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domingo, 1 de abril de 2012

NO ME VOY NADA

Como una nena caprichosa y orgullosa, la diputada de Famatina, Adriana Olima, se resiste a deponer su actitud y acusa a los vecinos de “intolerantes con mi forma de pensar”. Ante la Justicia Electoral, más de mil personas pidieron su destitución, y deben enfrentar a un gobierno de 3 poderes que le busca la trampa a la ley, para mantenerla en funciones, entregando electrodomésticos a cambio de apoyo minero.
En general, para amparar a un funcionario de un error, se utiliza una expresión políticamente correcta: “debe estar mal asesorado”. En cierta medida esta expresión elude decir directamente que tal o cual se equivocó o para decirlo en criollo, “metió la pata”. En todo caso, porque está mal orientado/a o porque nadie le explicó que su lugar está al lado del pueblo al cual representa. La diputada Adriana Olima se enfrenta a un pedido de revocatoria popular que, hoy por hoy, sienta un precedente en la historia política e institucional de la provincia y por qué no, del país.

Para decirlo de otra manera, si al pueblo no le agrada que un representante como dijo Omar Quinteros, cura párroco de Famatina: Olima ostente “de su poderío económico sacando y entregando planes (sociales), dando electrodomésticos a la gente y además, traicionó el respaldo popular entregado por el pueblo de Famatina”, puede enojarse, desaprobar o simplemente disgustarse con la situación. En cambio, si el mismo pueblo considera que es una acto que merece ser considerado porque atenta contra la representatividad de sus ciudadanos, tomará las medidas pertinentes para solucionar el problema.

Es así que la revocatoria popular iniciada hace algo más de dos meses en el departamento de Famatina, finalmente fue presentada ante el Tribunal Electoral de la provincia. Poco más de mil firmas, de un padrón total de 4.704 votantes (un 22% del padrón total de Famatina) fueron suficientes para cambiar la historia de una mujer que se creía invencible y de un pueblo capaz de hacer vanguardia política a través de un reclamo institucional.

“Víctimas”, de sus actos

No había una sola sospecha que permitiera dudarlo: a ella se la veía resplandeciente al asumir, miraba a todos orgullosa de sus logros, a los demás les quedaba la esperanza de encontrar en ella un representante que dejara huella en la capital para beneficio de todos los famatinenses. Pero las promesas iban a durar poco, hasta que no creció el césped allí por donde pasó Atila.

Si para la diputada Olima, “sólo se trata de una persecución en mi departamento para los que piensan distinto”, e incluso habla de que son “marcados” por los asambleístas. “Pensar distinto no es mal desempeño de función púbica. No creo que todo este tiempo yo haya hecho esto. Creo que represento el pensamiento y el mandato de la gente de Famatina”. Entonces, por qué un pedido de revocatoria popular, ¿simplemente por pensar distinto?. No es este precisamente un caso de ideas encontradas, sino más bien de las acciones que ha tenido la legisladora que han ido en contra de la voluntad del pueblo de Famatina.

Entonces la pregunta es ¿qué hay detrás de este derecho o facultad que asiste a los electores, que tiene por objeto la destitución de un funcionario o autoridad de elección popular antes que expire el período de su mandato, que requiere el acuerdo de la mayoría de los electores y que puede promoverse por diversas causas?

La revocatoria popular está en la Reforma del año 86, en al ARTÍCULO 83º de la CONSTITUCION PROVINCIAL. REVOCATORIA POPULAR: “El cuerpo electoral tiene el derecho de decidir la destitución o separación de aquellos funcionarios electivos que no han cumplido el mandato recibido o que por el mal desempeño en sus funciones han dejado de merecer la confianza depositada en ellos por el pueblo”.

Prácticamente 15 años estuvo dormida para recién reglamentarse. Como era de esperarse al poder político no le convenía reglamentar una facultad en que sea el pueblo quien anule un mandato cuando este no se cumple, por lo tanto, no había mayor interés en darle curso a la reglamentación.

