Dr. Arturo Illia:
Me dirijo a Ud. para hacerle llegar un cordial saludo y en especial, todo mi reconocimiento a su permanente preocupación por mi situación.
El Dr. Hipólito Solari Yrigoyen me ha comentado las reiteradas trabas que han opuesto los funcionarios del régimen para que Ud. pudiera verme nuevamente en este penal. A pesar del impedimento, quiero decirle que para mí es como si Ud. hubiera estado aquí, y esa solidaridad la aprecio en todo su inestimable alcance. La torpe actitud de los censores burocráticos no hace más que enaltecer su amistoso gesto.
El Dr. Solari Yrigoyen también me refiere lo principal de su actividad cívica en defensa de los derechos del pueblo. Asimismo, en varias oportunidades he podido leer declaraciones suyas sobre el momento que vive nuestro país; en particular me he sentido muy satisfecho por sus respuestas al cuestionario que le presentó el diario “La Capital” de Mar del Plata, y me permito extraer una frase de indudable significación para la actualidad.
“O defendemos el estado de derecho o aceptamos el estado de hecho, característico del actual régimen. Aquí caben toda clase de discriminaciones disimuladas y explicadas con un fariseísmo deprimente, que pretende transformar al ciudadano en súbdito”.
Así es. Los distintos tiempos y etapas que ha recorrido esta mal llamada Revolución Argentina, siempre se ha caracterizado por una concepción elitista y reaccionaria del poder gubernamental.
La voluntad soberana del pueblo ha sido permanentemente desconocida y escarnecida, con actos y atropellos que la historia no olvidará; pero ello no ha llevado a un sometimiento, ni siquiera a una subordinación de la vigorosa personalidad de nuestro pueblo..
Estamos viviendo un presente de lucha y sacrificios para construir un porvenir de paz y fecundidad. El hombre nuevo ya está en la calle con una correcta valoración de lo que debe ser una sociedad justa y aporta su fe, energía y combatividad para edificarla con urgencia. Los pueblos y naciones avanzan hacia superiores formas de vida y los argentinos no debemos quedarnos retrasados. Es preciso derrotar entonces a aquellos, que, como Ud. bien señaló, pretenden convertir al ciudadano en súbdito.
Estimado Dr. Illia, como puede apreciar, su significativa frase me ha llevado a este breve comentario. Sé que su límpida trayectoria ciudadana le da total autoridad para emitir ese juicio, y quienes, desde otro plano, pero con similar preocupación por las cosas del pueblo, coincidimos en tales apreciaciones, no podemos menos que destacarlas como se merecen.
Por último, quiero decirle que pese a esta arbitraria represión que se me aplica, me siento bien física y espiritualmente. Desde aquí coopero con mis compañeros en lo que me es posible, y espero confiado el día de la libertad para continuar como siempre en el trabajo y la lucha.
AGUSTIN J. TOSCO
Dr. Arturo Illia:
Me dirijo a Ud. para hacerle llegar un cordial saludo y en especial, todo mi reconocimiento a su permanente preocupación por mi situación.
El Dr. Hipólito Solari Yrigoyen me ha comentado las reiteradas trabas que han opuesto los funcionarios del régimen para que Ud. pudiera verme nuevamente en este penal. A pesar del impedimento, quiero decirle que para mí es como si Ud. hubiera estado aquí, y esa solidaridad la aprecio en todo su inestimable alcance. La torpe actitud de los censores burocráticos no hace más que enaltecer su amistoso gesto.
El Dr. Solari Yrigoyen también me refiere lo principal de su actividad cívica en defensa de los derechos del pueblo. Asimismo, en varias oportunidades he podido leer declaraciones suyas sobre el momento que vive nuestro país; en particular me he sentido muy satisfecho por sus respuestas al cuestionario que le presentó el diario “La Capital” de Mar del Plata, y me permito extraer una frase de indudable significación para la actualidad.
“O defendemos el estado de derecho o aceptamos el estado de hecho, característico del actual régimen. Aquí caben toda clase de discriminaciones disimuladas y explicadas con un fariseísmo deprimente, que pretende transformar al ciudadano en súbdito”.
Así es. Los distintos tiempos y etapas que ha recorrido esta mal llamada Revolución Argentina, siempre se ha caracterizado por una concepción elitista y reaccionaria del poder gubernamental.
