Powered By Blogger

Visitas

jueves, 24 de marzo de 2011

“La Triple A no preguntaba ni hacía juicio, directamente secuestraba y mataba”

ENTREVISTA - Cristina Ibáñez
Cristina Ibáñez, Licenciada en Psicología. Al poco tiempo de ejercer su profesión, vivió en carne propia la etapa más oscura y escalofriante por la que tuvo que atravesar la Argentina en cuanto a los derechos humanos.
Presa política en el año ‘74 y a dos días de celabrar la procesión de la Vigen del Valle, cayó detenida con la excusa de ser una de las mentes organizadoras de un complot que atentaba contra la vida de las primeras autoridades provinciales.
Durante sus largos días como prisionera pudo ser testigo de una serie de torturas y malos tratos de los que no estuvo exenta.
Hoy, en conmemoración del Día de la Memoria, habló con este medio y pudo dar a conocer su verdad, sus viviencias y las consecuencias que pagó por ser una mujer intelectual, y cuyo único delito fue compartir una ideología que apoyaba a las minorías desvalidas.
 
-¿Cómo fue su experiencia como presa política?
-En realidad yo fui presa del gobierno democrático, a mí me detienen el 6 de diciembre de 1974, durante el gobierno de Isabel de Perón. Varias personas que fuimos detenidas ese día, no nos conocíamos entre nosotras, salvo con uno u otra y solamente de vista. No había un vínculo de amistad y mucho menos político, y nos acusaron de un complot para asesinar al gobernador, al Jefe del Regimiento; de poner una bomba en la Catedral, en la Gruta de la Virgen y otra en Tres Puentes, es decir, una barbaridad la acusación. Supuestamente los que decían que sabían del complot, aseguraban que estaba pautado para realizarse el 8 de diciembre. Lo único concreto que hubo de todo eso fue que con semejante psicosis que generaron en la población, en el día de la procesión por algún motivo nunca escuché que nadie supiera lo que pasó. Dicen que cayó un cartel, otros que fue una bomba de estruendo, y otros dicen cualquier cosa. Sí sé que hubo una estampida de la gente que estaba en la procesión que desencadenó varios heridos, golpeados y todo lo demás.
-¿Qué estaba haciendo usted ese 6 de diciembre, minutos antes de que se la llevaran?
-Estaba trabajando, en ese momento me encontraba en el consultorio del hospital y fue de ahí de donde me sacaron.
-¿Qué fue lo que sintió en ese momento en que la llevaban presa sin ningún fundamento?
-Primero sentí mucho enojo, porque realmente no tenían justificación, es decir, era obvio que hace tiempo en el país ya habían entrado en conflicto dos modelos, dos ideologías, dos modelos de país diferente, uno que era el que triunfa y que quería entregar al país a los monopolios del neoliberalismo a ultranza, y el otro que tenía una posición más nacionalista, más en defensa de los intereses de la población, un gobierno que contemplaba más los intereses de la mayoría; pero ese fue derrotado.
-¿Tenía alguna inclinación política o partidiaria en ese entonces?
-Yo no tenía militancia en ningún partido político; desde que pude leer y definir una idea con la que me sentía identificada me incliné por las ideas marxistas, porque leí a Marx, a sus predecesores y sucesores, por lo que la consideraba una propuesta interesante, que realmente abarcaba y daba soluciones a los grandes problemas de las mayorías y no solamente de las minorías privilegiadas. Actuaba de acuerdo con lo que pensaba y aún sigo actuando así. Para mí, básicamente el tener una profesión era un esfuerzo de mi familia y mío propio, pero también era conciente de que para que yo pudiera llegar a eso hubo mucha gente que quedó atrás, por una injusta distribución de los recursos, de las posibilidades, y no por falta de capacidad.
-¿Cómo vivió todo ese proceso de torturas y cárcel hasta que pudo salir en libertad?
-Hasta que salí en libertad pasaron muchas cosas. En primer lugar nos acusaron y nos condenaron, no por el complot, porque no lo pudieron probar, pero sí cuando la Policía Federal y de la Provincia fueron a hacer el allanamiento en las casas de cada una de nosotras nos pusieron material, nos pusieron cosas, entonces nos condenaron por eso, básicamente por la supuesta tenencia de las mismas cosas que ellos colocaron. Por ejemplo, en mi casa metieron barras de explosivos dentro del horno de la cocina, por lo cual a mí me tendrían que haber metido de por vida en un psiquiátrico si es que guardaba dentro del horno de mi casa material explosivo, ¡era ridículo!