Con el pedido de revocatoria de la diputada Olima, es la primera vez que se pone en efectividad la norma vigente. Para ser más didácticos, una norma vigente es la que está sancionada y se debería cumplir y una norma efectiva, es la que realmente se articula con la realidad y por lo tanto, se cumple. En la Rioja, hay antecedentes de juicios políticos (el más reciente, al ex gobernador Ángel Maza), de desafueros de diputados, y antecedentes de expulsión de los diputados, tal es el caso, de Raúl Carrizo de la Capital, quien fue expulsado por sus pares por inconducta ya que un fin de semana lo encontraron orinando en la vía pública, sospechamos que además de su conducta que dejó mucho que desear, este es el caso de un diputado justicialista que no era afín al oficialismo, entonces sobraron los argumentos para despedirlo.

Otro de los expulsados fue el diputado Arroyo de Chamical también por inconducta, este en cambio es el caso de un diputado que denunció a sus pares porque recibían sobresueldos (Eureka!). Como era de esperase, fueron los mismos diputados quienes sintiéndose ofendidos por tamaña acusación solucionaron la afrenta sacándolo del medio. Como vemos hay de todo en la viña de la política provincial.

Como dijimos, no se registran antecedentes de revocatoria popular en nuestra provincia, ni en cargos legislativos, ni en cargos ejecutivos, es la primera vez que el pueblo es quien le baja el pulgar a un representante elegido por él mismo. Pero como sabemos, errar es humano y buscar solucionar a los errores es más humano aún.

A través de este mecanismo de Democracia semidirecta, el pueblo tiene una herramienta para solucionar los tropiezos, después de todo, cualquier funcionario público debería ser consecuente con lo que promete y sobre todo con lo que hace, más en una sociedad como la nuestra, donde la mayoría de los representantes se manejan como si fueran parte de una corporación política y crean mecanismos de defensa para salvaguardar el sistema, aunque a veces se roce con la impunidad. Más allá de la presentación de la revocatoria y popular y todo lo que se ha generado alrededor de la imagen de Adriana Olima, cabe la duda sobre el progreso que tendrá dicha revocatoria, no por faltarle argumento legal al pedido, todo lo contrario, sino porque en dicha “corporación política” siempre va a estar la necesidad de cubrirse entre ellos, algo así como, “hoy van por vos y mañana por mí” ó “una mano lava la otra y las dos lavan la cara”.

Por parte del gobierno se habla mucho de participación democrática, de consenso, de buscar el diálogo pero en la realidad son sólo lindas frases para los discursos, porque a la corporación no le interesa que se ponga en la práctica un freno y que este, sea ejercido por el pueblo.

El caso de Olima además de un desgate público muy importante está acompañado de una pérdida de legitimidad que no es menor, aunque tenga el apoyo de sus pares por ese juego de compromisos y lealtades ante ciertas circunstancias, el pueblo ya tomó una decisión y no hay vuelta atrás, más allá de los resultados de la revocatoria.

“Todos los cargos de elección popular debieran ser susceptibles de revocación, como instrumento necesario para generar nuevos espacios de responsabilidad de las autoridades por el ejercicio de la función pública y con el fin de facilitar la identificación representante – representado. De esta manera, se genera el consenso popular y, por tanto, se fortalece la legitimidad de las autoridades elegidas, sus actos de gobierno y sus decisiones”. Desde hace algunos años esas herramientas, llamadas de democracia semidirecta, están al alcance del ciudadano para facilitar su participación en la toma de decisiones sobre asuntos públicos. Sin embargo, aunque se las utiliza profusamente en las principales democracias del mundo, en la Argentina su aplicación es escasa o nula. Y sobran dificultades cada vez que alguien pretende recurrir a alguna de ellas. Afortunadamente, en Famatina los obstáculos no son tales a la hora de reclamar lo que sus ciudadanos creen que es justo y necesario, demasiado es soportar la asfixia financiera al municipio impuesta por el capricho del gobierno provincial que afecta a todos y cada uno como para estar consintiendo que sea un representante quien, como dice el dicho: “patee para el arco contrario”.

¿Los unos, los otros?

