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domingo, 17 de abril de 2011

¿Por qué demoran tanto los trámites de adopción en la Argentina?


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 El artículo es medio largo, tiene como cuatro páginas, y tan sólo es una síntesis de lo que queremos decir.

Quizá sea de su interés, si es aspirante a adoptar,  si usted cree que un hijo es la salvación de algo, si es Periodista, si es Fiscal, Juez, Defensor de Menores de la Nación, Legislador, miembro de UNICEF, Defensor de Derechos Humanos, miembro del Comité de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño en Argentina, Arzobispo, Papa, Gobernador o Presidente de la Nación
bebedormido
La Argentina, está dividida en dos fábricas de bebés. Aunque parezca descomedido el término, poco a poco, y a medida que lea este artículo, usted irá comprendiendo por qué esta forma de expresarnos.
La primera de ellas, en importancia son las que componen las provincias del nordeste de Argentina: Chaco, Formosa, Misiones, Corriente, Entre Ríos y Santa Fe.
La segunda, es Añatuya, en el Departamento Taboada, centro principal y sede del poder judicial, económico, político y eclesiástico del sureste de Santiago del Estero.
Vale la observación de que en estos últimos 10 años, viene perfilándose, como tercera fábrica de bebés en la Argentina, la zona de Cuyo (San Juan, La Rioja, San Luis, Mendoza), por poseer, todas las características geopolíticas para tales actos delictivos y su cercanía con la frontera, pero aún no fueron investigadas, por nosotros por cuanto no contamos con recursos económicos y por el Estado tampoco, por cuanto no es de su interés, ni figura en las agendas públicas el tráfico humano.
Cuando hablamos de fábrica, nos referimos a que todo, absolutamente todo en las zonas mencionadas, está concebido y estructurado para el tráfico de bebés.
El 70% de sus habitantes viven, o están involucrados, de modo directo o indirecto en esta actividad, ya como compradores, distribuidores, captadores de embarazadas, exportadores, viajantes, facilitadores y productores.
En este sentido, la diferencia con el resto de las demás provincias Argentinas, es que puede y de hecho las hay, las llamadas entregas de bebés, pero no infraestructuras específicas como en aquellas otras preparadas de modo “ad hoc” para tamaña aberración.
Una serie de factores de dantesca importancia, han ido contribuyendo, a través del tiempo para mostrar ahora este panorama.
Una de ellas, la que cimentó la base cultural de sus habitantes como es la ideología que: “los niños se crían mejor con familias pudientes”, contrariamente al que usted hasta acá había tenido, como clásico, que en realidad, los niños se crían mejor con su papá y con su mamá.
En esas sociedad a las que nos referimos, los “pudientes” o históricamente llamados “personas de bien” , o “familias de bien”, ven con agrado estas entregas, y los pobres, con sus mujeres especialmente niñas y adolescentes, se sienten en estado pecaminoso si no entregan sus bebés inmediatamente al nacer, al ritmo del requerimiento de los adquirentes que los prefieren bebés y hasta sienten que si no lo hacen, quedarán impedidas de la Salvación Eterna, con la sensación específica de merecer más que el Cielo, el Infierno por haber sido capaz de “hecerle pasar esa vida de perro a su propio hijo” a pesar de que con anterioridad “le habíamos ofrecido otra posibilidad”.
Los modos de amansamientos, a las “dadoras” son variados, desde cortes de agua compulsivos y masivos sobre barrios pobres, pasando por la apropiación violentas de sus tierras a las cuales con topadoras las arrasan junto con sus bienes y ranchos, que habían sido heredados de sus ancestros, pasando por la pobreza, el hambre, y el estigma social, cuando se niega a entregar sus hijos, o al haberse resistido, en el momento del parto cuando intentaron cambiárselo por el cadáver de uno similar.
No hemos podido encontrar en el mundo entero que un territorio tan extenso, con más de 200.000 almas, tenga mujeres tan “crueles” y “desinteresadas por sus propios hijos” como las mujeres de Añatuya, en vez de haber generado un estudio sociológico para determinar los motivos de tamaña deshumanización de la maternidad.
Que en Añatuya no se vendan preservativos, es una nota de color, al lado de la verdadera realidad como es la falta de información sexual y la educación de sus ciudadanos, que bajo ningún punto de vista, nadie de estos dueños del Poder querrán estimular por cierto.
Los traficantes, perfectamente identificados de modo judicial,  a través de nuestras denuncias penales“pagan” por cada bebé, desde una bolsa de harina, con la cual los hogares dadores dan de comer tortilla horneada, por un mes a los demás niños grandes que tienen en sus casas, hasta un artículo para el hogar como una licuadora o un ventilador, pasando por la famosa conformación del Barrio La Merced de Añatuya, con más de 200 viviendas, a las que llamamos “evolutivas” donde por cada bebé que entregan les construyen una pared.
