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sábado, 1 de junio de 2013

Los niños sin DNI:


 ...la cara más invisible de la pobreza

Agustín, de 18 años, no puede jugar al fútbol en un club por no tener DNI.. Foto: Aníbal Greco

 

Al no estar registrados, no pueden terminar el secundario, recibir ayuda del Estado, votar, viajar por el país, tener obra social o abrir una cuenta en un banco
Por   | Fundación LA NACION

Sufren la marginalidad más dolorosa porque son invisibles, inexistentes para la sociedad. Nacieron en el país y no obtuvieron su Documento Nacional de Identidad (DNI) ya que nunca fueron registrados o inscriptos al nacer. Totalmente excluidos e imposibilitados de ejercer plenamente sus derechos, se enfrentan a numerosos problemas y dificultades cotidianas que los sumerge a vivir en medio de la pobreza y la vulnerabilidad social, donde nadie los ve.
Según un informe realizado en el marco de los estudios Programa del Observatorio de la Deu­da Social Argentina de la Universidad Ca­tólica Argentina (UCA), en alianza con el Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (Iadepp), en la Argentina urbana se estima que el 1,6 % de los niños entre 0 y 17 años nacidos en el país no tiene DNI. Esto quiere decir que aproximadamente 168.000 chicos se encuentran sin ningún tipo de identificación que los ampare, y están alejados de la posibilidad de recibir una protección proveniente del Estado.
¿Quién más vulnerable que aquel que ni siquiera puede exigir el cumplimiento de sus derechos fundamentales como a tener una vida saludable, a poder participar en procesos de formación educativos y a no realizar trabajo infantil?
"El origen del problema está en la pobreza estructural que padece esta población. Pero es importante entender que la pobreza no se mide sólo en términos de ingresos económicos sino en la falta de herramientas propias para saber sobrellevar la adversidad. Estas personas carecen de esa capacidad y el Estado no entiende esto y les da otra cosa", sostiene Jorge Álvarez, presidente del Iadepp.
A su vez aclara: "Las razones que llevan a alguien a no tener DNI no son la ignorancia o falta de educación. Ellos tienen otras prioridades y objetivos distintos a quienes sí estamos incluidos dentro del sistema. El de ellos es un mundo infrahumano de supervivencia, y el nuestro es de pertenencia porque tenemos piso, techo, comida. No es que les falte predisposición, simplemente su realidad es otra".

UN SUEÑO POSTERGADO

"A Agustín lo he visto quebrado del dolor, llorando y diciendo: yo no soy nadie", cuenta su hermana Ana Karpiuk. Él la mira con cariño y explica: "No tengo la partida de nacimiento porque mi mamá biológica me abandonó apenas nací. Por eso en el Hospital Argerich sólo figura que ingresó una mujer que dice llamarse fulana de tal, la cual tuvo un varón y se dio a la fuga. Ella sufría problemas de adicción y además, tampoco tenía documento", cuenta Agustín de 18 años, en su cálida y humilde casa en la localidad de Boulogne.