Ahora bien, nadie puede dudar que tiene su encanto discutir las cosas, es una manera de tranquilizarnos a todos: a los unos y los otros. Nada más lejos que una batalla entre el bien y el mal, la revocatoria popular iniciada por los asambleístas defensores del Famatina y acompañada por gran parte del pueblo de Famatina, también desencadenó que aquella otra parte que está a favor de la diputada en cuestión, tuviera la necesidad de expresarse:

El texto del documento indica: “Los ciudadanos abajo firmantes, pobladores de Famatina, queremos a través de este medio, llamar la atención de la opinión pública de la provincia a los fines de dejar constancia que defendemos la gestión de la representante legislativa del departamento, Sra. Adriana Olima. Esta mujer, ante todo, no sólo ha resultado electa en un proceso democrático consagrado por la amplia mayoría de los ciudadanos de Famatina, sino que además, demuestra con constantes acciones su compromiso con cada uno de los pobladores, traducido en ayudas sociales, incentivo a las instituciones deportivas y educativas, becas a estudiantes, obras y servicios que contribuyen a nuestra calidad de vida”.

Como vemos hay argumentos variados también a la hora de defender a la diputada Olima, sin embargo, para cualquier lector avisado no pasará inadvertido que en dicho documento no figure ni una sola Ley propuesta por esta “representante legislativa del departamento”, después de todo no es lo mismo ser un diputado que un simple gestor.

“Yo los invito a ver lo que se hace en Famatina. El que me conoce sabe lo responsable que soy con el mandato, me extraña que piensen así. Más allá del tema minero, estoy al servicio de la comunidad, me llegan pedidos a casa y a la sede y tratamos de gestionar elementos para los que más lo necesitan. No hago ostentación con los materiales que entrego, sino que van con nombre y apellido para la gente que lo necesita, no tengo una SAPEM de electrodomésticos ni intento comprar conciencias con una heladera”, dixit Olima y todavía nos sigue haciendo ruido. Sobre todo, sabiendo que el gobernador le prometió la intendencia de Famatina, bajo su exclusiva obediencia minera.

En las alianzas políticas suele ocurrir, como con los matrimonios: la pasión dura poco. Y luego sólo queda aprender a congeniar en armonía. Salvo, que entre un tercero en la relación. La pregunta es la siguiente: ¿qué pasará ahora entre el gobernador y la diputada a fin de los intereses mineros del mandatario?, dicho de otro modo ¿recibirá la legisladora provincial todo el apoyo del gobierno ahora que ya no es un referente político en Famatina, sino todo lo contrario?. Otra: ¿el gobierno dejará que los órganos competentes den curso al pedido de revocatoria popular considerando que los medios nacionales (sobre todo de la oposición K) esperan ansiosos otra equivocación del mandatario provincial?.

Contaminación social

El, supo ser amo y señor de la Cámara de Diputados de la provincia. “El fin justifica los medios”, fue siempre su refrán preferido. Ella, supo ser la “diputada” de los famatinenses y caminar altiva por las calles del pueblo. Fue la elegida para “convencer” mediante la dádiva, sobre un proyecto megaminero sin precedentes en la provincia. Creyeron que nada se interpondría en sus planes. Pero los tiempos cambiaron y hoy al gobernador lo atemoriza no ser el gobernador de “todos” los riojanos como él creía después de su manipulada victoria electoral, aun así, no cede a pesar del costo político que puede tener su intransigencia. Ella, camina por su pueblo con custodia policial, sin poder mirar a los ojos a quienes un día confiaron en ella. Aún así, tampoco cede, sin importarle que nunca tendrá licencia social para cumplirle a su “señor”. Por otra parte, está el pueblo, quien no cede en nombre de las futuras generaciones y el derecho a elegir cómo vivir.

El futuro no es alentador. Dentro de un conflicto social, nadie puede estar tranquilo, sabiendo que mientras unos avanzan otros retroceden. Hay mucho por ganar y perder.

La noticia, un pequeño pueblo nuevamente decidió sin intermediarios, dejando de este modo un importante antecedente en la historia política e institucional de los riojanos. Desde el gobierno, buscaron con desesperación, catapultar dirigentes, cada vez más pequeños a los ojos de la opinión pública y lograron el efecto contrario.

El pueblo de Famatina, además de abrir una cuenta para sobrellevar a un municipio castigado, ahora pone en vigencia una herramienta democrática que establece que quien defrauda al soberano no merece representarlo. Y aunque ninguna megaminera se instaló, la sociedad ya está contaminada.

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