La
dimisión no está en los planes de Garetto, por lo que el secretario de
Comercio está empleando variantes más drásticas para conseguir la
ansiada desvinculación, sin detenerse en medir las consecuencias que el
desenlace puede desatar.
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Por: Aldo Norberto Bonaveri
@AldoBonaveri
@PregonAgro
El actual Gobierno nacional quedará en los anales como el más
autoritario desde el advenimiento de la democracia; la contante y
creciente injerencia en temas institucionales, gremiales y empresarios
que no le conciernen, forma parte del vademécum K y, a la hora de actuar
no reparan en recursos ni metodologías para concretar sus propósitos.
Los
hechos de intrusión completan una extensa nómina con diferentes matices
e instancias y, los avances no hacen distingos de competencias. Para
sólo mencionar algunos casos podemos citar: intromisión en el movimiento
obrero, generado divisionismo e impulsando la creación de centrales
adictas; interfiriendo en su propio partido, imponiendo candidatos en
claro desconociendo las potestades y autonomías provinciales; sometiendo
y condicionando al periodismo con la pauta oficial o, utilizando fondos
del erario público para contratar reporteros que le hagan el
panegírico; utilizar una mayoría circunstancial en el Congreso para
sojuzgar la Justicia, politizándola, etc.
Fuertes
embestidas fueron y están siendo direccionadas hacia entidades civiles
protagónicas; así es como intentaron imponer (sin éxito) a un presidente
en la Unión Industrial Argentina. Pero el apetito hegemónico no se
circunscribe a influir sobre sectores determinados. Con la recreación de
la Confederación General Económica “CGE”, en la que entronizaron al
cuestionado dirigente ruralista K, Ider Peretti, el secretario de
Comercio Interior, Guillermo Moreno, no deja de bregar por dotar a esa
entidad de una magnitud y peso específico que está muy lejos de contar,
pretendiendo que así que el empresariado orbite en la galaxia
oficialista.
La
obsesión de Moreno es otorgarle protagonismo a entidades que le
responden incondicionalmente: la Cámara de Productores y Exportadores de
Cereales y Oleaginosas “CAPECO”, creada en agosto de 2012 y que también
comanda Peretti y, la Cámara de Empresas Exportadoras de Cereales
“CEEA”, que conduce Miguel Saredi, con las que sumadas a la ya citada
CGE, procura limar la gravitación de la UIA, AEA, CIARA-CEC y CERA. Para
lograr su objetivo Moreno no titubea en fragmentar las organizaciones
antes mencionadas, restándoles empresas referentes, utilizando como
elemento de “seducción” beneficios en la repartija de cupos u otras
concesiones.
Con
relación al sector agropecuario, los experimentos para dividirlo y
resquebrajarlo se han multiplicado y constituyen la principal consigna
oficial. El cúmulo de tentativas se viene engrosando desde el 2008,
cuando el conflicto de la Resolución 125, para ello diferentes
funcionarios y, apelando a distintas estrategias lo intentaron sin
lograr su cometido. No obstante, desde el poder no están dispuestos a
cejar en tal aspiración; ahora el embate es contra Carlos Garetto,
presidente de CONINAGRO, a quien por interpósita persona el zafio
Guillermo Moreno le requirió la renuncia.
La
dimisión no está en los planes de Garetto, por lo que el secretario de
Comercio está empleando variantes más drásticas para conseguir la
ansiada desvinculación, sin detenerse en medir las consecuencias que el
desenlace puede desatar. El funcionario, avalado por la superioridad, se
ha impuesto romper a la Mesa de Enlace y ser el artífice de la
conquista; pretendiendo además acelerar los tiempos, a los efectos de
anteponerse a la protesta que con dudas y paciencia viene demorando la
conducción ruralista.
El
plan B de Moreno contempla dos alternativas: que sea la dirigencia de
la propia confederación quien persuada a Garetto de dar el paso al
costado, o en su defecto, que su entidad afiliada más poderosa, la
Asociación de Cooperativas Argentinas “ACA”, de el portazo retirándose
de CONINAGRO. Para forzar esta salida el funcionario arguye que la
sociedad conducida por Daniel Biga es favorecida por la discriminada
entrega de ROeS e, importantes créditos otorgados por el Banco Nación.
Incluso fiel a su patoteril compostura, el rudo funcionario tampoco se
inhibió de amenazar con lisa y llanamente con la intervención.
Cabe
consignar que ACA está integrada por 156 cooperativas de primer grado
asociadas, que nuclean aproximadamente 50.000 productores y, 34 Centros
de Desarrollo Cooperativo. Cuenta con una capacidad de almacenaje de
cereales y oleaginosas del orden de 7.000.000 de TT y 50.000 TT de
aceite. ACA es una importante exportadora, como así también proveedora
de sus propias industrias y de terceros. Tiene criaderos y semilleros,
plantas de acopios de granos diseminadas por varias localidades de la
pampa húmeda, proveyendo además todo tipo de insumos agropecuarios.
Como
terminará esta arremetida es toda una incógnita, como en todo ente
colegiado no existe unanimidad de criterios; si bien dentro de ACA hay
algunos consejeros que prefieren no confrontar con el Gobierno, la
mayoría de los dirigentes no suscribe al alejamiento de Garetto, ni
tampoco proclives a retirarse de CONINAGRO. Incluso en las bases, el
actual titular de la confederación tiene un gran predicamento,
precisamente por su profusa militancia en el cooperativismo y el
gremialismo rural, ejercido en la propia ACA.
La
magnitud de la cuestión excede el ámbito de las entidades directamente
involucradas; el absurdo proceder de Guillermo Moreno es un llamado de
atención para todo el sector agropecuario, e inclusive para las demás
organizaciones que invisten representaciones sectoriales. Si la
improcedente e injustificada intromisión logra consumarse, será un
pésimo antecedente y la plataforma que posibilitará próximos atropellos.
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