A cada una de las que estuvimos en esa causa nos pusieron cosas, y fue ese el motivo por el que nos juzgaron y condenaron. A mí me dieron cuatro años y medio de cárcel; a medida que iba pasando el tiempo veíamos que cada vez se iba poniendo peor y teníamos noticias del “Operativo Independencia” y de cómo se estructuraba la represión en las otras provincias. Evidentemente fuimos víctimas de esas políticas represivas que instaló el gobierno de Perón.
La ley 2840 la sanciona Perón, no es obra de los militares como se piensa; obviamente esa ley les sirvió a ellos para meter presa a un montón de gente sin tener ninguna acusación. El gobierno peronista la usó y los militares la usaron muchísimo más, para mantener presa a la gente que ellos habían secuestrado y que pasaban por los campos de concentración, los que fueron la inmensa minoría que hoy por hoy son desaparecidos.
Por otra parte, estaba todo el accionar de La Triple A que comenzó en el año ’74. La triple A directamente asesinaba, no preguntaba, no hacía juicio, directamente secuestraba, torturaba y asesinaba.
-¿Se podría decir entonces que la represión ya existía mucho antes de que los militares tomaran el gobierno?
-Por supuesto, lo que los militares hicieron fue intensificar esa represión y hacerla mucho más masiva que la del gobierno de Isabel de Perón, y endurecer todas las condiciones. Por ejemplo, a nosotras que estábamos presas nos quitaron el derecho a las visitas, estábamos totalmente aisladas en la cárcel. Entre nosotras había mujeres embarazadas, hubo mujeres que dieron a luz ahí en la Cárcel de Devoto, compañeras que tuvieron muchísimos problemas a la hora del parto debido a la tortura.
-Más allá de las torturas físicas, ¿cuáles fueron las peores humillaciones que le tocó vivir?
-Todo el mundo sufrió torturas físicas y psicológicas, y la humillación permanente era la de caminar mirando al piso, con las manos en la espalda. Nos prohibían mirarle la cara a los guardiacárceles, todo era parte de la misma paranoia que ellos tenían.
- Como estudiosa de la mente humana, ¿cómo hacía para mantener cierta postura de calma ante tanta violación de los derechos humanos, y no dejarse afectar por lo que vivía?
-Es imposible no afectarse porque se veía el sufrimiento permanente, estábamos aisladas, castigadas y todo por nada. No importaba el por qué nos castigaban, todo daba lo mismo, y bueno, llega un momento que cuando todo da lo mismo, da lo mismo.
No podíamos cantar, estaba prohibido tener diarios o revistas, no había música, radio ni televisión; no podíamos tener relojes, es decir, todo eso era parte de la política de destrucción que ellos tenían, de aniquilamiento psíquico, y lo tenían bien claro, porque jugaban con la desorientación en el tiempo, la pérdida de noción, con la desinformación total y con el aislamiento, porque cuando se les daba la gana nos quitaban las visitas.
-De todas las imágenes que le tocó presenciar, ¿cuál fue la que hasta el día de hoy no puede borrar de su mente?
-Una es verlas a mis compañeras cuando se las llevaban con el chaleco de fuerza, después de un brote psicótico; era horrible por que las sacaban a los empujones, ellas gritaban que las dejaran con las compañeras, obviamente las llevaban y las internaban en un psiquiátrico. Nunca supe que pasó después. Hubo otras compañeras a las que aparentemente les habían dado la libertad, pero nunca llegaron a su casa porque desaparecieron. Poco después sus cuerpos fueron encontrados en Uruguay, al parecer las corrientes del río las tiraron para la costa uruguaya. Con eso sabíamos que eramos rehenes y que no teníamos ningún tipo de protección.
-En una sola palabra, ¿cómo define el proceso militar en Argentina?
-Genocidio. Por cuestiones ideológicas los militares lo único que hicieron fue dar el golpe de estado y consolidar el poder para poder implementar un modelo neoliberal que hasta el día de hoy lo estamos sufriendo.

Nota diario El Esquiú.  24/3/2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario