A pesar de la baja del ganado en dólares, los precios aún resultan 20%
superiores a los de los demás países del Mercosur, lo que hace poco competitiva
a la carne argentina. Hoy, las retenciones y la barata explican toda la
diferencia con los vecinos.
El efecto incertidumbre.
Por Miguel Gorelik (*)
El viernes 24 de enero, el Jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, y el
Ministro de Economía, Axel Kicillof, anunciaron la flexibilización cambiaria lo
que unido a la fuerte devaluación -del 18% en esa semana- fue interpretado por
el mercado como una intención del Gobierno de reducir la brecha entre el dólar
oficial y el paralelo, disminuir la presión sobre las reservas del Banco
Central y mejorar el desempeño exportador.
Luego, con las marchas, contramarchas y correcciones de las medidas, se
creó una situación de incertidumbre que no sólo llevó a mantener la brecha
cambiaria del 50%, con una disparada en el mercado informal, sino que reforzó
la demanda de dólares, redujo su oferta -en espera de mejores precios- y
redundó en mayores caídas de las reservas. En este marco, se entendió que lejos
de la flexibilización, lo que estaba ocurriendo se parecía más a una nueva
carrera entre el tipo de cambio y los precios internos.
Si bien en estos días el Banco Central ha estabilizado el dólar oficial
en unos $8, a costa de ser el único oferente de divisas para sostener la nueva
paridad, el mercado está convencido de que la devaluación continuará.
Por lo tanto, los actores económicos se aferran a sus activos a la
espera de encontrar un horizonte más previsible. La ganadería no ha sido ajena
a esta situación.
La incertidumbre
La oferta de novillos pesados, que ya era muy limitada, prácticamente
desapareció. En ese sentido, desde octubre, la escasez había llevado a que el
comportamiento de los precios le ganara marcadamente a la inflación.
Los valores que se ofrecen estos días, que promedian $25,50 según el
relevamiento de Valor Carne al 29 de enero, tienen picos de hasta $28 y, aún
así, son numerosos los días en que las plantas no pueden faenar o lo hacen a
media máquina por falta de hacienda.
A pesar de la fuerte devaluación, hoy los exportadores argentinos
enfrentan un costo de la hacienda 20% superior al de sus pares del Mercosur,
que es atribuible en su totalidad a la sobrecarga de los derechos de
exportación y del esquema de barata. En tal sentido, hasta hace un par de
semanas ese diferencial oscilaba entre el 30 y el 40% ya que se agregaba la
incidencia del atraso cambiario.
En otras palabras, sólo mediaría la eliminación de las retenciones y la
barata para que la carne argentina vuelva a ser competitiva, en el caso de que
esta carrera de precios y tipo de cambio cesara.
El mercado interno
Con este panorama, las exportaciones continuarán muy bajas por lo que la
situación seguirá poniéndole techo al precio de las diferentes categorías de
hacienda para consumo, ya que nunca el mercado interno por sí solo pudo
sostener valores estimulantes para la ganadería.
Por lo pronto, los canales comerciales, aguas abajo del procesamiento,
están aceptando pacíficamente los nuevos precios, ya que la gran atomización
del mercado cárnico impide que un operador o un grupo de ellos puedan hacer
presión en un sentido u otro.
Pero estos aumentos ya están llegando al consumidor, lo que preanuncia
que por varios días, o semanas, el tema estará presente de manera destacada en
los medios, dada la especial sensibilidad que tiene el precio de la carne.
Incluso, algunos tratarán de convertir al sector en el chivo expiatorio de una
inflación rampante.
De esta situación sólo se sale con certidumbres en materia de política
cambiaria y de precios, haciendo foco en los renglones que las afectan como el
gasto público y su financiación mediante la recaudación y el endeudamiento.
Para ello, habría que anunciar un plan más abarcador, factible y creíble,
idealmente con el concurso de la mayor parte del arco político.
Mientras tanto, el mercado continuará debatiéndose con la incertidumbre,
provocando todo tipo de anomalías en materia de valores y caída de las
operatorias. Sin embargo, una visión alentadora es que estas crisis no duran
mucho y que la ganadería, como actividad de largo plazo, sigue trabajando.
(*) Director de Valor Carne.
