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lunes, 26 de marzo de 2012

En la Argentina, Camila Vallejo se convirtió en la rockstar de la política

 

En el ambiente se respiraba la tensa calma de la expectativa. Habían pasado 45 minutos de la hora señalada y las seis sillas dispuestas en el escenario aún se encontraban vacías. A las 19.55, Camila Vallejo, la vicepresidenta de la Federación de Estudiantes de Chile y principal cara del reclamo estudiantil de 2011 en ese país, cruzó raudamente el pasillo que conectaba con la calle e ingresó al auditorio principal de la sede central de Ctera. El público, su público, un grupo variopinto integrado por agrupaciones sociales, dirigentes políticos, miembros de Centros de Estudiantes secundarios y universitarios y hasta familias enteras con hijos que no alcanzarían los 12 años, estalló en aplausos.
Camila cruzó el auditorio tras los pasos de Carol Cariola, su compañera y secretaria general de las Juventudes Comunistas de Chile, ante el acoso de quienes intentaban hablarle, tocarla o hacerle llegar algún mensaje.
Uno de estos era Tomás, un porteño radicado en Madrid, donde según sus propias palabras “vive, trabaja, estudia y milita”. Junto a Fabio, integrante del Centro de Estudiantes de la Universidad de Roma, se encuentran viajando por Argentina y Chile, en plan de realizar contactos para fortalecer la “militancia de base”.
“De casualidad nos enteramos hoy que Camila iba a estar dando esta charla y no dudamos un segundo en venir”, aseguró Tomás. “En Europa tuvo mucho rebote el caso chileno y nosotros estamos acá para tratar de tender un puente con el movimiento que lidera Camila. Queremos que nos reciba cuando vayamos a Chile”, le contó a PERFIL minutos antes de que la joven trasandina hiciera su ingreso.
La reacción de la gente no es antojadiza. La figura de Camila impacta y genera una irremediable atracción. La dirigente chilena camina con seguridad, con sus ojos verdes fijos en algún punto perdido y una sonrisa ante cada felicitación o muestra de apoyo. Sin embargo, no parece hacerse cargo de lo que genera a su alrededor. No busca destacar, simplemente lo hace.
Con más de 400 mil seguidores en Twitter, Camila Vallejo es hoy la dirigente joven más representativa de América del Sur. Según las encuestas realizadas en su país, cuenta con una imagen positiva del 68% y fue elegida en 2011 como la “chilena más admirada”, superando a Michelle Bachelet y a Violeta Parra en una votación realizada entre jóvenes trasandinas. Ha sido invitada a disertar en Brasil y Europa, donde expuso ante las Organización de las Naciones para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y se reunió con el intelectual Stéphane Hessel, el autor intelectual del movimiento de los indignados. Además, en diciembre de 2011 fue elegida como “la personalidad del año” por los lectores del diario británico The Guardian.
Luego de que Carol expusiera con claridad la problemática actual de la educación chilena y sus orígenes, Camila tomó el micrófono. El auditorio enmudeció. Desde la tercera fila, una mujer de unos 75 años acomodó su silla para escuchar a la chilena. “Trabajo como administrativa a unas cuadras de acá. Arreglé el horario para poder venir a verla”, le aseguró a este diario. La dirigente que se disponía a hablar podría ser su nieta.
Las palabras de Camila fueron aún más claras que las de Carol. Durante un poco menos de media hora explicó su reclamo, confesó que no fueron los estudiantes quienes iniciaron el conflicto, pero que fueron ellos los que le dieron fuerza para que todos pudieran entenderlo. Con lucidez y sin rodeos, se aseguró que todos se fueran con una idea cabal del movimiento estudiantil chileno.
Por último, la militante chilena realizó un análisis de la situación política en la Argentina. “Creo que en este país es necesario que todas las organizaciones sociales dejen de delegarle la responsabilidad a las autoridades unipersonales. Argentina tiene una historia muy centrada en los personalismos. Hace falta una mayor transversalidad para lograr cambios para todos –aseguró–. En Chile estamos intentando eso. No queremos más figuras sino programas transversales que superen las disputas partidarias en pos de mejoras para todos”
Apenas se decretó el final de la conferencia, decenas de personas se abalanzaron al estrado. Todos querían una foto con Camila. La dirigente fue atendiendo uno a uno, consciente de que el tiempo apremiaba porque ese no era el final de su agenda. Fue invitada a las marchas que se hicieron ayer para recordar el 24 de marzo por diferentes agrupaciones, recibió regalos de la gente de Ctera y los Centros de Estudiantes y siguió desplegando carisma.
“Cada día me sorprende más lo que se genera alrededor nuestro y de lo que es capaz el pueblo, tanto chileno como de otros países.” Palabra de Camila Vallejo, la nueva rockstar de la política sudamericana que llegó para quedarse.

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