante la administración gobernante.
Aun cuando el mercado quedaba acotado por cupos, (lo que hace que la competencia no se refleje en su total dimensión), la liberación de ese volumen anticipadamente, constituía un avance significativo respecto el coto de caza que les permitió en los últimos años pingües ganancias a exportadores e industriales, en detrimento de los productores.
La determinación llegaba en un momento más que oportuno, habida cuenta las inmejorables condiciones internacionales para el cereal; conjugadas por la tremenda sequía de los Estados Unidos, que presume una caída de la producción de maíz en 80.000.000 de toneladas, el retroceso de los stocks internacionales, con una demanda global sostenida, que a la postre augura la persistencia de muy buenos precios, que hoy constituyen un récord histórico. Si a ello le sumamos el excelente contexto climático que se brinda para el cultivo, de muy buena humedad a la siembra y la continuidad de precipitaciones durante el ciclo, las perspectivas se aproximaban a lo óptimo; máxime si tenemos en cuenta la necesidad agronómica de efectuar rotación, producto del desequilibrio del proceso de sojización profundizado en los últimos años.
También corresponde decir que pese tan favorable escenario, no se advertía entre los productores una intención de siembra acorde al mismo, ¿Qué estaba ocurriendo?..... ¿Por qué el agricultor argentino siempre atento a las oportunidades, no se mostraba dispuesto a aprovechar una ocasión tan propicia?. Las respuestas podían contener distintos argumentos, pero obedecían prácticamente a un factor determínate: DESCONFIANZA. Tanto tiempo de intervencionismo, la cantidad de promesas incumplidas, los reiterados anuncios que nunca se efectivizaron, la permanente transferencia de recursos a los sectores más concentrados, etc.. El anuncio teóricamente era interesante, pero, efectuado así intempestivamente, generaba dudas y ante ello, no se mostraban proclives a cambiar la ecuación.
Lamentablemente la intuición parece no haber fallado, al concluir agosto tan sólo se aprobaron ROEs por 330.000 toneladas, apenas el 2,2% del cupo prometido. Si bien es posible que esta absurda distorsión pueda ser cauterizada, ya hay un daño causado en lo que se supondría el “propósito de incrementar la siembra”, la misma se está iniciando y buena parte de los productores ya definieron o están ahora tomando la decisión. Semejante contradicción oficial, no hace más que alentar la desconfianza, y lejos de convencer a los más reacios, sólo consigue decidir en contrario a quienes estaban vacilantes.  
Dado la importante ventana de siembra (septiembre a enero), según zonas, finalidad del cultivo, distintos ambientes, etc., la implantación se realiza durante todo ese lapso, pero la posibilidad concreta de marcar la diferencia y generar un cambio substancial es en lo inmediato, ello es así por el porcentual que tienen las siembras de primera y, el momento que se realizan mayoritariamente en la zona núcleo.
Independientemente que queda una vez más reflejado el doble discurso, el manipuleo de la información, que actitudes de este tipo conllevan a mayor suspicacia, ponen en evidencia la falta de idoneidad de quienes asesoran a la presidenta. Es difícil entender como se falla en cuestiones tan burdas y, que tan rápido quedan en descubierto; amen de ello, aquí no hay rédito alguno para el Gobierno, todo lo contrario, es la ratificación de las improvisaciones e inexistencias de políticas agrarias.
Tampoco se advierte que el seno del poder se aprenda de los errores, perdida de 12.000.000 de cabezas de ganado, haber caído estrepitosamente en la siembra de trigo de la presente campaña, experiencias desafortunadas con el propio maíz, la pérdida de mercados lácteos y la crisis de las economías regionales, paren no haber hecho mella. Tantos desaciertos pueden sonar como exageración para neófitos que desconocen incidencia y magnitud, pero evidentes para quienes están al tanto del desenvolvimiento de la producción y, conscientes de las oportunidades recurrentes que el país está desaprovechando, en el ciclo más propicio de la historia para nuestros valores de intercambio.  
El año pasado, producto de la sequía que azotó buena parte del país, la cosecha nacional podría haber sido de 23.000.000 de toneladas, cerró en 19.300.000. Por las razones apuntadas, este año todo estaba dado (excepto el intervencionismo a favor de los sectores más concentrados) para alcanzar un verdadero récord. Al respecto es oportuno poner atención en un informe emanado de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola “CREA”, dicho trabajo advierte que si estuviéramos ante un escenario sin descuentos para el maíz (ya que tal como viene ocurriendo el productor percibe u$s 50 menos por tonelada de lo que corresponde), bien podría aspirarse a una siembra de 5.000.000 hectáreas (superficie semejante a la de la campaña anterior), que con las condiciones esperables, bien se podría pensar en una zafra por encima de las 31.000.000 de TT., considerándose que un porcentaje del maíz implantado se destina para forraje.
Cabe destacar que los beneficios de la siembra de maíz versus la de soja, no pasan exclusivamente por la ya citada rotación de cultivos, con lo que ello significa a futuro en materia de sustentabilidad agrícola; sino que es oportuno hacer notar cuan importante es para la generación de trabajo y movimiento del interior. Por cada hectárea sembrada con maíz la inversión requiere adicionar u$s 250 en comparación con la oleaginosa, pero además de ello para trasladar la producción se necesitan efectuar 3 viajes de camión por cada 1 de soja.
Tal como están dadas las cosas tendremos una nueva cosecha récord de soja, el nivel de ingresos de divisas que tendrá el Estado será algo superior por la mayor alícuota de los derechos de exportación; por las razones apuntadas la actividad no será igual que con una marca potencial del maíz, no obstante es importante reflexionar que POR DESCONFIANZA, PERDEMOS LA OPORTUNIDAD IRREPETIBLE DE GARANTIZAR LA SUSTENTABILIDAD PRODUCTIVA. 

NOTA: En la víspera el Gobierno anunció la liberación 2,7 millones de tns. de maíz de la cosecha 2011/12. (La presente se refiere a 2012/2013) Esta cifra debe ser sumada a las 13,7 millones de tns. ya liberadas en 3 tramos con anterioridad, lo cual da un total exportable de 16.4 millones


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