FRACKING PROLONGANDO LA AGONÍA… ACELERANDO LA MUERTE
Por Luis Lafferriere
Docente universitario de economía
política / Director del Programa de Extensión “Por una nueva economía, humana y
sustentable” de la Fac. de Cs. De la Educación – UNER.
Desde el pasado año 2012 se viene
anunciando un plan de exploración del subsuelo entrerriano en búsqueda de gas
no convencional, lo cual llevaría al uso de la técnica del fracking, en el caso
de que se confirmara su presencia. Eso significaría el inicio de un proceso de
profundos cambios económicos, sociales y ambientales con terribles consecuencias
sobre el territorio provincial y su población.
Considerando que la extracción e
industrialización de hidrocarburos convencionales ya es una actividad
contaminante, cuyos impactos negativos se registran en distintos lugares del
país, el temor que ha generado este anuncio oficial (del uso de una técnica
mucho más depredadora y contaminante) llevó a numerosos sectores de nuestra
comunidad a movilizarse en procura de detener esos planes.
En ese marco se constituyó en
agosto del año pasado el movimiento por Entre Ríos Libre del Fracking, con la
participación de numerosas personas y organizaciones de la sociedad civil
(gremiales, ambientales, políticas, culturales, universitarias, etc), que viene
trabajando intensamente en el estudio del tema y en la difusión de información
en toda la sociedad.
La nueva tecnología para la
explotación de hidrocarburos no convencionales, conocida como fractura
hidráulica o fracking, consume un volumen extraordinario de agua (hasta 30
millones de litros de agua por cada pozo que se perfora), energía y químicos
(altamente nocivos), degrada el suelo, el aire y el agua, generando daños
irreparables a los ecosistemas y a las poblaciones. Son tecnologías que están
en etapa experimental y son cuestionadas en todo el mundo por sus impactos
inmediatos y por su incertidumbre, al desconocerse sus efectos a mediano plazo.
A raíz de los preocupantes
impactos ambientales comprobados en países como EE.UU. e Inglaterra, se ha
decretado la prohibición de estas técnicas en otros países como Francia y
Bulgaria, pero también dispuesto moratorias en algunos estados de EE.UU.,
Sudáfrica, Suiza, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y otros. También hay
estudios científicos que ponen de manifiesto la contaminación y los graves
impactos ambientales producidos donde ya se ha utilizado, de universidades
europeas y norteamericanas, además del propio Parlamento Europeo (estudio de
noviembre de 2011 solicitado por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y
Seguridad Alimentaria) y de la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de
los EEUU (informe publicado en diciembre del 2012).
Es enorme el peligro de esta
actividad extractiva, que en los lugares donde se usa provoca desastres y
termina con la vida de vegetales, animales y anticipa la muerte también de
muchas personas que se ven afectadas por la altísima contaminación. De ahí la
actitud inexplicable de algunos gobernantes, que cediendo a las presiones de
las grandes corporaciones se suman de manera criminal e irresponsable a esta
oleada de agresión al ambiente y a la vida.
¿Por qué este avance irrefrenable
de explotar los recursos hidrocarburíferas, a costa de la destrucción del
ambiente? ¿Hasta cuándo va a continuar este proceso, que ante la creciente
escasez de petróleo y gas convencional, se busca ahora los no convencionales?
Sucede que esos recursos
(petróleo, gas y carbón) son la base mayoritaria de la energía que consumimos
actualmente y que permite la vida humana en el planeta. Y esas reservas que
llevaron varios millones de años en formarse, la actividad humana las está
liquidando en apenas un siglo. Como consecuencia de ello, la quema de los
combustibles fósiles ha provocado una emisión gigantesca de gases de efecto
invernadero que está aumentando la temperatura media del planeta. Pero además,
ya se están agotando y no existen planes alternativos para reemplazar ese
irracional y descomunal consumo. Ya llegamos al cénit del petróleo (se alcanzó
la máxima producción y comienza su declive, aunque continúe aumentando sin
parar la demanda del mismo), en un par de décadas llega el cénit del gas y poco
más tarde del carbón. Y luego, ¿qué??
El fracking: entre el cénit de
los hidrocarburos y el cénit de la humanidad
El tema del fracking, como
técnica utilizada en la explotación de gas no convencional, se relaciona
directamente con la forma de funcionamiento del sistema económico en el que
vivimos y con las consecuencias que ha provocado esa dinámica en todo el
planeta. Gran parte del consenso científico afirma que el ser humano ha
superado varios de los límites planetarios, lo que pone en peligro la
supervivencia de la humanidad. Entre esos graves problemas se cuenta el
calentamiento global, el agotamiento de los combustibles fósiles y la creciente
escasez de otros bienes esenciales para la vida como es el agua potable.
El ser humano, como cualquier ser
vivo, necesita de la energía para subsistir. La energía básica del sol es la
fuente de la vida, pero a partir de ella se han ido generando en la Tierra
nuevas fuentes energéticas que posibilitaron el surgimiento de las diferentes
especies vivas, entre ellas el hombre. Éste ha utilizado en su evolución la
energía proveniente de los vegetales, de otros animales y de fuentes de energía
acumuladas en diversos bienes de la naturaleza que supo aprovechar en su
beneficio, como la biomasa y los hidrocarburos entre otros.
Sin embargo, con el avance
tecnológico impulsado por la dinámica de crecimiento incesante que impone el
sistema capitalista, en el último siglo se han ido explotando las reservas de
petróleo y gas de manera irracional, por lo que en muy poco tiempo (en términos
históricos) se comienzan a agotar recursos cuya formación llevó millones de
años para tenerlos a nuestra disposición. Hoy, las fuentes primarias de energía
disponibles que utiliza el ser humano en el planeta provienen en más del 85% de
los combustibles fósiles. Algo similar sucede en la Argentina.
