El intendente de Santa Victoria avala el cambio de nacionalidad de los vecinos
El
escándalo por la extraña modificación de límites en la frontera argentino
boliviana desnuda la ligereza con que se autorizan cambios en la demarcación,
desde oficinas ubicadas a miles de kilómetros de distancia y sin evaluar que se
trata de cuestiones de soberanía, aunque sean superficies relativamente pequeñas.
El
intendente de Santa Victoria Oeste, Cástulo Yanque, solicitó una entrevista con
El Tribuno ayer miércoles a mediodía, aunque luego declinó hacerla sin dar
explicaciones.
Sin
embargo, a través de la prensa oficial, Yanque reconoció que hubo un cambio en
el límite: el cambio consiste en la instalación de un mojón que no estaba,
aunque sostiene que corresponde exactamente con el trazado de 1925.
Ni él ni
los funcionarios involucrados exhibieron hasta ahora el instrumento jurídico
que autorizó la instalación de un nuevo mojón.
No
obstante, opina que lo que dicen los vecinos del lugar y que publicó El Tribuno
“es una mentira”.
“Abra de
Santa Cruz es un valle y la recta entre los mojones de los cerros pasa por
donde ahora está el nuevo hito”, dijo. La precisión de la ubicación de ese
mojón, que requiere estudios geodésicos, ¿quién la garantiza?. Yanque no lo
dijo y ningún periodista de Casa de Gobierno se lo preguntó.
El otro
cambio no es menor: asegura que un grupo de familias salteñas fueron
“amablemente” invitadas por las autoridades bolivianas a cambiar de
nacionalidad.
Esa es la
información que publicó El Tribuno, aunque los vecinos del lugar niegan que el
trato haya sido amable y, además, agregan que hubo amenazas de desalojo.
El
intendente no explicó si durante su gestión el municipio de Santa Victoria
controló ese área o estuvo a cargo de la correspondiente alcaldía boliviana.
Tanto el
intendente Yanque, como el ministro de Gobierno Eduardo Sylvester repiten el
discurso de la Cancillería argentina, que negó el conflicto “a nivel
diplomático” pero que nada dijo acerca de las demandas de los vecinos.
Nadie
explicó las razones del apuro de Bolivia por correr el mojón. Ni ellos ni la
embajada a cargo de Ariel Basteiro, en Bolivia, que ratificó el parte de la
Cancillería según el diario oficialista Página 12. Ninguno, tampoco, se
trasladó al lugar, de cuya existencia, probablemente, tomaron conocimiento esta
semana.
Sería
interesante saber qué pensarían Basteiro, Sylvester, Yanque o el canciller
Héctor Timerman si mañana les dijeran que dejaron de ser argentinos y les
exigieran adoptar otra nacionalidad.
Si era
seguro de que se trataba de territorio boliviano desde hace noventa años, queda
por explicar las razones por las cuales los habitantes tengan hasta hoy
nacionalidad argentina y queda por informar si las autoridades provinciales,
hasta ahora, ejercieron o no sus potestades en esta parte del territorio.
Llama la atención
la liviandad con que se abordó un problema de soberanía, que contrasta con la
postura del gobierno argentino frente a otros conflictos, como Laguna del
Desierto o Hielos Continentales, de mayor envergadura que este, pero
esencialmente similares.
Es probable
que el nuevo mojón corrija un trazado, pero este debe ser el conflicto de
límites tratado con mayor frivolidad en la historia diplomática argentina.
El
intendente desmintió a los vecinos y negó los hechos afirmando que no es un
tema que ocurriese en este último tiempo, sino que se remonta a un tratado
firmado en 1925.
El mojón,
cabe aclararlo, se instaló hace pocos días.
“El límite
internacional entre Argentina-Bolivia está determinado por el Tratado
Definitivo de Límites del año 1925. No se ha modificado, ni existe ningún
proyecto de hacerlo, el límite internacional como informan erróneamente algunos
medios. Entre la República Argentina y el Estado Plurinacional de Bolivia no
hay diferencias en materia de límites fronterizos”, sostuvo Cancillería.
Yanque
afirmó que desde el gobierno boliviano, se mostraron preocupados por las graves
acusaciones que causaron revuelo nacional, y que ‘amablemente habrían ofrecido
a los pobladores a adquirir la nacionalidad del país vecino, sin ejercer
presiones´.
Ya que es
el intendente, ¿por qué no fue a preguntarles a los vecinos, como sí lo hizo El
Tribuno?
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