Fuente: Valor Carne
Read more at
http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=4960#Azg6pK5PiitDi0SG.99
02/feb/2014
A
pesar de la baja del ganado en dólares, los precios aún resultan 20%
superiores a los de los demás países del Mercosur, lo que hace poco
competitiva a la carne argentina. Hoy, las retenciones y la barata
explican toda la diferencia con los vecinos. El efecto incertidumbre.
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Por Miguel Gorelik (*)
El viernes 24 de enero, el Jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, y el
Ministro de Economía, Axel Kicillof, anunciaron la flexibilización
cambiaria lo que unido a la fuerte devaluación -del 18% en esa semana-
fue interpretado por el mercado como una intención del Gobierno de
reducir la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, disminuir la
presión sobre las reservas del Banco Central y mejorar el desempeño
exportador.
Luego, con las marchas, contramarchas y
correcciones de las medidas, se creó una situación de incertidumbre que
no sólo llevó a mantener la brecha cambiaria del 50%, con una disparada
en el mercado informal, sino que reforzó la demanda de dólares, redujo
su oferta -en espera de mejores precios- y redundó en mayores caídas de
las reservas. En este marco, se entendió que lejos de la
flexibilización, lo que estaba ocurriendo se parecía más a una nueva
carrera entre el tipo de cambio y los precios internos.
Si
bien en estos días el Banco Central ha estabilizado el dólar oficial en
unos $8, a costa de ser el único oferente de divisas para sostener la
nueva paridad, el mercado está convencido de que la devaluación
continuará.
Por lo tanto, los actores económicos
se aferran a sus activos a la espera de encontrar un horizonte más
previsible. La ganadería no ha sido ajena a esta situación.
La incertidumbre
La
oferta de novillos pesados, que ya era muy limitada, prácticamente
desapareció. En ese sentido, desde octubre, la escasez había llevado a
que el comportamiento de los precios le ganara marcadamente a la
inflación.
Los valores que se ofrecen estos días,
que promedian $25,50 según el relevamiento de Valor Carne al 29 de
enero, tienen picos de hasta $28 y, aún así, son numerosos los días en
que las plantas no pueden faenar o lo hacen a media máquina por falta de
hacienda.
A pesar de la fuerte devaluación, hoy
los exportadores argentinos enfrentan un costo de la hacienda 20%
superior al de sus pares del Mercosur, que es atribuible en su totalidad
a la sobrecarga de los derechos de exportación y del esquema de barata.
En tal sentido, hasta hace un par de semanas ese diferencial oscilaba
entre el 30 y el 40% ya que se agregaba la incidencia del atraso
cambiario.
En otras palabras, sólo mediaría la
eliminación de las retenciones y la barata para que la carne argentina
vuelva a ser competitiva, en el caso de que esta carrera de precios y
tipo de cambio cesara.
El mercado interno
Con
este panorama, las exportaciones continuarán muy bajas por lo que la
situación seguirá poniéndole techo al precio de las diferentes
categorías de hacienda para consumo, ya que nunca el mercado interno por
sí solo pudo sostener valores estimulantes para la ganadería.
Por
lo pronto, los canales comerciales, aguas abajo del procesamiento,
están aceptando pacíficamente los nuevos precios, ya que la gran
atomización del mercado cárnico impide que un operador o un grupo de
ellos puedan hacer presión en un sentido u otro.
Pero
estos aumentos ya están llegando al consumidor, lo que preanuncia que
por varios días, o semanas, el tema estará presente de manera destacada
en los medios, dada la especial sensibilidad que tiene el precio de la
carne. Incluso, algunos tratarán de convertir al sector en el chivo
expiatorio de una inflación rampante.
De esta
situación sólo se sale con certidumbres en materia de política cambiaria
y de precios, haciendo foco en los renglones que las afectan como el
gasto público y su financiación mediante la recaudación y el
endeudamiento. Para ello, habría que anunciar un plan más abarcador,
factible y creíble, idealmente con el concurso de la mayor parte del
arco político.
Mientras tanto, el mercado
continuará debatiéndose con la incertidumbre, provocando todo tipo de
anomalías en materia de valores y caída de las operatorias. Sin embargo,
una visión alentadora es que estas crisis no duran mucho y que la
ganadería, como actividad de largo plazo, sigue trabajando.
(*) Director de Valor Carne.
Fuente: Valor Carne
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