Los hidrocarburos se vinculan a
los tres grandes problemas antes mencionados.
Por un lado, y como señalaba
precedentemente, la quema de los combustibles fósiles es la fuente principal de
generación de gases que agravan el efecto invernadero y aceleran el
calentamiento global, proceso que para el Comité de Expertos Intergubernamentales
sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas ya superó la barrera que
conducirá a un calentamiento gradual, indetenible e irreversible. Lo que
requiere un urgente y drástico recorte de la emisión de esos gases.
Por otro lado, también sostenía
que asistimos a un período histórico de agotamiento de los combustibles
fósiles, del cénit del petróleo (ya pasamos la posibilidad de expandir su
extracción, mientras continúa creciendo su demanda), luego de un par de décadas
el cénit del gas y luego del carbón. Frente a eso, no existe un plan B que
suponga el reemplazo de ese consumo gigantesco e irracional, lo que conducirá a
una situación muy probable de colapso.
En tercer lugar, la
sobreexplotación desenfrenada y sin ningún control de los recursos petroleros y
gasíferos está conduciendo a un proceso de contaminación de magnitudes sin
precedentes, no sólo del aire y de la tierra, sino también de los recursos
acuíferos indispensables para la vida. Hoy son más de mil millones las personas
con serias dificultades para el acceso al agua potable, y dos mil millones más
beben agua de dudosa calidad y peligrosa para la salud.
Frente a este panorama, la salida
que impulsan las grandes corporaciones y muchos gobiernos que se mueven al
compás de sus intereses, es buscar extraer las últimas “borras” que quedan en
el subsuelo para prolongar la agonía, haciendo más de lo mismo (o peor aún) con
una técnica de explotación tremendamente contaminante como es el fracking o
fractura hidráulica. Pero al hacerlo, está acelerando peligrosamente el camino
de la autodestrucción y terminando a un ritmo sin precedentes con recursos
esenciales y ecosistemas indispensables para la vida.
Por sus características técnicas
y geológicas, el fracking requiere de miles de pozos por año en explotación
para ser rentable y eficiente. Y cada uno de los pozos implica la inyección de
alrededor de 30 millones de litros de agua, con arena y toneladas de un coctel
de más de 300 químicos muy contaminantes (cancerígenos, mutagénicos, etc), que
harán explotar la roca y liberarán el ansiado gas (y con ello se multiplicarán
las enormes ganancias de las petroleras, a la par de la contaminación de la
zona donde se explota).
Un agravante adicional se
presenta en nuestra región, donde la posible reserva de gas no convencional de
la cuenca del chaco-paranaense, coincide con los límites del Acuífero Guaraní,
una de las reservas de agua potable más importantes del mundo. Eso significa,
de no lograr frenarse los planes de explorar y explotar esos recursos en nuestras
provincias, la casi segura ruina de los acuíferos, lo que conduciría a un
crimen ambiental gigantesco e irreversible.
De esta manera, y con el fin de
prolongar la agonía, postergando el inicio del colapso algunos años más, se
profundiza el mismo camino de depredación y contaminación, que sin ninguna
perspectiva de futuro sólo nos acelera la muerte en los lugares elegidos para
el sacrificio, como tributo al dios dinero en manos de los más poderosos del
mundo.
Que eso suceda o no, dependerá
del compromiso y de la participación activa del conjunto de la sociedad, que
puede optar entre seguir cómoda, pasiva e indiferente haciendo más de lo mismo
y mirando para el costado, o asumir la responsabilidad indelegable de luchar
por asegurar un futuro de vida digno para ésta y las próximas generaciones.
Podemos optar, porque nada está
predeterminado. Todo depende de lo que hagamos aquí y ahora.
Se puede elegir seguir por el
mismo rumbo, con una YPF SA “nacional y popular” que en alianza con las
petroleras más depredadoras del mundo (como Chevrón) no tienen ningún escrúpulo
en perforar cientos y miles de pozos y con el método del fracking hacer volar
las rocas del subsuelo, contaminando tierra, agua y aire, generando movimientos
sísmicos y posibilitando que continúe el saqueo y la acumulación de un puñado
de corporaciones del imperio. Para eso no hay que hacer nada, sino sólo mirar
hacia otro lado.
Pero también se puede elegir un
rumbo distinto, en defensa de nuestro ambiente, de nuestra salud y de nuestra
vida, pensando además en las futuras generaciones, para poder disfrutar por
mucho tiempo de los bienes comunes de la naturaleza de la cual formamos parte,
aunque las corporaciones deban resignar ganancias y los funcionarios corruptos
deban resignar el cobro de jugosas comisiones. Eso no sólo es necesario, sino
posible. Para eso tenemos que actuar, informarnos, unirnos, resistir, ser
protagonistas y buscar entre todos los cambios imprescindibles que requieren
esta economía y esta sociedad.
Nadie nos regalará nada. Todo
depende de nosotros…
Luis Lafferriere: Docente universitario de economía
política / Director del Programa de Extensión “Por una nueva economía, humana y
sustentable” de la Fac. de Cs. De la Educación – UNER.
Otras fuentes de información:
http://www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=3112111
http://www.youtube.com/watch?v=i9MOISFiAP4
http://blogs.lanacion.com.ar/ecologico/econoticias/que-es-el-fracking-que-genera-polemica/
http://www.funpat3mil.com.ar/documentos/opinionfracking
No hay comentarios:
Publicar un comentario