 
Jesica y su hermano Jonathan, reclaman que a él no lo quieren operar por no tener DNI.. 
Su padre, Stefano, se hizo cargo de él cuando se enteró de la existencia de su hijo a los 25 días de haber venido al mundo, porque Agustín fue fruto de una relación extramatrimonial que él tuvo con otra mujer. Stela, la esposa de Stefano y la madre de Ana y sus otros tres hijos, decidió perdonar el engaño de su pareja dejando atrás el rencor. Apenas conoció a Agustín su corazón quedó conmovido y movilizado por su instinto maternal.
Este joven se supo ganar la simpatía de sus hermanos, convirtiéndose en el mimado de todos ellos. Pronto su familia comenzó a seguir los pasos necesarios para poder obtener su DNI. "Estábamos avanzando con todos los trámites y mi papá se enfermó de cáncer y murió de un mes para el otro. Entonces todo se complicó", comenta Ana.
Una de estas dificultades fue el ingreso de Agustín a la escuela ya que no lo querían aceptar debido a su falta de identificación. Afortunadamente Ana se amparó en la ley del niño y eso facilitó la buena voluntad del colegio. Si bien la inscripción en una escuela formalmente requiere que los interesados presenten un DNI y la libreta sanitaria, en muchos casos a los chicos indocumentados se les permite asistir a la escuela primaria bajo la condición informalmente expresa­da por sus directivos de que se regularice la situa­ción para la finalización del nivel educativo.
Agustín, que se encuentra actualmente cursando el primer año del Polimodal, expresa con una innegable tristeza en sus ojos: "Si termino la secundaria, no me pueden dar el analítico, al igual que el curso de computación que hice hace un tiempo. Tampoco pude recibir la netbook que el Estado les dio a mis compañeros por medio del plan Conectar Igualdad. Hay cosas cotidianas que se limitan, como jugar al fútbol que es lo que más me gusta".
No sólo le apasiona jugar al fútbol desde que tiene 7 años, sino que además posee una gran habilidad para este deporte. Así lo evidencian los numerosos trofeos que decoran el living de su casa. Hasta recibió tentadoras propuestas para probar suerte en importantes clubes como River y Tigre, pero no pudieron aceptarlo porque no contaba con DNI. Agustín se quedó una vez más afuera, sin otra opción más que postergar un sueño que lentamente comenzó a difuminarse, teniendo en cuenta que la edad es un factor clave para desarrollarse como jugador de fútbol profesional.
"A los 15 me empecé a sentir mal, estaba enojado. Me di cuenta que quería jugar a la pelota y no podía, quería salir a bailar y tampoco podía. No podía hacer nada, ni andar tranquilo por la calle hasta muy tarde. Una vez me agarró la policía y me preguntó por qué no tenía documento", recuerda Agustín. También se esfumaron las posibilidades de viajar a destinos cercanos como Mar del Plata o Entre Ríos, ya que incluso para moverse en micro de larga distancia necesita algo que no tiene: su derecho a la identidad.
Ana siente la herida de Agustín como si fuera propia: "No hay nada que indique que él existe, no tiene huellas digitales. Para la sociedad él no existe, para las instituciones él no existe. Pero Agustín es un ser humano, es mi hermano y tiene muchísimos derechos. La burocracia no le está permitiendo integrarse a la sociedad".

DEFENDER LOS PROPIOS DERECHOS

Poder Ciudadano es una fundación sin fines de lucro que trabaja por la defensa de los derechos cívicos y brinda asesoramiento gratuito a personas indocumentadas. Germán Emanuele, perteneciente a esta organización, sostiene: "En general, se trata de gente en condiciones de pobreza muy grande. Al no tener documento, se retroalimenta esa situación de exclusión social, porque por ejemplo no pueden tener un título escolar o conseguir un trabajo formal".
A su vez explica: "El documento es aquel que formaliza el vínculo entre el Estado y el ciudadano. Y las personas sin documento son un fantasma para el Estado. La gente que se encuentra sin documento es la que más marginada está, y por ende, son los que más necesitan hacer oír su voz pero paradójicamente no tienen derecho al voto".
Además de los problemas ya mencionados, la ausencia de DNI ocasiona inconvenientes en el acceso a los servicios de salud del sistema privado, quitando a los niños y jóvenes los beneficios de la obra social de sus padres. De todas formas en Argentina nadie, ya sea ciudadano argentino o extranjero, puede legalmente dejar de ser atendido en los servicios públicos de salud en caso de no tener documentos de identidad. Sin embargo, la historia de Jesica Moreira de 25 años y su hermano Jonathan de 10 refleja la vulnerabilidad de quien encuentra serias trabas para proteger su salud.
"Mi hermanito Jonathan tiene una hernia en los testículos y debe ser operado. Pero en el hospital me dijeron que no lo podían operar sin antes ver a una asistente social, porque él no tiene documentos, como yo. Y la asistente social me dijo que no podía hacer nada porque si le pasaba algo al nene ella quedaba como responsable", se queja Jesica un tanto indignada y otro tanto decepcionada.
Ella y su hermano Jonathan viven en el Partido de San Miguel y además de contar con escasos recursos para sobrevivir, sufren las consecuencias de ser indocumentados. "Mi mamá, es sordo-muda y ella no sabe expresarse sola, es analfabeta, entonces no nos pudo sacar el DNI a ninguno de sus 12 hijos, va.sólo a uno", explica.
Jesica se puso en campaña para obtener su identidad pero se encontró con una pesada piedra en el camino: Celina, su mamá, perdió el documento y la partida de nacimiento cuando se les inundó la casa donde vivían en la villa de Parque Alvear. "Entonces mi abuela le sacó un nuevo DNI pero con otro apellido, no sé cómo hizo realmente. Ahora mi mamá está anotada con dos apellidos diferentes, y eso nos trae problemas a nosotros", agrega.
Debido a la hernia que padece Jonathan, su familia decidió que no fuera a la escuela ni al jardín de infantes por el posible riesgo de que sufra algún golpe o esfuerzo y empeore su estado de salud. Por su parte, Jesica abandonó la primaria en quinto grado y sueña con poder terminar sus estudios algún día. "Yo tengo 25 años y estoy acostumbrada a andar sin documentos pero a mí me da lástima por él. Lo veo con ganas de ir a la escuela, quiere escribir, quiere hacer algo porque es muy inteligente. También es recompañero y muy trabajador, a veces lo ayuda a mi padrastro cuando sale con el carro a juntar cartón, pero yo no quiero que haga fuerza porque se puede lastimar", dice.
Hace unos años Jesica disfrutaba trabajar en una fábrica en San Martín, hasta que un día le exigieron el DNI para ponerla en blanco y ese fue el fin de su empleo formal. "Es una lástima porque yo me sentía bien ahí y ellos estaban contentos conmigo porque yo ponía voluntad. Cuando me echaron me enojé y me di cuenta que el documento sirve para todo".

