ALFREDO LEUCO |
¿Se cumplirá el pacto de impunidad para que nadie importante vaya
preso? Esto es lo que más asusta a la presidenta. Casi todos lo ocultan
detrás del cierre de listas, pero este tema estuvo en las negociaciones
de las últimas horas. Es tan delicado que hay que escribir en puntas de
pié porque en forma más o menos explícita, todos participan. Desde
Cristina a Mauricio Macri pasando por Scioli y Massa. El núcleo de ese
entramado es que la corrupción solo lleve a la cárcel a personajes de
mitad de tabla o perejiles. Nadie quiere ocupar el lugar ni la celda de
Carlos Menem. Ricardo Jaime tiene todas las fichas para convertirse en
María Julia. Pero no mucho más. Lázaro Báez y Amado Boudou son balas que
pican demasiado cerca de Cristina. Y ese es el límite. Negociar estas
cosas sucias es lo que sacó de quicio a Cristina. Se siente humillada
porque para garantizar su impunidad y libertad tuvo que transar con
líderes que desprecia porque los considera neoliberales y mediocres.
Pero no tiene otro remedio porque esos son los nombres que todas las
encuestas dan como sus posibles sucesores. La garantía es que los
empresarios mas activos que capitanean la cartelización de los negocios
oscuros son los mismos en todos los casos. Pragmatismo inmoral mata
ideología. Y encima lo autojustifican como un convenio que garantiza
gobernabilidad.
Si no se analiza esto, también es muy difícil explicar el odio de la
presidenta hacia una justicia que la trató con guante de seda. Tres
magistrados la hicieron zafar de las acusaciones de enriquecimiento
ilícito y no hay un solo funcionario de la década ganada preso pese a la
megacorrupción de estado a cielo abierto. En este sentido el humor de
Nik es editorial y premonitorio. Su dibujo muestra a Aníbal Fernández
diciendo: “Necesitamos una Constitución para los tiempos que corren….
Para que después no nos corran los jueces, los fiscales, la policía,
INTERPOL”. Tragicómico pero real.
Cristina y sus talibanes acusaron a la Corte Suprema de Justicia de
ser corrupta, menemista y golpista. ¿Qué cosa tan grave ocurrió para
disparar ese ataque tan injusto, mentiroso e irracional? Nadie, nunca,
desde la recuperación democrática de 1983 se había atrevido a tanto. La
mujer más poderosa de la Argentina puso en marcha un plan sistemático
para destruir el mayor logro en términos institucionales de su marido
fallecido. Hay que negar demasiado la realidad para pensar que Carmen
Argibay, una de las primeras encarceladas por el terrorismo de estado,
pueda estar hoy en una conspiración destituyente. O que Carlos Fayt un
socialista de manos limpias alquile los cajones donde congelan los
expedientes. O que cualquiera de los integrantes del máximo tribunal
adhiera ideológica y éticamente al menemismo.
La desesperación extrema de Cristina empujó al vacío del ridículo a
su propia tropa.¿Cuál es el motivo de semejante despropósito
autodestructivo? Nadie salió tan erosionado en su credibilidad y
confiabilidad emocional como Cristina pese a la sobreactuación de sus
pasos de baile y los mohines de fingida alegría ¿Qué es lo que estalló
en la cabeza de una mujer tan inteligente? La realidad perforó el relato
y Cristina debió asumir que no podrá seguir siendo presidenta después
de 2015. Comprendió que el operativo de pinzas entre una justicia que
pone límites constitucionales y la rebelión de los intendentes
bonaerenses mas votados, cavó la tumba donde descansarán los restos de
su sueño de reelección y eternidad. Reaccionó de la única manera que
conoce: huyó hacia delante. En ese camino intentará aprovechar los
últimos meses de mayorías parlamentarias para aumentar la cantidad de
miembros de la Corte y con mayoría K, unificar los tres poderes del
estado en un “cristinato” que someta a la justicia, a los periodistas y
le permita quedarse a vivir en la Casa Rosada. Es exactamente lo mismo
que hicieron en Santa Cruz. Y no les fue mal. Multiplicaron como nadie
el poder y el dinero, las dos obsesiones de la sociedad matrimonial
entre Néstor y Cristina. Este es el núcleo del pensamiento de Cristina.
Si los medios y los jueces son golpistas cualquier cosa que se pueda
hacer contra ellos está justificada. Todo sea para evitar las dictaduras
mediáticas y judiciales. Por eso degradan los oficios de informar
verdades y de impartir justicia. Hasta hace poco en términos históricos,
cualquier funcionario era sumamente prudente y casi que pedía disculpas
cien veces antes de criticar a la Corte. Temían ser acusados de querer
presionar o de injerencia en otro poder. Hoy es un viva la pepa y el que
no sataniza a la Corte, no es un buen kirchnerista. Ese objetivo del
oficialismo está cumplido. Erosionaron las instituciones republicanas y
de control.
Ninguna candidatura puede analizarse fuera de este prisma ni de la
pelea de fondo: Cristina recorrerá la provincia como si fuera candidata y
Massa intentará polarizar al máximo para cepillar a De Narváez. ¿Será
el fin del kirchnerismo o el comienzo de su refundación? ¿Habrá un nuevo
candidato a presidente y conductor en el peronismo?
El otro objetivo que tiene Cristina a la hora de pegarse una y otra
vez la cabeza contra la pared es tener el final más heroico posible.
Despreciaría mirarse al espejo de una presidenta disecada que debe
entregar la banda y el bastón a un presidente que iniciará una nueva era
menos mentirosa y mas de derecha. Por eso provoca todo el tiempo.
Quiere victimizarse con cualquier reacción destemplada. Incluso con una
paliza electoral que, si se produce, la pondría nuevamente al borde del
mismo precipicio en el que se paró aquella noche de la 125 cuando
amenazó con el portazo. Su sueño perfecto es escribir el manual de
historia que leerán sus nietos y que esos textos digan que “Néstor murió
por la patria” y que ella “fue derrocada por la antipatria”. No quiere
ser la gil que junta la guita para pagar los sueldos y quedarse sin
guita. Por eso su acusación de que la Corte “en cualquier momento saca
una cautelar que impida votar” mas que denuncia es una expresión de
deseo. Difícilmente Manuel Belgrano sería kirchnerista. Dijo que “el
sentimiento de libertad es capaz de transformar en héroes a los
ciudadanos mas simples”. Algo de eso está pasando. Entramos en en zonas
de turbulencia que solo la soberanía popular podrá calmar.
FUENTE: http://www.alfredoleuco.com.ar/
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