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lunes, 28 de julio de 2014

Infelices los niños - Grassi: pedofilia, política, ricos y famosos

¿Cómo se puede probar un delito privado y aberrante si nadie conoce la identidad de los niños afectados? Ahí está el secreto que guarda los privilegios del execrable hombre de sotana.
Jorge Boimvaser
Por Jorge Boimvaser
Periodista
Un político prominente le entregó un informe a un Ministro de Seguridad en el que describía políticas para salvaguardar la integridad de los niños en situación de calle. Fue durante un almuerzo. El Ministro no pudo ingerir alimento por el asco que le dio el compromiso de tener que hablar con semejante personaje.

El mismo ministro le contó el incidente a su jefe de policía. Le dijo que en ese momento quiso pegarle al político porque tenía la información de sus aberrantes actos privados con niños.

Omitimos los nombres porque el caso llegó a la justicia, pero es harto difícil conseguir testigos en la causa. Los niños son vejados en orgías y devueltos a la calle o a su lugar de alojamiento (si lo tienen). Pero mejor que vuelvan a donde los hospedan, porque ahí si cuentan el secreto y quizás ven en TV  a quienes participaron en ese ritual inmundo, todo queda entre cuatro paredes.


No nos atrevemos a decir que la "Fundación Felices los Niños"  ofrecían chicos alquilándolos a pedófilos de alto poder adquisitivo, varios ricos y famosos, no lo podemos probar en la justicia. Pero la vida ostentosa del curita del Oeste no es sólo por temas de blanqueo de dinero. ¿Cómo es eso? Sencillo, vos hacés una donación de dinero a una institución u ONG y ellos te entregan un recibo por una cifra mucho mayor a la que aporta. Una parte le queda al administrador de la fundación y vos le demostrás a la AFIP que ese dinero lo descontás a cuenta de impuestos.

Esto lo hace en la Argentina desde las empresas fantasmas del Cartel de Sinaloa  (los narcos mexicanos del "Chapo" Guzmán)  hasta el almacenero de la esquina de tu casa. Es como adquirir autos lujosos a nombre de personas discapacitadas. Tramas para lavar guita, hay miles.

Pero detrás de esos ojitos que hablan solos (mirá la foto de Grassi, su mirada macabra y decíme si le dejarías a su cuidado a tus niños). En Francia se estudia en criminología el lenguaje corporal de los delincuentes, y se comienza por los ojos y la mirada. Es casi como una huella digital.

Y en la Argentina siempre se habla de la pedofilia en las capas más bajas de la sociedad, pero esa aberrante costumbre tiene más adeptos entre gente pudiente, aunque no hay estadísticas comprobables. Y las estadísticas de los casos judiciales no son válidas, porque muchos de quienes son investigados por abuso de menores pagan mucho a los corruptos para seguir impunes.


Hace unos años conocimos a unos hackers que hacen maravillas metiéndose en informáticas ajenas. Nos contó un acuerdo que tienen con INTERPOL que explica un poco el sentido de este informe.

La confesión a grandes rasgos fue la siguiente (no es textual, solo el concepto): "Nosotros(los hackers)  tenemos acuerdos con INTERPOL, no nos metemos en cuentas bancarias ni desviamos fondos. Solo trabajamos en casos de espionaje y .contraespionaje industrial. No en casos políticos ni de entidades financieras. Pero a cambio de ello -por tener un tráfico intensivo en Internet- detectamos intercambio de informaciones sobre pedofilia y se las pasamos a la policía, y existe mucho y de gente poderosa. Pero no siempre llega a la justicia, los depravados pagan protección por eso".

¿Redordás el psicólogo Jorge Corsi, pedófilo de alta gama que compró su liberación cuando debería haberse muerto en cárcel por sus delitos contra niños?

No te estoy diciendo que "Felices los Niños" alquilaba sus chicos aricos y famosos y a cambio de eso aún Grassi maneja su negocio desde la cárcel.


Te cuento la historia y vos sacá tus conclusiones. Y si vas bloguear una opinión, no caigas en la imbecilidad de decirme que vaya a la Justicia y presente pruebas.  La justicia lo sabe, conoce cuál es el bunker político porteño donde se realizaban estas macabras reuniones de grandes con chicos. Pero hasta ahora no lograron saber la identidad y la posibilidad que los chicos hablen. Les tiraban unas golosinas y les infundieron terror para mantenerse en silencio. Los caramelos desaparecen, el terror permanece de por vida.

Infelices los niños con ese tipito que goza de privilegios carcelarios como nadie.

FUENTE:  http://www.diarioveloz.com

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