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lunes, 12 de marzo de 2012

Publicidad oficial

Por Jorge Fontevecchia
 
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Fallo. El juez federal Ernesto Marinelli rechazó todos los argumentos del Gobierno.
Editorial Perfil tiene la mayor máquina de impresión de la Argentina después de las de Clarín y La Nación. Editorial Perfil tiene el mayor edificio entre las empresas periodísticas después de los de Clarín y La Nación. En Editorial Perfil trabaja la mayor cantidad de periodistas después de Clarín y La Nación. Pero Editorial Perfil, a pesar de que lo intenta tan repetida como frustradamente, no puede lograr tener un solo diario de todos los días.
Sin embargo, en estos años aparecieron nuevos diarios hechos por personas que no tenían ni máquinas, ni edificios, ni redacciones y prosperan sin parar. Y aparecieron también personas que no eran periodistas ni editores que compraron diarios existentes que sus dueños abandonaban porque ya no los podían mantener, y bajo esta nueva administración también prosperan sin parar.
¿Qué habrá pasado?
Y no es un caso sino cinco sólo en la Ciudad de Buenos Aires: los diarios Tiempo y El Argentino entre los nuevos; más Crónica, BAE, y The Buenos Aires Herald entre los “reciclados”. 
Y no es que Editorial Perfil tenga menos ganas, empeño, voluntad o conocimiento que el de estos casos mencionados. Prueba por todos los caminos posibles. Por ejemplo, al tratar de expandir el diario PERFIL a más días comprobó que sólo el domingo es autosustentable, los sábados ya son deficitarios, lo que indica que de lunes a viernes (cuando se lee menos) sería aún peor. La crónica postergación del diario PERFIL de todos los días la llevó, entonces, a probar con algo mucho menos costoso: un diario de sólo cuarenta páginas y sólo de lunes a viernes (mientras tiene su máquina de impresión desocupada), y además popular, o sea con menos costo editorial. Pero tampoco pudo. Intenta y trastabilla una y otra vez. Y es la empresa editorial  más grande de la Argentina después de Clarín y La Nación.
Si nadie pudiera, se podría decir que la culpa sería de Editorial Perfil por ser testaruda al no aceptar que los diarios en papel son objetos del pasado y nadie precisa ninguno nuevo (lo que también es parte de la verdad). Pero hay varios ejemplos de otros que sí pueden. ¿De qué conocimiento carecerá Editorial Perfil que los nuevos editores de diarios sí tienen? ¿Qué le faltará a Editorial Perfil?
Quizá todo lo explique el fallo que el juez federal Ernesto Marinelli produjo la semana pasada aplicando al Gobierno una multa  por incumplir el fallo de la Corte Suprema que ordenaba al Poder Ejecutivo que pautara publicidad oficial en los medios de Editorial Perfil respetando “un equilibrio razonable con aquellas publicaciones de análogas características”. Marinelli dictaminó que “habida cuenta del incumplimiento de la condena, corresponde imponer una multa compensatoria” que sea equivalente al precio de la publicidad que recibieron las publicaciones de características comparables. O sea, ordena al Gobierno publicar la misma publicidad que difunde en otras publicaciones y pagar una multa por todo lo que no publicó equivalente a lo que le hubiera costado publicarlo.
Para dar una idea, la editorial que publica los diarios Tiempo y El Argentino, como la que agrupa a Crónica y BAE, o Ambito Financiero y The Buenos Aires Herald, o Página/12 o Diario Popular, reciben por año entre 30 y 50 millones de pesos cada una. Editorial Perfil recibe casi nada desde el año 2004 e inició esta demanda a comienzos del año 2006. Llevamos ocho años de perjuicio, comenzando ya el noveno. Haciendo un promedio de cuarenta millones de pesos  por lo que reciben por año estos diarios, fácilmente se puede inferir que el diario PERFIL podría haber salido todos los días desde hace varios años y hasta el diario Libre hubiera corrido una suerte muy diferente a la que tuvo.
Vale aclarar que los diarios Clarín y La Nación ahora enfrentan un problema similar al de PERFIL pero los primeros seis años del kirchnerismo recibieron publicidad oficial sin problemas.
Se suma al castigo del Gobierno la discriminación a la que obligan a ciertos anunciantes privados, aunque haya que reconocer que cada vez menos. Sólo basta hojear diarios de los sábados (día que se concentran los avisos de las casas de venta) para darse cuenta. Por ejemplo, ayer Frávega y Garbarino –que nunca anunciaron en PERFIL– publicaron páginas en el diario oficialista Tiempo, cuya circulación es tres veces menor. 
¿Cambiará todo a partir de este fallo tan contundente y concreto de la Justicia? ¿Cumplirá ahora el Gobierno la nueva sentencia?
En Perfil.com dos lectores arriesgaron su propio pronóstico: “Y ustedes creen que les van a pagar? Ja ja ja... no seas inocente Fontevecchia. De todas formas, me alegra que todos los jueces no sean iguales”. “Me he sentado en un sillón cómodo... Avisen cuando Ella acepte que hay otros poderes en su reino y pague (o cuando la Suprema Corte se ponga pantalones largos).”
Con el mismo escepticismo que estos lectores, pregunté a los abogados que representan a Editorial Perfil en esta causa, el estudio que conduce Ezequiel Cassagne: ¿por qué sería esperable que el Gobierno que desconoció lo ordenado por la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal –que nos dio la razón en el año 2009– y que a partir del 2 de marzo de 2011 no cumple el fallo de la Corte Suprema que por unanimidad confirmó la sentencia de la Cámara, y además lleva un año desconociendo al máximo tribunal, ahora lo cumpla? ¿No estirará y estirará con distintas idas y vueltas judiciales, disimulando luego que cumple mínimamente para obligarnos a un nuevo reclamo judicial y hacer finalmente que los costos económicos de su incumplimiento los tenga que pagar el gobierno que lo suceda en 2015?
Los abogados insisten en que esta vez será diferente y que, aun con todas las idas y vueltas que pueda ensayar (por ejemplo Télam argumentó judicialmente que PERFIL es comparable a El Economista, una publicación especializada que sale sólo los domingos), como máximo hacia fin de año al Gobierno no le quedaría más alternativa que acatar y cumplir el fallo de la Justicia.
No quiero ilusionarme pero, si así fuera, se produciría un progresivo cambio en el ecosistema de medios en su conjunto. Porque lo de PERFIL debería irradiarse a todos los demás medios que comenzaron a ser discriminados en los últimos dos años. Y en ese caso, ya sin ventajas especiales, es probable que algunos medios oficialistas –o filo oficialistas o no críticos– decidan también ser más independientes.
¿Será posible?

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