En este negocio, por acción o por omisión, están involucradas parteras, médicos, directores de hospitales, policías, comisarios, intendentes, sacerdotes, monjas, jefes de registros civiles, jueces de paz, abogados, funcionarios judiciales, legisladores, escribanías, miembros de los tres poderes del Estado, y dueños de hoteles.
Existe toda una infraestructura, incluso edilicia para facilitar esta industria, en la cual por supuesto, todo está perfectamente pensado para el service pre y post parto de la “elegida” con una atención que más que asistencia, funciona como un lavado de cerebro. “Y bueno, siempre hay alguna mujercita que se encariña con el bebé por nacer y cuesta que te lo de”
Los códigos mafiosos, entre estas bandas son sumamente respetados entre ellos, en orden a la pertenencia de la parturienta, como del destino dispuesto para la cría.
La impunidad y la rentabilidad de este negocio, ha hecho posible que cualquier persona que quisiera conseguir un niño, se radique en un hotel de la zona,  y a las pocas horas o días, le llevan el producto a su habitación. Se venden como pan caliente, salidos por supuesto, muchos de ellos, desde las pequeñas salitas de partos que albergan algunos hoteles en sus propios sótanos.
Los bebés pueden ser entregados con o sin papeles. Cuando nos referimos a ello, hablamos de identificación personal del pequeño, por supuesto apócrifa, pero otorgada por los propios registros civiles o juzgados de paz, con firmas de certificación de nacidos vivos por médicos de la zona, pertenecientes a cada una de estas bandas. El precio con el adicional “papeles” es por supuesto superior.
Pero, esta “identificación” del bebé, generalmente, es utilizada por personas u organizaciones delictivas dispuestas a sacar del país al niño. Esa documentación, les permite impunidad en las zonas de controles de Gendarmería, que por supuesto, ante una documentación “original” no pueden detener al delincuente.
Esta metodología, generalmente, no es utilizada por los adquirentes del interior de la Argentina, ya que en realidad no les conviene el otorgamiento de dicha documentación, por cuanto, tienen temor, que de alguna forma, quede “su hijo” inscripto como nacido en una zona o provincia que no es la propia.
En este caso, utilizan diversos métodos, como trasladar a la madre a parir en la provincia del adquirente, por resultar más seguro, o simplemente trasladan al bebé y lo inscriben en jurisdicción de sus domicilio, con amigos profesionales y funcionarios públicos que siempre están dispuestos a prestar dichos “servicios”, muy probablemente por unos pesos o salpicados por aquel concepto sobre dónde y con quién se crían mejor los niños… ¿recuerda?
En los casos de traslado de parturientas se observan a los adquirentes en verdaderas funciones teatrales en los pasillos de los hospitales, cuando inesperadamente, le declaran públicamente a su esposa, que tuvieron un afair con esta mujercita, cuando iban pasando por Añatuya. Por supuesto, la dolida víctima de la “infidelidad” lo perdona a su marido en 17 segundos, logrando que el médico, para evitar mayores “inconvenientes”, anote al recién nacido a nombre de la pareja que atraviesa tan tremenda circunstancia conyugal.
Cuando nos referimos a tráfico de bebés y tan sólo para brindar alguna idea sobre la cuantía del sangrado al que nos referimos, hablamos de la apropiación, cambio de identidad y desaparición sistemática, metódica y organizada, de un promedio de 12 bebés por semana, nada más que del sureste de Santiago del Estero. (segunda fábrica de bebés de Argentina)
La ley 24.779, que regula el instituto jurídico de la adopción, tan sólo efectúa entregas legales de niños, en un 25%. El resto, es decir el 75% son circulaciones, negociaciones, intercambios y trueques de bebés y niños pequeños, por mafias, cuyos dividendos son increíblemente altos y colocan dicha industria en el tercer lugar en importancia, después del trafico de drogas y la venta de armamentos.
A propósito de ello, en Añatuya existen 12 pistas clandestinas de aterrizaje de donde el fluido de bebés, va dirigido al extranjero. Todos, absolutamente todos saben de estas pistas. El Poder de la zona, en todos sus niveles, las autoriza.
La distribución comercial de bebés, se produce aproximadamente de esta manera:
Una minoría de ellos es comercializado para cumplir roles de hijos en la propia Argentina.