OPORTUNIDADES DESIGUALES

Cuando nace un niño en Argentina, el trámi­te de su registro debe realizarse dentro de los 40 días ante el Registro Civil próximo al lu­gar del nacimiento. Pasados los 40 días, la inscripción está fuera del plazo legal y los padres pueden reali­zarla hasta los 12 años de edad del niño, con dos testigos que acrediten el vínculo, en el Registro Civil correspondiente al distrito donde se produjo el naci­miento. Una vez vencido ese plazo, es un juez el que debe autorizar esta inscripción con la intervención de un aboga­do.
Nahuel es el mayor de los cuatro hijos de Mariana Herrera y tiene 11 años. Por distintas razones, ella no pudo anotarlo en el Registro Civil dentro de los 40 días luego de su nacimiento. Al año su padre cayó preso y al salir de la cárcel no lo quiso reconocer. "Esa fue una traba porque me decían que el papá también debía presentarse. Además yo también tenía que cuidar a mis otros hijos que son chiquitos, especialmente a uno de ellos que nació con problemas en los riñones", cuenta Mariana.
La situación económica que vive su familia es difícil y junto a su actual pareja hacen malabares para sobrevivir y contar con un plato de comida caliente todas las noches. Sería ideal que Mariana pudiera recibir la Asignación Universal por Hijo que le corresponde por Nahuel, destinada a los hijos de las personas desocupadas, que trabajan en el mercado informal o que ganan menos del salario mínimo, vital y móvil. Pero este beneficio establece la corres­pondiente acreditación de identidad y Nahuel, a pesar de su constante sonrisa, no la tiene.
Como su hijo es menor de 12 años en el Registro Civil le dijeron que se tenía que presentar con 2 testigos. "Pero me hablaban todo rápido y nunca me explicaron bien", añade Mariana. Este año, en la nueva escuela a la cual se cambió Nahuel la directora los quiso ayudar y les recomendó que se contactaran con el IADEPP que asesora a personas sin documentos para que puedan obtener su derecho a la identidad.
"Yo quiero que Nahuel tenga el documento para que en un futuro pueda moverse, tener un trabajo, ser independiente. Mi pareja y yo salimos en el carro para juntar cartones, pero eso no es vida. Buscamos otra cosa para él, para que el día de mañana aspire a más y pueda tener otras oportunidades". Cuando su mamá termina de hablar, Nahuel le responde: "Igual yo no me voy a olvidar de ustedes dos".
  • 1,6%
    de niños indocumentados
    Según un estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA y el Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (Iadepp) existen en el país 168.000 chicos de hasta 17 años que no tienen DNI en el país, lo cual los deja a la deriva de cualquier protección por parte del Estado.

DIXIT

  • Mariana Herrera
    Madre de Nahuel
    "Yo quiero que tenga el documento para que en un futuro pueda moverse, tener un trabajo, ser independiente. Quiero que aspire a más y tenga otras oportunidades"
FUENTE:  http://www.lanacion.com.ar

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