La filósofa Diana Cohen Agrest, madre de
Ezequiel Agrest, asesinado en 2011, opinó sobre el vínculo entre la
inseguridad y el paquete de leyes para reformar la Justicia
Diana Cohen Agrest, filósofa y madre de Ezequiel
Agrest, asesinado en 2011 en un asalto, opinó en una entrevista con
Jorge Lanata sobre la relación entre la reforma judicial impulsada por
el kirchnerismo y la inseguridad.
Cohen Agrest relató que en los últimos meses asistió a distintos
programas de televisión precisamente a hablar de lo que es la justicia
penal en la Argentina y, tras relatar la historia de Ezequiel, le
consultaban su opinión respecto de la reforma judicial, con la
"expectativa de que la defendiera".
"Digo ahora lo que dije entonces: no nos confundamos: en realidad la reforma judicial lo que quiere hacer es imponer en los otros fueros lo que ya existe en el fuero penal.
Es decir: en el fuero penal, el ministro de la Corte Suprema de
Justicia es el único ministro adicto precisamente al oficialismo",
señaló, en referencia al juez Eugenio Raúl Zaffaroni.
Y continuó: "Entonces, qué sucede concretamente cuando hay un fallo:
cuando hay un fallo en primera instancia donde se falla con justicia, el
delincuente apela y hay una corte de Casación, sobre todo la Cámara de
Casación Penal 2, que es la de Slokar, Figueroa y Ledesma –precisamente
Slokar es uno de los adalides de justicia legítima–, que lo que hace es
volver para atrás el fallo original", dijo en diálogo con radio Mitre.
"Concretamente en el caso de mi propio hijo, Ezequiel Agrest, o
incluso también en el caso de Jano Fernández, la corte original, la
instancia original, había emitido un fallo. Como los delincuentes
apelaron, fue a la Corte de Casación y la Corte de Casación, como responde al juez de la Corte Suprema de Justicia, que es el único adicto al gobierno, dio precisamente marcha atrás con el fallo de la corte de primera instancia y ordenó disminuir la pena", añadió.
Cohen Agrest en este sentido sintetizó su posición y señaló: "Lo que se quiere hacer es, precisamente, tener cámaras de casación intermedias que manden para atrás todas aquellas apelaciones que no favorezcan al gobierno. Es eso la reforma judicial".
Cuando Lanata opinó que el problema de inseguridad se ataca apuntando
primero a las causas que genera la violencia social, y no empezando en
el ámbito judicial, porque cuando se llega a esa instancia ya se cometió
el delito, Agrest respondió que "son las dos cosas" necesarias para
apuntalar la cuestión.
"Son las dos cosas. Tampoco podés basar toda tu política judicial en camaritas o en policías en las esquinas. En realidad tiene que ser una política combinada, lo que los abogados llaman ex ante y ex post:
antes ponés camaritas, ponés policías y por supuesto impedís por todos
los medios que se cometa el delito. Es más, hacés una buena política
juvenil, con formación en oficios, es decir, todas las políticas
sociales, pero no hay que confundir las políticas sociales con la política judicial, es decir, con las medidas judiciales".
Consultada puntualmente sobre qué medidas debería haber incluido el
paquete de reforma judicial de modo de lograr un impacto positivo en el
problema de la inseguridad, la filósofa respondió que la reforma
judicial no apunta al tema de la seguridad, porque el tema de la
seguridad "ya está funcionando según las premisas con las que opera el
gobierno".
"En realidad, la reforma judicial apunta a que en los otros fueros haya cortes adictas al gobierno.
Entonces me parece que si uno habla de reforma judicial, tomando ese
término, estamos volviendo a confundir la cuestión, porque una cosa es
la reforma judicial con la que se orienta a que los distintos fueros
respondan al oficialismo y otra cosa son las reformas que deberían
haberse producido", prosiguió.
En cuanto a las medidas puntuales que deben tomarse en pos de buscar
una solución a la inseguridad, Agrest sostuvo que, por un lado, se
deberían haber llevado a cabo reformas sociales que no se hicieron y, en cambio, "se destinó el dinero para planes o para Fútbol para Todos o Tecnópolis".
Entre esas reformas incluyó "la creación de fuentes genuinas de trabajo.
No planes, sino fuentes genuinas de trabajo, formación en oficios y
brindar herramientas a los jóvenes que delinquieron por primera vez para
que sean encauzados en un marco del estado saneado".
En lo referente específicamente a la reforma judicial, Cohen Agrest
realizó un contrapunto con el funcionamiento del sistema judicial para
la encarcelación de imputados en otros países.
"En otros países, un delincuente o un imputado para ser encarcelado
tiene que pasar por dos instancias judiciales. Pero el problema es que
acá entre la primera instancia y la segunda pasa un lapso de tiempo
realmente muy pero muy prolongado. Y además acá, una vez que se falla en segunda instancia, muchas veces se sigue a la Corte Suprema de Justicia", explicó.
La filósofa ejemplificó su posición con el caso del padre Grassi:
"¿Cómo puede ser que el padre Grassi, habiendo sido comprobados los
delitos, sin embargo haya estado tanto tiempo excarcelado? ¿Por qué?
Porque fue apelando a través de las distintas instancias judiciales".
"En otros países, una vez que pasa por dos instancias, es decir por
la primera y segunda instancia, el imputado es directamente encarcelado:
acá no, porque se sigue apelando y como se sigue apelando, todo eso va a favor del delincuente, el que, cuando en el mejor de los casos termina siendo encarcelado, pasan 10 o 15 años y si es encarcelado, apenas es encarcelado, empieza a trabajar el negocio judicial para excarcelarlo lo antes posible", concluyó.
FUENTE: http://www.infobae.com/notas
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