La mayoría, por razones obvias de interés comercial y de la ganancia económica, son vendidos a Europa para aspirantes a tener “hijos”, para lo cual se pagan hasta 70.000 euros por niño.
Sin embargo, la mayoría de los exportados, son colocados, con preferencia, en las industrias de la pornografía y la explotación comercial sexual, en la mendicidad y diferentes explotaciones laborales, que por supuesto, ofrecen mayor rentababilidad.
El adormecimiento o inacción efectiva de la Ley de Adopciones, en orden a que el terreno legal fue usurpado por traficantes, genera el efecto de que cada vez llegan menos bebés a los Juzgados para ser dados en adopción y ello, cierra el círculo malvado y la frustración de las esperas interminables de los aspirantes que creyendo en la Ley, se inscribieron en los Registros de Aspirantes del país.
Si se pensaran antojadizas o exageradas estas estadísticas, los invitamos a leer las declaraciones públicas del propio gobernador de Santiago del Estero (segunda fábrica) que corrobora nuestros números, que antes, acuñábamos en soledad.
En menor cuantía, pero de valor relativamente importante, las adopciones en Argentina demoran entre 2 y 10 años ya que los Jueces, no han comprendido que el reloj biológico de los niños no es el mismo que el de los adultos. Un ejemplo de ello es el caso de un niño de 5 años, para el cual, esa edad, puede ser la mitad de su vida. Son Magistrados, que ha pesar del Imperium que tienen para otorgarles una mejor calidad de vida a los niños, no lo hacen, prioritariamente, por el siguiente motivo:
Los Juzgado de familia, a los cuales les compete la resolución sobre la temática de la adopción, atienden a su vez divorcios, separaciones de bienes, separaciones de hecho, escrituraciones, hijuelas, declaración de herederos, separación de patrimonios, pensiones alimenticias, problemáticas de familias en general, herencias, embargos de alimentos, etc.
Dentro de esta actividad, en el fondo de un cajón, o allá abajo de aquella pila de expediente hay uno, de tapas anaranjadas que nunca nadie lo ve, ni lo procura, por cuanto no genera honorarios para ningún profesional, es el expediente de un niño, que está recluido en un albergue del Estado, esperando tener 18 años, para que le abran las puertas y poder salir, a un mundo que no conoce, a un mundo hostil, a un mundo que comenzará a vivirlo, con la angustia e impotencia de no iniciarlo, tomado de la mano de un papá y una mamá.
Pero, como buenos conocedores de la Ley, algunos Jueces, no pocos, han encontrado el modo “legal” de traficar bebés.
Esto son las entregas directas con sus diferentes modalidades, que no están prohibidas, sino por el contrario permitidas, pero para resolver cuestiones muy particulares, de algunos niños, por ejemplo que quedan sin sus progenitores a fin de que permanezcan dentro de su propio grupo familiar para transferir su tutela a algún miembro determinado de su propia familia original.
Puede que en estas descripciones, usted tenga algunas cosas para criticar. Pueden ser nuestros modos de decir estas cosas, pero, lamentablemente, el conocimiento profundo de dichas circunstancias, a partir de investigaciones muy importantes que hicimos, y la escucha a personas a las cuales les quitaron violentamente sus hijos, nos ha dejado perplejos, sobre la voracidad humana, que no nos queda otra forma de decir.
Conclusiones
Este panorama crítico, y en permanente crecimiento, se debe, tanto por el creciente tráfico humano, como por el desinterés de las autoridades políticas y funcionales de la Argentina y su particular modo de ver los Derechos Humanos, y la negativa a optar por terminar en la Argentina con el Tráfico Humano, incluyéndolos en sus agendas públicas.
También la burocracia e inequidad judicial alientan el tráfico de bebés.
Pero lo más lamentable, es que personas de bien, que anteponen, una especie de ansiedad personal de la procreación por que sienten que sin ello no podrán vivir, se derraman hacia el delito, sin siquiera medir las consecuencias adversas que inexorablemente algún día sufrirán en la carne misma de sus propios “hijos”, cuando alguna vez, mirándolos a los ojos les dirán…
“…papá, mamá, que hiciste conmigo, por cuanto me canjeaste, cuánto pagaste por mí, de dónde me sacaste, que hiciste con mi derecho más básico como era, que yo tenga una identidad. Ustedes eran las personas a las que más amé, respeté y creí” ”
“Ahora, a partir de este momento, deberé re inventarme, intentar renacer de nuevo buscando mi identidad para saber quién soy”
“Dios me ayude a creer y confiar en las personas que deberé recomenzar a mar, o quizá, si no puedo, al menos tratar de perdonar”
Escribió Julio César Ruiz
 http://www.adoptar.org.ar

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