La voluntad soberana del pueblo ha sido permanentemente desconocida y escarnecida, con actos y atropellos que la historia no olvidará; pero ello no ha llevado a un sometimiento, ni siquiera a una subordinación de la vigorosa personalidad de nuestro pueblo..
Estamos viviendo un presente de lucha y sacrificios para construir un porvenir de paz y fecundidad. El hombre nuevo ya está en la calle con una correcta valoración de lo que debe ser una sociedad justa y aporta su fe, energía y combatividad para edificarla con urgencia. Los pueblos y naciones avanzan hacia superiores formas de vida y los argentinos no debemos quedarnos retrasados. Es preciso derrotar entonces a aquellos, que, como Ud. bien señaló, pretenden convertir al ciudadano en súbdito.
Estimado Dr. Illia, como puede apreciar, su significativa frase me ha llevado a este breve comentario. Sé que su límpida trayectoria ciudadana le da total autoridad para emitir ese juicio, y quienes, desde otro plano, pero con similar preocupación por las cosas del pueblo, coincidimos en tales apreciaciones, no podemos menos que destacarlas como se merecen.
Por último, quiero decirle que pese a esta arbitraria represión que se me aplica, me siento bien física y espiritualmente. Desde aquí coopero con mis compañeros en lo que me es posible, y espero confiado el día de la libertad para continuar como siempre en el trabajo y la lucha.
AGUSTIN J. TOSCO
Me dirijo a Ud. para hacerle llegar un cordial saludo y en especial, todo mi reconocimiento a su permanente preocupación por mi situación.
El Dr. Hipólito Solari Yrigoyen me ha comentado las reiteradas trabas que han opuesto los funcionarios del régimen para que Ud. pudiera verme nuevamente en este penal. A pesar del impedimento, quiero decirle que para mí es como si Ud. hubiera estado aquí, y esa solidaridad la aprecio en todo su inestimable alcance. La torpe actitud de los censores burocráticos no hace más que enaltecer su amistoso gesto.
El Dr. Solari Yrigoyen también me refiere lo principal de su actividad cívica en defensa de los derechos del pueblo. Asimismo, en varias oportunidades he podido leer declaraciones suyas sobre el momento que vive nuestro país; en particular me he sentido muy satisfecho por sus respuestas al cuestionario que le presentó el diario “La Capital” de Mar del Plata, y me permito extraer una frase de indudable significación para la actualidad.
“O defendemos el estado de derecho o aceptamos el estado de hecho, característico del actual régimen. Aquí caben toda clase de discriminaciones disimuladas y explicadas con un fariseísmo deprimente, que pretende transformar al ciudadano en súbdito”.
Así es. Los distintos tiempos y etapas que ha recorrido esta mal llamada Revolución Argentina, siempre se ha caracterizado por una concepción elitista y reaccionaria del poder gubernamental.
La voluntad soberana del pueblo ha sido permanentemente desconocida y escarnecida, con actos y atropellos que la historia no olvidará; pero ello no ha llevado a un sometimiento, ni siquiera a una subordinación de la vigorosa personalidad de nuestro pueblo..
Estamos viviendo un presente de lucha y sacrificios para construir un porvenir de paz y fecundidad. El hombre nuevo ya está en la calle con una correcta valoración de lo que debe ser una sociedad justa y aporta su fe, energía y combatividad para edificarla con urgencia. Los pueblos y naciones avanzan hacia superiores formas de vida y los argentinos no debemos quedarnos retrasados. Es preciso derrotar entonces a aquellos, que, como Ud. bien señaló, pretenden convertir al ciudadano en súbdito.
Estimado Dr. Illia, como puede apreciar, su significativa frase me ha llevado a este breve comentario. Sé que su límpida trayectoria ciudadana le da total autoridad para emitir ese juicio, y quienes, desde otro plano, pero con similar preocupación por las cosas del pueblo, coincidimos en tales apreciaciones, no podemos menos que destacarlas como se merecen.
Por último, quiero decirle que pese a esta arbitraria represión que se me aplica, me siento bien física y espiritualmente. Desde aquí coopero con mis compañeros en lo que me es posible, y espero confiado el día de la libertad para continuar como siempre en el trabajo y la lucha.
AGUSTIN J. TOSCO
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